El encuentro de Carolina y Liz

Cinco meses de embarazo...

-Va a querer saber el sexo de lo que espera?- preguntó el ecografo.

-Si, dijo ella - entusiasmada.

-Veremos si se deja ver...

Toc toc Toc toc... El corazón se oía,

pasando por encima del vientre hasta que se hubico en un costado...

-Oh aquí estás pequeño - dijo el ecografo - No tengo dudas que este niño será muy inquieto.

-Niño? OH Dios! Es un niño - las lagrimas corrieron por las mejillas de Liz de tanta emoción.

-A cuidarlo ya está en la semana veintidós y debe sentir sus movimientos o no?

-SII, se siente mucho. Dijo esbozando una sonrisa tocando su vientre.

-Bien, Liz, está todo muy bien, solo goza de tu bebé lo más que puedas, luego será muy difícil con los dolores.

-Gracias Dr - iré a cuidar de mi pequeño.

Ring Ring.

-Amor ven a casa temprano por favor!

-Pasa algo Liz?

-Solo ven temprano!

Liz había preparado una cena, en ese entonces las cosas con su padre se habían arreglado e invitó a la cena a sus padres a Javier su hermano y a sus suegros, adorno la entrada de la casa con unos globos y preparó algo especial, en una pequeña cajita blanca adornada con ositos dejó unos zapatitos de bebé color celeste y otros azul adentro. Colocó un gran osito de peluche sobre la caja y después de la cena dijo...

-El que quiera saber el sexo de mi bebé se queda y el que no se retira porque en esa cajita bajo ese peluche está la respuesta.

Todos se quedaron, esperaban anciosos saber que venía en camino.

-Bien abre la caja! - dijo Jerison

-Levantemos juntos el peluche? Le dijo ella invitándolo.

-Yo no soy de esas cosas - dijo - pero bueno, levantemoslo - con expresión de desagrado.

Tomaron al osito uno de cada lado y lo levantaron la tapa de la cajita decía "Soy un hombrecito y vengo a dejar huellas en tu corazón"

Sacó los zapatitos y todos estaban felices. Felicitaron a la pareja por la llegada de aquel varoncito.

-Que ridiculez hiciste con tal alboroto!- le dijo Jerison cuando todos se fueron - como eres tan infantil para hacer cosas?

- solo se me ocurrió decirlo de una manera distinta - dijo ella, notablemente frustrada por el comentario de su marido.

- Distinta o ridicula? - respondió él.

-Yo creí que te gustaría - bajó la voz Liz Ante la sencibilidad de las mujeres en el embarazo sus ojos se cristalizaron con lágrimas.

-Ya vas a llorar? No te soporto tan llorona. - tomó las llaves del auto y se fue.

Carolina otra vez fue la mujer que pasó el rato con él. A altas horas de la noche regresó a casa como muchas veces, pasado de copas y con olor a cigarrillo.

Jerison tenía una personalidad muy cambiante, pasaba del enojo al (perdóname no quise hacerlo) en un instante. Pero sabía que Liz lo amaba como ninguna mujer antes y que sólo bastaba que él la abrazara y le hablara dulcemente para que ella cayera rendida ante él.

Liz se convirtió en poco tiempo una mujer con la mirada triste, solo brillaban sus ojos cuando hablaba de su hijo, se mentía así misma diciendo que era feliz, creía que el amor cambiaba todo en la vida. Tan ilusa era! Tenía tanto amor para dar y no recibía nada a cambio.

Un día Jerison llegó al departamento de Carolina, ella lo esperaba pero está vez con una noticia...

-Mira lo que tengo. - la dijo mostrando un test de embarazo.

-Qué es eso? - respondió sin inmutarse. - Acaso estás embarazada?

-Si, lo estoy, y esta es la prueba.

-Tendrás que abortar! Yo no quiero hijos- dijo Jerison - así que veras dónde y cómo hacerlo.

Carolina no quería al hijo, pero tampoco le gustaba que le dijeran que hacer, dijo. - Tú te harás cargo - con voz de mando y reproche - o te la verás conmigo.

-Yo no me hago cargo de nada - mientras se paraba del sillón respondía Jerison - eres bien grandecita para arreglartelas sola. Y se fue.

Carolina no soportaba que alguien la dejara, ella dejaba a los hombres y no los hombres a ella. Así que salió tras Jerison y lo siguió hasta su casa. Su idea era decirle a su esposa lo vivido... Aunque no quería nada serio con él era su manera de vengarse, después de todo ella no tenía nada que perder.

Cuando entró esperó unos minutos, y luego se acercó a la casa. Tocó timbre y una trabajadora de la casa salió a abrir.

-Hola, buenas tardes señorita, en que puedo ayudarla?

-Me gustaría hablar con la señora de la casa- respondió Carolina.

-De parte de quien?

-Soy una Amiga que quiere darle una sorpresa. Créame que se alegrará mucho.

En ese entonces desde el segundo piso Jerison vio que Carolina estaba abajo, se estremeció por completo. Y en medio de la desesperación quiso bajar las escaleras corriendo para sacarla de su casa, sin embargo era tarde. Liz iba saliendo a recibir a Carolina.

Cuando Carolina la vio, Liz llevaba las manos sujetando su panza, su embarazo estaba muy avanzado.

-Carolina? Tanto tiempo ! Qué haces Aquí ? - dijo Liz con una gran sonrisa de alegría.

-Yoooo, yo vine a saludarte Liz - respondió Carolina.

-Pero que alegría! Hace cuánto no se nada de ti, si eras una niña. Cómo me encontraste?

-No es difícil saber de la hija de Maximo Florentinni - respondió ella.

-Jerison, Jerison - llamó Liz - te presento a una amiga.

-Mucho gusto - dijo Jerison.

-El gusto es mío - respondió Carolina.

Carolina no sabía que la esposa de su amante era Liz, y al verla desistió de decir todo por venganza, Liz no merecía ese daño

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