No te vayas.

Parecía que ya tenía perfectamente planeada cada una de sus palabras, tanto que no dudó en ser el primero en hacer las preguntas.

La manera en la que sonreía y la postura relajada en la que ahora se encontraba me inspiró confianza.

Pero todavía me sentía algo nerviosa.

—Está bien, pregunte lo que quiera. —hablé tratando de aparentar algo de seguridad.

Él dió un sorbo a su café.

—Bueno, tu nombre ya lo sé, está en mi lista, así que, —hizo una pequeña pausa para pensar y luego me miró a los ojos. —¿Cuántos años tienes Némesis?

Una pregunta muy sencilla de responder.

—Diecisiete.

Me miró con incredulidad, como si pensara que estaba mintiendo.

—¿Realmente tienes diecisiete? —Me preguntó.

—Si, cumpliré dieciocho el veintinueve de agosto.

Él abrió los ojos un poco más en señal de sorpresa.

—Diecisiete años. —dijo entre dientes.

—¿Algo anda mal?

—¿Qué? No, —comenzó a ponerse nervioso. —no quiero que me malinterpretes, no te ves mal, de hecho te ves muy bien, solo, quiero decir, no aparentas esa edad.

—¿Y qué edad aparento? —le pregunté con tranquilidad.

—¿Veintitrés, tal vez? es que... —me miró de abajo hacia arriba rápidamente. —eres más alta que el resto de tus compañeras.

Lo pensé por un par de segundos, no me había detenido a pensar en eso.

Eso me hizo recordar que posiblemente tampoco aparentaba su edad, y entonces se me ocurrió qué preguntar.

Miré mis manos porque no me atreví a ver su rostro.

—¿Qué edad tiene usted?

—Veintisiete, —respondió con una amable sonrisa. —Cumpliré veintiocho en septiembre.

Al parecer no aparentaba ser joven, realmente lo era, tenía que decírselo, probablemente así él podría explicarme.

—Es muy joven para ser profesor.

Él sonrió y luego se recargó completamente en el respaldo de su asiento.

—Si, es que estudié mi universidad en un tiempo más corto de lo normal.

—¿Por qué? —pregunté.

—Porque me adelantaron a clases más avanzadas. —tomó un poco más de café. —Al terminar la universidad entré inmediatamente a esta escuela, alguien me recomendó con el director Anderson y él me aceptó enseguida. Necesitaba esta experiencia, y enseñar lo que aprendí sería una excelente manera de repasarlo para luego ponerlo en práctica.

Lo miré con curiosidad.

—¿Estudió Filosofía?

Él respondió instantáneamente.

—Administración de empresas, de hecho le doy esa materia a los grupos de segundo grado, pero sé algo de filosofía, poesía y teatro porque en mis ratos libres la estudiaba por gusto, así que para mí es un placer dar impartir esas materias.

Lo miré sorprendida, no podía creer que tuviéramos algo así en común.

—Yo suelo hacer eso, —dije con tal emoción qué sonreí ampliamente. —también me gusta todo lo que tiene que ver con poesía, filosofía, teatro, literatura, incluso música, así que leo sobre eso todo el tiempo.

Sonrió al escuchar eso.

—Mira nada más, sí que es una gran coincidencia.

—Pero, ¿Por qué no estudió formalmente todas esas cosas? —pregunté.

Miró el suelo un segundo y después me miró nuevamente.

—Porque tengo una lista de prioridades, y de haber sido así, no habría podido llevar a cabo la primera, que es darle todo a la mujer que me ha dado todo.

Ahí mi sonrisa desapareció gradualmente, pues no entendí que quiso decir con "La mujer que me ha dado todo." no sabía si hablaba de una posible novia o esposa, peor aún, temía que estuviera hablando de la chica con la que se encontraba hace unos minutos.

—Ah, tiene sentido. —dije sin muchos ánimos.

Ambos tomamos café al mismo tiempo, pero él terminó el suyo y puso la taza en el escritorio. Me miró a los ojos un par de segundos como si tratara de descubrir algo en ellos.

—Eres bastante seria Némesis.

No sabía cómo tomar ese comentario, pensé "¿Ser seria era algo malo, o era algo bueno? ¿por qué lo mencionó?" Decidí dar por hecho que lo había mencionado porque era evidente lo nerviosa que estaba.

Me sentí algo apenada por eso e incliné ligeramente la cabeza para ocultar mi rostro.

—Lo siento, es que no sé que decir, además es usted la primera persona con la que tengo una conversación desde que llegué aquí.

Él despegó la espalda de su asiento y se inclinó ligeramente en mi dirección.

—No, tranquila, está bien, admito que suelo hablar más de lo normal, pero ahora mismo tampoco se que decir.

Sonreí ligeramente y luego le dí un último trago a mi café, ya me lo había terminado. Él se dió cuenta y extendió sus manos para recibir mi taza.

La mantuvo en sus manos y la miró un par de segundos, luego levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los míos.

—¿Tienes novio?

Esa pregunta hizo que mi corazón se acelerara de golpe y mis manos comenzaran a sudar de los nervios, me reí con algo de pena.

—No, yo no... aún no conozco a nadie. 

Él sonrió como si le hubieran dado una buena noticia, luego mordió ligeramente su labio mientras miraba la taza en sus manos, ese gesto me dejó hipnotizada, casi pude verlo en cámara lenta, sus dientes superiores acariciando suavemente su labio inferior. Involuntariamente hice lo mismo, pero de forma casi imperceptible.

Él levantó la mirada una vez más.

—Eres hermosa e inteligente, seguramente ya conocerás a alguien que esté a tu altura.

"A mí altura", mi corazón latiendo a mil por hora me indicaba que alguien como él estaba más que a mí altura. Me pregunté si él también pensaba lo mismo y por eso se había atrevido a decir algo así.

Pensar en eso hizo que mis mejillas se ruborizaran y mi rostro se sintiera ligeramente cálido.

Sonreí amablemente y me límite a agradecer sus palabras.

—Gracias, profesor. —dije mientras lo veía a los ojos.

Él sonrió y puso mi taza sobre el escritorio.

Jugué con mis dedos por unos segundos, entrelazando y luego soltando, para luego frotar mis palmas ligeramente, esto lo hacía cada vez que me sentía muy nerviosa. Imposible no estarlo con esa misma pregunta dando vueltas por mi mente, también quería saber si el estaba en alguna relación con alguien.

Me apoyé sobre mis pies para acomodarme en el asiento, y respiré profundamente evitando que él lo notara.

—¿Qué hay de usted? —sentí que mi garganta se calentó después de decirlo.

—¿Qué?

Tragué saliva y por fin le solté la pregunta.

—¿Está casado, o al menos sale con alguien?

Él sonrió como si lo que acabará de decir le hubiera causado gracia.

Yo lo miré atentamente esperando una respuesta, pero él no respondió de inmediato, me miró atentamente el rostro, como si examinara cada una de mis facciones. Eso provocó que comenzara a sentir una oleada de calor con epicentro en el pecho. Nunca antes me había sentido así, jamás, eso era completamente nuevo para mí, pero me sentía increíblemente bien.

Entonces el profesor sin dejar de mirarme respondió mi pregunta.

—No, no tengo esposa, tampoco novia.

Mi corazón comenzó a latir con intensidad, incluso podía escucharlo.

Se levantó de su asiento y, tras dar un solo paso, comenzó a inclinarse frente a mí, colocando ambas manos a cada lado de mi asiento.

—Pero... —hizo una pausa prolongada y vió mi rostro con atención.

Yo me quedé completamente inmóvil, no sabía que estaba pasando, pero había algo que me obligaba a querer saber cómo iba a terminar.

—Algo me dice que estoy muy cerca de encontrarla, y una vez que lo haga, no pienso dejarla ir.

Sus ojos se posaron en mis labios y mi corazón se aceleró de golpe. También miré sus labios, y sin darme cuenta, me estaba acercando muy lentamente. Comenzó a bajar ambas rodillas hasta que llegó al suelo, yo no hice más que mirarlo y quedarme completamente quieta. Se acercó despacio hasta que su rostro quedó frente al mío y casi podía sentir su respiración.

Era más que evidente lo que estaba a punto de pasar, pero no estaba del todo segura, no hasta que sentí su aliento impactarse contra mis labios, fué entonces que supe que ya era inevitable, iba a suceder.

Estaba tan contenta, que no pensé en nada más, asi que solo cerré los ojos y en cuestión de segundos sus labios se encontraron con los míos, y la suavidad de su contacto se transformó en una caricia.

Un cosquilleo me invadió mientras me besaba con dulzura y su mano acariciaba mi mejilla.

También quería sentir su rostro, quería asegurarme de que fuera real, de que en realidad estuviera pasando, así que puse mis manos en su rostro. La calidez y suavidad de su piel eran increíblemente agradables al tacto.

No quería detenerme ni que él lo hiciera, solo quería seguir besándolo como si el resto del mundo no existiera. Recordé la primera vez que besé a un chico, no se comparaba en absoluto, el profesor lo hacía mucho mejor.

En ese momento, me di cuenta de la gravedad de la situación. Abrí los ojos y pensé: “¿Qué estoy haciendo? Esto está muy mal, él es mi profesor”.

Apoyé mis manos en sus hombros y me alejé, empujándolo con fuerza suficiente para poner distancia entre nosotros.

Mi respiración era como la de un corredor de maratón, y la suya no se quedaba atrás. Me miró sin decir nada, y aún así, parecía preocupado por mi reacción.

Al verlo no podía creer lo que acababa de suceder. Me levanté de mi asiento y sin quitarle la mirada retrocedí en dirección a la salida. Sus ojos llenos de culpa no dejaban de mirarme, y yo no sabía si debía decir algo.

Se puso de pié y dió un par de pasos hacia mí.

—Perdoname, no sé en qué estaba pensando, no sé que me pasó, ni por qué lo hice, —sus ojos ahora eran suplicantes. —no te vayas.

Lo miré un par de segundos sin decir nada, sentí que bebía decir algo, pero no sabía qué con exactitud, ni siquiera sabía cómo debía reaccionar, asi que giré el picaporte de la puerta.

Él dió un paso hacia mí y eso hizo que yo actuara aún más rápido y decidiera salir de ahí lo más pronto posible.

Corrí a lo largo del pasillo sin mirar atrás, y al dar vuelta hacia el otro pasillo vi un par de personas, así que me frené de golpe, luego comencé a caminar.

Sabía que no era así, pero mientras más caminaba y más personas había, sentía que me miraban, como si supiesen lo que había hecho.

Unos cuantos minutos después vi la puerta de mi dormitorio, y fué un pasillo largo de recorrer, parecía eterno, esto porque sabía que solo ahí estaría en paz.

Curiosamente en esta ocasión el encierro me generaría tranquilidad, contrario a la razón por la que había decidido estar en una escuela lejos de mi hogar.

Por fin llegué a mi puerta, la abrí y sentí alivio al estar dentro de mí dormitorio, tanto que al cerrar la puerta me recargué sobre ella.

Cerré los ojos un par de segundos y luego vino a mi mente el profesor, específicamente vino a mi mente la suavidad con la que me había besado y la forma en la que había acariciado mi mejilla mientras lo hacía. Sonreí de inmediato, no había sido mi imaginación, ¡El profesor y yo nos habíamos besado!

Abrí los ojos y me acerque a mi cama para luego sentarme sobre ella, ahí respiré profundamente y exhalé con tranquilidad.

Sabía que lo que había hecho, en definitiva no estaba bien, aunque había sido lo más emocionante que me había ocurrido en la vida. La preocupación, la culpa, y el miedo se apoderaron de mí, pensé: ¿Qué pasaría si alguien se llegase a enterar? probablemente me expulsarían, o también podrían despedir al profesor.

No fue nada agradable pensar en eso, la culpa se volvió más intensa.

Me levanté y me dirigí al baño, pensé que con una ducha caliente podría relajarme y despejar mi mente.

Salí de la regadera completamente relajada, tomé mi bata de baño y me sequé el cabello con una toalla hasta que dejé de gotear.

Me pare frente al tocador, y me miré al espejo, me acerque a mi reflejo y me ví muy de cerca, quería saber qué era lo que él había visto en mí.

No logré ver nada de otro mundo, me veía completamente ordinaria, mis ojos marrones bastante comunes, mi cabello negro y ondulado sin mucha gracia, mi piel pálida por la falta de sol. Me alejé del tocador con algo de decepción de mí misma, después me dirigí a mi cama y me senté sobre ésta.

Me quedé viendo el suelo por un par de minutos y luego vi mi teléfono, fué entonces cuando recordé que no había llamado a mi madre, quería escuchar su voz, no había estado lejos de ella por tanto tiempo, también quería contarle lo que había sucedido, claro que no iba a hablarle de lo que pasó con el profesor, solo le hablaría de como había sido mi primer día de clases. De hecho, mi madre jamás se había enterado de mi vida personal, porque yo siempre solía mentir para evitar problemas, aunque a la larga el no hacerlo me había traído más problemas de lo normal.

Estaba a punto de presionar el icono de llamar, cuando de repente escuché que alguien había tocado mi puerta. No tenía idea de quién podría ser, tal vez algún vecino de las habitaciones de al lado. Me levanté de la cama y abrí la puerta rápidamente.

Me quedé helada cuando lo ví, parecía una broma.

El profesor estaba frente a mí con ambas manos tras la espalda y una postura erguida, mi piel se erizó e inevitablemente di un paso hacia atrás.

—Hola. —dijo con un poco de pena.

Mi corazón comenzó a latir como loco y mi garganta se secó de golpe, por más que quise, no pude responder, solo me quedé en silencio y mantuve el contacto visual.

—Lo siento no era mi intención incomodarte, mucho menos asustarte. —me habló con seguridad.

Seguí sin decir nada.

—Olvidaste algo. —dijo mientras sacaba las manos de su espalda y me extendía el libro que me había obsequiado. 

Miré el libro y luego lo tomé entre mis manos sin decir nada aún. Seguía totalmente impactada con su sola presencia, pero también estaba sorprendida porque supo con exactitud cual era mi dormitorio.

—Respecto a lo que pasó, —mordió ligeramente su labio inferior como si quisiera obligarse a sí mismo a no decir nada. —hagamos como que nunca pasó, yo... te aseguro que no se volverá a repetir.

Sonó como una promesa, y eso me asustó, una que resonó en mi cabeza por unos cuantos segundos, ”No se volverá a repetir". Sentí un dolor punzante en el pecho, como el de una daga hundiéndose en mi corazón. No había nada que pudiera decir, lo que había dicho parecía ser lo correcto.

Bajé la cabeza, aceptando la situación con resignación

—Está bien. —dije con voz débil.

Levanté la mirada nuevamente tan solo para ver su reacción. Él me estaba mirando cómo si estuviera esperando alguna otra respuesta, como si estuviera seguro de que diría algo más.

Se suponía que alejarse y hacer como que nada pasó era lo correcto, pero no lo parecía, se sentía horrible, como si me estrujaran el corazón y lo arrancaran de mi pecho.

Él había generado en mí algo que jamás había sentido, deseaba regresar a ese instante en el que me besó y poder congelar ese momento. Había revivido algo que hace tiempo no vivía en mí, su beso le había devuelto la vida a mi felicidad, una razón para creer que no estaba destinada a sufrir toda mi vida.

—Bien, —dijo de repente e interrumpió mis pensamientos. —adiós entonces, Némesis.

Tragué saliva con mucha dificultad.

—Adios. —dije con un hilo de voz, y luego él se alejó.

Mientras veía como se alejaba, no podía creer que estaba dejando que se fuera sin decirle lo que sentía. Cerré la puerta lentamente y luego apreté el libro contra mi pecho.

Caminé hasta la cama muy despacio y luego me recosté sobre ella.

Al ver el libro pensé en comenzar a leerlo, pero no podía empezarlo sabiendo que no había podido terminar el anterior, y lo peor de todo es que estaba segura de que no podría concentrarme lo suficiente como para poder terminar el primero. A pesar de eso quise intentarlo, saqué mi libro de la mochila y continué donde me había quedado; Tan solo conseguí avanzar tres páginas, lo demás lo leí sin comprenderlo, fué ahí donde me dí cuenta de que debía parar.

Guardé ambos libros en mi mochila y después me recosté sin hacer nada más que mirar el techo de mi dormitorio, cansada de ver lo mismo por varios minutos, cerré los ojos y entonces comencé a recordar aquel momento tan maravilloso en el que sentí su aliento sobre mis labios, luego esa hermosa sensación de sus labios sobre los míos, y sus manos acariciándome el rostro con ternura.

Entonces abrí los ojos y volví a mi realidad, no sabía cómo sentirme, ¿Qué tal si él solo estaba tratando de aprovecharse de mí? Pero los ojos no mienten, y él me veía con dulzura, cuando tuve la oportunidad de negarme no lo hice, porque en el fondo yo quería que lo hiciera.

Era innegable, en definitiva había sido algo que los dos deseábamos que pasara, y estaba feliz de que en serio hubiera pasado, aunque me sentí con un vacío en el estómago al saber que tal vez esa podría ser la última y única vez que pasaría eso.

Eso me mortifico por un par de horas, pero descubrí sin querer, que ya me estaba enamorado de su recuerdo y de lo poco que conocía de él, sus ojos color miel, su cabello castaño ligeramente ondulado, sus cejas perfectamente pobladas, su sonrisa dulce, su nariz, sus mejillas, sus labios, su mandíbula, su barbilla, su cuello, sus hombros, su pecho, sus brazos, sus manos, ¡Dios! absolutamente todo de él hacía que mi corazón fuera cada vez más rápido de solo recordarlo.

Quería dejar de pensar en eso porque mi estómago se sentía muy pesado y tenía miedo de que lo que había sucedido pudiera meterlo en problemas.

Se me fueron las horas pensando en él hasta que se hizo de noche. Me cubrí con la sábana y cerré los ojos hasta que poco a poco logré quedarme dormida.

Al día siguiente me levanté deseando que lo que había sucedido fuera real, porque tenía la sensación de que todo había sido un sueño, y sentir eso no me gustaba en absoluto.

Me levanté de la cama y me dirigí al baño, ahí tomé una ducha.

Y mientras mi cuerpo se empapaba en su totalidad comencé a pensar en el profesor, tenía muchas ganas de verlo, sabía que tal vez ya ni siquiera podríamos dirigirnos la palabra a no ser que fuera por cuestiones académicas, pero verlo al menos me daría un poco de alegría, hasta que con el tiempo simplemente dejara de gustarme.

Salí de la ducha y me puse de pié sobre el tapete del baño mientras me cubría con una bata, después comencé a cepillar mis dientes.

Mientras me veía al espejo hablé conmigo misma.

—Olvida lo que pasó, por el bien de los dos, olvídalo.

Terminé de vestirme y arreglarme, entonces respiré profundamente y cerré los ojos antes de salir de mi dormitorio.

—Tu puedes. —me animé yo misma.

Salí de mi dormitorio, abrí los ojos y caminé a lo largo del pasillo.

Iniciaron los días más difíciles e incómodos de todos.

La primer semana fué una verdadera tortura, mi estómago se volvía pesado con cada una de sus clases, los nervios se apoderaba de mí y por más que quise, no fuí capaz de verlo por mas de medio segundo, me sentía avergonzada, como si todo el mundo estuviese enterado de lo que ocurrió.

La segunda semana llegó y mis sentimientos no parecían desaparecer, aún sentía que aquel beso había sido lo mejor que me había pasado, eso me preocupaba pues se suponía que con el pasar del tiempo dejaría de sentir algo por él, pero por el contrario, mi deseo de revivir el momento era más fuerte que el de superarlo.

El día Jueves de la tercer semana llegó, creí que para este punto ya debía haberlo superado, pero cuando pensaba en él sentía mariposas en el estómago y mi rostro se sentía caliente por la sangre que se acumulaba en mis mejillas.

Estaba cepillando mis dientes, cuando de repente alguien tocó mi puerta.

Rápidamente escupí lo que tenía en la boca.

—Un momento. —avisé.

Tomé un sorbo de agua y enjuagué mi boca rápidamente. Después de escupir, me sequé con una toalla de manos y me dirigí a la puerta.

Abrí la puerta cuidadosamente y al no ver a nadie la abrí en su totalidad. Miré hacia la izquierda y luego a la derecha, pero seguía sin ver a nadie.

Dí un paso hacia enfrente y entonces sentí algo bajo mi pié. Vi hacia abajo, me dí cuenta de que había una carta y junto a ella una bella rosa roja. Mi piel se erizó al verla.

Miré a ambos lados una vez más y después me agaché para tomar la carta y la rosa. Me puse de pié rápidamente, luego entré al dormitorio y cerré la puerta antes de que alguien pudiera verme.

Más populares

Comments

Lita Wellington

Lita Wellington

es delicioso lo prohibido pero amargo cuando despiertas

2024-01-21

2

Tere.s

Tere.s

foto del profe

2023-05-25

0

Yanet Pinedo

Yanet Pinedo

Muy buena ami me encantas las novelas donde las mujeres son muy joven inesoertas

2022-11-07

0

Total
Capítulos
1 Vaya coincidencia.
2 ¿Te gusta el café?
3 No te vayas.
4 Dime que no estoy soñando.
5 Es una sorpresa.
6 ¿Quieres que te muestre cómo lo hago yo?
7 No te contengas, yo quiero escucharte.
8 Mucho gusto Ben.
9 Eres mía.
10 #10
11 #11
12 #12
13 #13
14 #14
15 #15
16 #16
17 #17
18 #18
19 #19
20 #20
21 #21
22 #22
23 #23
24 #24
25 #25
26 #26
27 #27
28 #28
29 #29
30 #30
31 #31
32 #32
33 #33
34 #34
35 #35
36 #36
37 #37
38 #38
39 #39
40 #40
41 #41
42 #42
43 #43
44 #44
45 #45
46 #46
47 #47
48 #48
49 #49
50 #50
51 #51
52 #52
53 #53
54 #54
55 #55
56 #56
57 #57
58 #58
59 #59
60 #60
61 #61
62 #62
63 #63
64 #64
65 #65
66 #66
67 #67
68 #68
69 #69
70 #70
71 #71
72 #72
73 #73
74 #74
75 #75
76 #76
77 #77
78 #78
79 #79
80 #80
81 #81
82 #82
83 #83
84 #84
85 #85
86 #86
87 #87
88 #88
89 #89
90 #90
91 #91
92 #92
93 #93
94 #94
95 #95
96 #96
97 #97
98 #98
99 #99
100 #100
101 #101
102 #102
103 #103
104 #104
105 #105
106 #106
107 #107
108 #108
109 #109
110 #110
111 #111
112 #112
113 #113
114 #114
115 #115
116 #116
117 #117
118 #118
119 #119
120 #120
121 #121
122 #122
123 #123
124 #124
125 #125
126 #126
127 #127
128 #128
129 #129
130 #130
131 #131
132 #132
133 #133
134 #134
135 #135
136 #136
137 #137
138 #138
139 #139
140 #140
141 #141
142 #142
143 #143
144 #144
145 #145
146 #146
147 #147
148 #148
149 #149
150 #150
151 #151
152 #152
153 #153
154 #154
155 #155
156 #156
157 #157
158 #158
159 #159
160 #160
161 #161
162 #162
163 #163
164 #164
165 #165
166 #166
167 #167
168 #168
169 #169
170 #170
171 #171
172 #172
173 #173
174 #174
175 #175
176 #176
177 #177
178 #178
179 #179
180 #180
181 #181
182 #182
183 #183
184 #184
185 #185
186 #186
187 #187
188 #188
189 #189
190 #190
191 #191
192 #192
193 #193
194 #194
195 #195
196 #196
197 #197
198 #198
199 #199
200 #200
201 #201
202 #202
203 #203
204 #204
205 #205
206 #206
207 #207
208 #208
209 #209
210 #210
211 #211
212 #212
213 #213
214 #214
215 #215
216 #216
217 #217
218 #218
219 #219
220 #220
221 #221
222 #222
223 #223
224 #224
225 #225
226 #226
227 #227
228 #228
229 #229
230 #230
231 #231
232 #232
233 #233
234 #234
235 #235
236 #236
237 #237
238 #238
239 #239
240 #240
241 #241
242 #242
243 #243
244 #244
245 #245
246 #246
247 #247
248 #248
249 #249
250 # 250
251 #251
252 #252
253 #253
254 #254
255 #255
256 #256
257 #257
258 #258
259 #259
260 #260
261 #261
262 #262
263 #263
264 #264
265 #265
266 #266
267 #267
268 #268
269 #269
270 #270
271 #271
272 #272
273 #273
274 #274
275 #275
276 #276
277 #277
278 #278
279 #279
280 #280
281 #281
282 #282
283 #283
284 #284
285 #285
286 #286
287 #287
288 #288
289 #289
290 #290
291 #291
292 #292
293 #293
294 #294
295 #295
296 #296
Capítulos

Updated 296 Episodes

1
Vaya coincidencia.
2
¿Te gusta el café?
3
No te vayas.
4
Dime que no estoy soñando.
5
Es una sorpresa.
6
¿Quieres que te muestre cómo lo hago yo?
7
No te contengas, yo quiero escucharte.
8
Mucho gusto Ben.
9
Eres mía.
10
#10
11
#11
12
#12
13
#13
14
#14
15
#15
16
#16
17
#17
18
#18
19
#19
20
#20
21
#21
22
#22
23
#23
24
#24
25
#25
26
#26
27
#27
28
#28
29
#29
30
#30
31
#31
32
#32
33
#33
34
#34
35
#35
36
#36
37
#37
38
#38
39
#39
40
#40
41
#41
42
#42
43
#43
44
#44
45
#45
46
#46
47
#47
48
#48
49
#49
50
#50
51
#51
52
#52
53
#53
54
#54
55
#55
56
#56
57
#57
58
#58
59
#59
60
#60
61
#61
62
#62
63
#63
64
#64
65
#65
66
#66
67
#67
68
#68
69
#69
70
#70
71
#71
72
#72
73
#73
74
#74
75
#75
76
#76
77
#77
78
#78
79
#79
80
#80
81
#81
82
#82
83
#83
84
#84
85
#85
86
#86
87
#87
88
#88
89
#89
90
#90
91
#91
92
#92
93
#93
94
#94
95
#95
96
#96
97
#97
98
#98
99
#99
100
#100
101
#101
102
#102
103
#103
104
#104
105
#105
106
#106
107
#107
108
#108
109
#109
110
#110
111
#111
112
#112
113
#113
114
#114
115
#115
116
#116
117
#117
118
#118
119
#119
120
#120
121
#121
122
#122
123
#123
124
#124
125
#125
126
#126
127
#127
128
#128
129
#129
130
#130
131
#131
132
#132
133
#133
134
#134
135
#135
136
#136
137
#137
138
#138
139
#139
140
#140
141
#141
142
#142
143
#143
144
#144
145
#145
146
#146
147
#147
148
#148
149
#149
150
#150
151
#151
152
#152
153
#153
154
#154
155
#155
156
#156
157
#157
158
#158
159
#159
160
#160
161
#161
162
#162
163
#163
164
#164
165
#165
166
#166
167
#167
168
#168
169
#169
170
#170
171
#171
172
#172
173
#173
174
#174
175
#175
176
#176
177
#177
178
#178
179
#179
180
#180
181
#181
182
#182
183
#183
184
#184
185
#185
186
#186
187
#187
188
#188
189
#189
190
#190
191
#191
192
#192
193
#193
194
#194
195
#195
196
#196
197
#197
198
#198
199
#199
200
#200
201
#201
202
#202
203
#203
204
#204
205
#205
206
#206
207
#207
208
#208
209
#209
210
#210
211
#211
212
#212
213
#213
214
#214
215
#215
216
#216
217
#217
218
#218
219
#219
220
#220
221
#221
222
#222
223
#223
224
#224
225
#225
226
#226
227
#227
228
#228
229
#229
230
#230
231
#231
232
#232
233
#233
234
#234
235
#235
236
#236
237
#237
238
#238
239
#239
240
#240
241
#241
242
#242
243
#243
244
#244
245
#245
246
#246
247
#247
248
#248
249
#249
250
# 250
251
#251
252
#252
253
#253
254
#254
255
#255
256
#256
257
#257
258
#258
259
#259
260
#260
261
#261
262
#262
263
#263
264
#264
265
#265
266
#266
267
#267
268
#268
269
#269
270
#270
271
#271
272
#272
273
#273
274
#274
275
#275
276
#276
277
#277
278
#278
279
#279
280
#280
281
#281
282
#282
283
#283
284
#284
285
#285
286
#286
287
#287
288
#288
289
#289
290
#290
291
#291
292
#292
293
#293
294
#294
295
#295
296
#296

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play