—Mucho gusto, señorita — ella es la primera en extenderme la mano que toma después de pensarlo por tantos segundos—. Espero se sienta a gusta esta noche.
—Bueno, a lo que venimos — Massimo me brinda un asiento—. A hablar de negocios.
…
Una estúpida sensación me acompaña desde que regresé de Italia, desde que besé a Massimo; siento que el muy imbécil ha venido solo para alborotar mi vida de porquería.
El trato que hicimos con la tal Isabella fue un éxito que se completó el día de ayer, desde entonces no he visto más a esa mujer que me dejó un amargo sabor de boca.
Llevo dos horas esperando al maldito de Massimo en su despacho y nada que se digna en aparecer y todo porque anda con la tipeja esa. Estoy con un genio que ni yo misma me aguanto. Acordamos en vernos hace dos horas para hablar de la parte de dinero que nos tocaría a ambos por la nueva mercancía que se vendió hace dos días. No sé si lo hace apropósito, pero de que estoy molesta, lo estoy.
Con una sonrisa el muy maldito de Massimo entra al despacho, captando mi mirada.
—Hola, Zafira, la empleada me dijo que me estabas esperando.
Cierro la puerta con seguro y agarrándolo de la camiseta, lo arrincono en el escritorio.
—Dos horas... ¡Dos malditas horas esperándote! ¿Dónde estabas? — indago, pero de lo pasmado que está demora en responder.
—Yo estaba con...
—No te pregunté con quién, sino dónde. Pero ahora que lo pienso, dime con quién.
—Estaba con...
—¡Dime!
—Pero no me dejas hablar.
—Estabas con la tipeja, zorrita de Isabella, ¿no? Te llamé a tu celular y no me contestabas.
—No quería que me interrumpieran...
—Oh, así que estabas follandotela.
—Yo no dije eso...
—¡Cierra la boca, imbecil! Estoy en este momento muy encabronada, y tu me quitarás toda esta rabia— lo beso y de la sorpresa no me sigue el juego—. Veremos si lo disfrutarás tanto como hace un momento.
Jalo su camisa, sentandolo en su silla para subirme encima de él.
—Zafira, me estás asustando. ¿Te sientes bien?
Aprisiono su cuerpo con mis piernas.
—Mi corazón está saltando de los nervios— musita.
—Si quieres, otra cosa puede ser la que salte en ti — llevo mi mano a la evilla de su cinturón, deshaciéndome del mismo.
...MASSIMO...
Baja la cremallera de mi pantalón, sacando al grandulón que crece entre sus suaves y calientes manos.
Levanta el vestido hasta su cus caderas, despojándose de la fina tela de sus bragas. La manera en la que comienza a restregarse en mí, está por hacerme explotar por dentro. En este contacto de piel con piel, solo deseo tener el control sobre ella y hacerla mía en mil posiciones.
Muerde sus labios con tanta fuerza cuando se autopenetra con mi amigo que tiene una cabida impresionante dentro de ella. Sus gemidos se vuelven quejidos; lo que en lugar de molestarme, me vuelven loco.
No muevo ni un solo para esperar más de una diablita con cara de ángel.
Al tenerla entera dentro de ella, empieza a dar moderados saltos que convierten sus movimientos de manera rítmica donde lo único que quiere es más y más.
Con un beso silencio sus quejidos, sujetando sus caderas hasta hundirme más en ella, sintiendo sus uñas clavarse con fiereza en mi espalda.
—Te lo dije, Massimo Lombardo... que serías mío cuando yo quiera.
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Updated 35 Episodes
Comments
Silvana Krainski
jajaja 😁😁🥰
2024-09-22
1
María de los angeles Macías Ramírez
ahora sí. me estás asustando jajaja jajaja jajajaja jajajaja piénsalo hija dé una demonia que té puedes esperar
2024-08-21
0
Rebeca Navarro
tanto pedo Para terminar con los calzones echos 8
2024-03-08
3