Capítulo 18.

No cabe duda que los hermanos Záitsev tuvieron algo que ver con la destrucción de "Drelood". El grito que nos dio el hombre cuando estábamos huyendo me puse los pelos de punta, fue un grito de desesperación.

"Huyan, antes de que sea demasiado tarde"

Si me voy, ¿Qué sucederá con todas las personas que no saben lo que nosotras descubrimos?

No pienso cargar con el asesinato de miles de personas, Neardl es mi pueblo, mi hogar, es lo único, además de la casa que tengo de mis padres. No pienso huir, huir no es solución.

Quizás por esto es que vine, para luchar por el recuerdo de mis padres. El universo me trajo aquí por alguna razón de eso estoy muy segura.

Mi celular suena en la mesita de luz alertándome de una llamada, estiro mi mano y lo tomo, es una video llamada de Alana.

—¿Todavía seguís acostada? — Me pregunta cuando conteste.

—Tú también estás acostada.

—Estoy sentada, acabo de levantarme. No he podido dormir — me confiesa mirándome desde la pantalla.

—Yo tampoco.

Luego de que viniéramos, me di una ducha con agua tibia y traté de dormir, no dormí mucho tiempo. Sigo recordando ese pueblo, está como encarnado en mi mente. ¿Dónde están todas las personas? ¿Huyeron a tiempo o....? No quiero pensar en eso, espero que todos se hayan salvado.

—¿Qué vamos hacer?

—No tengo idea.

Por primera vez en mi vida, no sé qué rumbo tomar, tengo en claro que tomar una decisión apresurada lograra que todo salga mal.

—¿Y si hablamos con el alcalde?

—Él no puede hacer mucho, casi todo Neardl les corresponde a los hermanos — suspiro agotada.

—Estuve pensando que podríamos hacer como hacen en las películas enviar una nota anónima.

—Es una buena idea. Podríamos intentarlo.

—Yo me encargo de realizarla y después vemos cómo podemos llevársela al alcalde sin que los hermanos se enteren, y que no descubran que fuimos nosotras.

—Perfecto. Más tarde paso por tu casa para ayudarte.

—Jade, sé lo que intentas. No puedes estar todo el tiempo huyendo.

—No huyo.

—Claro.

Tal vez esté escapándome de mi tío y hermano, aún no los he perdonado. Entiendo que no hayan querido decirme nada para "Protegerme" ellos no se dan cuenta que duele más su silencio que la verdad, no puedo cambiar el pasado, pero no puedo no buscar la verdad, y eso haré.

Encontraré la verdad.

Después de despedirme de Alana, estoy sentada en mi cama con el diario de mi madre en mis manos. Me detengo en la hoja que debo leer, la doble un poco la punta para saber en cual me quede anteriormente.

"Querido diario:

Estoy tan cansada de siempre repetir lo mismo una y otra vez. ¿Es que no entiende que nos pone en peligro? Ya no voy a quedarme viendo cómo nos arruina".

¿Peligro?

"Querido diario:

Me armé de valor y tome una decisión, me voy a ir......."

Un grito proveniente del piso de abajo me sobresalta, por poco tiro el diario de mi madre. Colocó el diario en la cama y me encamino hacia afuera de mi habitación donde se escucha bullidos, cosas rompiéndose.

En el borde de las escaleras asomo mi cabeza para ver qué sucede, mi hermano está revoleando todo lo que encuentra a su paso y mi tío detrás suyo tratando de detenerlo.

—¡Sebastián! ¡Basta! ¡Tranquilízate!

—¡No me pidas que me tranquilice, ambos sabemos que ese...! Jade — sus ojos recaen en mí, se acomoda el cabello con su mano izquierda, un gesto que hace cuando está desesperado o nervioso.

—¿Qué está sucediendo? — preguntó mientras bajo las escaleras rápidamente llegando hasta donde están los dos. Esquivo algunos vidrios, libros y almohadones.

—No pasa nada, princesa.

—¿Nada? ¿Es enserio? ¿Qué le hiciste? — me acerco a Seba preocupada y tomo su mano, me regala una pequeña sonrisa.

—¿Qué? — escucho que mi tío pregunta dolido detrás de mí.

Volteo en su dirección arrepentida, que me haya ocultado información de mis padres no significa que deba tratarlo mal o echarle la culpa de todo lo que sucede.

—No quise decir eso — no dice nada, solo asiente con la cabeza. Vuelvo a mirar a mi hermano — ¿Qué sucedió loquito?

Sus ojos marrones al igual que los míos me miran decaídos, tiene los ojos cristalizados. Se me parte el corazón verlo así.

—¿Loquito? — insisto, lágrimas caen lentamente de sus ojos — Seba.

—Carla murió — balbucea cabizbajo.

Abro la boca sorprendida.

—Oh, lo siento mucho — envuelvo mis brazos alrededor de sus hombros y dejo que llore en mi hombro.

—"El día de hoy a las siete y veinte pm se encontró el cuerpo de una mujer de unos veinte años, fue encontrada cerca del bosque. Todavía no se dieron las causas de su fallecimiento. Les pedimos a todos los habitantes de Neardl que se queden en sus casas hasta nuevo aviso, atentamente la organización C.P".

Otra vez.

Otro asesinato.

Estoy sin palabras.

Lo poco que me dijo mi hermano es que Raúl el padre de Carla lo llamó preocupado porque desde hace veinticuatro horas no sabía nada de ella, Carla siempre le avisaba donde iba a estar o que estaba haciendo, no recibió ningún mensaje de ella por lo que se alarmó debido a la muerte de Hilen. La buscaron por los lugares que frecuentaba y nadie sabía nada, nadie la había visto. Volvieron a la casa para ver si estaba allá y cuando llegaron una patrulla estaba afuera esperándolo para decirle la peor noticia que un padre puede escuchar.

No puedo creerlo.

Ahora mismo estoy en mi habitación, aprovechando que Sebastián se encerró en su cuarto y mi tío se fue a buscar información a pedido de mí hermano.

—No puedo creerlo — tartamudea Alana impactada leyendo la misma noticia que acabo de leer yo, sus ojos azules dejan de mirar mí celular para verme — la detestaba, pero no se merecía esto.

Alana apareció en mi casa hace unos minutos, porque vio a su hermano llorando y Scott no le dijo nada por lo que vino a ver si mi hermano sabía algo.

—Ni Hilen, ni ella se merecían morir.

—Tenemos que hacer algo ya, ¿Y si así empiezan? Nos matan uno por uno, hasta que no haya nadie vivo.

—¿Crees que fueron ellos? — aplasto mis labios.

—¡Si! Carla siempre está pegada a ellos y si descubrió lo mismo que nosotras — me mira afligida y con una pizca de rabia — la mataron para callarla. Ya dos personas, dos mujeres mataron, no podemos quedarnos de brazos cruzados a esperar la siguiente.

Suspiro hondo.

Alana tiene razón, aunque parezca que estamos yendo a nuestras propias tumbas. Debemos ir hasta el fondo de esto y meter en una reja a ese maldito o debería decir a esos malditos. 

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***