La visita de sus amigos.

La monotonía en la vida de Liz parecía ser un libro donde cada día leía el mismo capítulo, Jerison salía todas las noches y regresaba a altas horas de la madrugada, casi por lo general borracho, su estado de ebriedad era muy evidente, algunas veces se jactaba de las conquistas que tenía con mujeres muy jovencitas, el seguía siendo atractivo pero era un hombre de más de treinta y cuatro años. Él sabía que su esposa lo amaba tanto que perdonaba todas sus infidelidades. Liz era una mujer de treinta años que atravesaba un embarazo complicado, que el amor enfermizo por Jerison había hecho perder la alegría, había bajado su autoestima, además no aceptaba que su vida matrimonial era un fracaso, no se daba cuenta que se estaba sumergiendo en un pozo de donde le costaría mucho salir.

—Amor, te preparé una cena especial —le dijo con entusiasmo siempre intentando conquistarlo.

—No voy a cenar aquí, voy a salir.

Liz sabía su respuesta, pero cada día le pedía por favor que se quede en casa y casi a diario la respuesta era la misma.

—Amor por favor, mañana debo ir a control y me gustaría que me lleves.

—Mañana tienes control?—preguntó subiendo una ceja — Deberías ir rodando... — le dijo haciendo referencia a los kilos que había subido en el embarazo.

—Amor, de verdad me gustaría que hoy te quedes en casa para que mañana me acompañes.

—Tú conoces el camino, ve sola, me da vergüenza andar contigo.

Siempre Jerison era hiriente, sus palabras la lastimaron e inevitablemente Liz lloró.

—No seas llorona, nadie a muerto. —se marchó después de eso.

Ella lloró por mucho tiempo, sus ojos se quedaron pequeños cuando recibió el mensaje de Mary su ex compañer de universidad.

Ring Ring.

—Hola! Liz cómo estás?

—Mary, qué alegría! Bien y tú?

—Yo bien,¿ estás resfriada?

—Un poco — dijo Liz, cuando en realidad su voz se oía así por tanto llorar.

—Queremos visitarte ¿estás en casa?

Liz no sabía que responder, no quería que la vieran así, pero era tarde... Ya estaban fuera de casa.

Sonó el timbre y la nana iba a abrir. Sus amigos llegaron, Liz los necesitaba tanto!! Pero a la vez se había alejado de ellos por Jerison.

—Liz, que te pasa? —Preguntó Mary —¿por qué has llorado?

—No es nada, Solo el embarazo me tiene sencible?

—Éstas muy demacrada! Has comido? Y dónde está Jerison?

—Aún no he comido.

Liz sé sentía gorda, Jerison siempre le decía que estaba fea, en realidad ella estaba más delgada y sólo había bulto en su vientre.

—vamos a cenar, trajimos pizza y otras cosas - dijo Mary — perdona lo que vinimos así pero te extrañamos, además necesitamos ayuda para una colecta, tu sabes organizar.

Con el tiempo Liz había dejado su labor social, todo lo que le daba alegría a Jerison le molestaba, ella dejó muchas cosas con él fin de no discutir ni tener problemas con él.

—yo tengo problemas en mi embarazo, no puedo hacer esto.

—No aceptamos un no, desde aquí puedes organizar y guiarnos sin salir y sin esforzarte. Así que animate —le dijo Marcos mientras le servía un trozo de pizza.

Junto a ellos estaba Jorge, que venía junto a una novia que tenía, sin embargo al verla su corazón latió con fuerza, el amor que tenía por Liz durante años no se podía extinguir, no lo había logrado. Jorge fue quien vio la tristeza en los ojos de Liz y sintió dolor en su corazón, pudo darse cuenta que Liz no era feliz y lamentó no haber estado a su lado para ayudarla.

Finalmente convencieron a Liz que los ayude con la colecta, y al retirarse Jorge le dijo a Mary,

—No la dejes, ella no está bien

—De qué hablas?

—Liz no está bien, nos necesita.

—tu eres su mejor amigo o no?

—pero tú puedes acercarte más, Jerison no dejará que yo la visite.

A partir de allí, con la excusa de planear una acción benéfica llamaban o venían con regularidad a verla.

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