Disimula.

...ZAFIRA...

No tenía porqué enamorarme de Massimo... pero lo hice y no me arrepiento. Recién tenemos dos días de noviazgo y ya me siento una estúpida adolescente que desea salir de su escuela para ver a su chic, pero en lugar de estar en una escuela estoy en mi estudio, atareada de mucho trabajo.

—Zafira.

—¿Qué pasa, Kiran?

No quito los ojos de los billetes que hace rato estoy contando.

—John está muerto.

—¡¿Qué?!

—Digamos que... tu noviecito perdió la paciencia y terminó dejando un hueco en la cabeza del maldito. Por primera vez estoy parte de Massimo. El desgraciado de John le estaba dando detalles de cómo violaron a su hermana, lo que lo hizo explotar.

—Con esto me estás diciendo que no salga a regañar a Massimo, ¿no? —suspiro—. Que se lleven el cuerpo de John y lo quemen. Antes de que salgas de la casa dile a Massimo que venga.

—Él ya se fue.

—¿Cómo? ¿Así sin decirme nada? ¿Sin despedirse?

Se encoje de hombros.

—No me amargare el día por Massimo. Iré a descansar.

—Yo creo que no se podrá. Tu agenda dice que esta noche tienes reunión con Oliver Lawrence; el padre de Isabella, la otra socia de Massimo.

—Ni me recuerdes a esa estúpida niñita fresa que tengo atravesada en la cabeza. Me has arruinado la tarde con esta notificación. ¿A qué hora es la reunión?

—A las 7 de la noche.

—Okey... —reviso mi reloj—. Elije a los escoltas que me acompañarán. Ya serán las 6 de la tarde, y con lo lenta que soy en arreglarme es mejor comenzar desde ya.

Una hora después...

Cómo puede ser que el poder y un simple cargo pueda hacer rendir a las personas a mis pies. Hablo por la leve reverencia que me hacen algunas personas del club en el que he asistido para reunirme con el Sr. Oliver, ¡por Dios, ni que fuera la reina de España! Ser hija de Logan Petrov y la Demonia no es nada fácil.

—Buenas noches.

Saludo cordialmente al Sr. Lawrence que ya estaba acompañado de mi querido y amado novio que reía con la mosquita muerta de Isabella.

—Buenas noches, Zafira, te estábamos esperando —me sonríe la hipócrita.

—Siéntate, mi amor —esquivo la mano de Massimo que iba a tocarme, y creo que casi todos han notado mi molestia.

Si Kiran al ser el encargado de recibir información de todo me hubiese dicho que Isabella vendría esta noche, me hubiese quedado calmadamente en mi mansión.

«Los celos no te hacen bien, Zafira». Me doy un consejo, para "tratar" de sonreír y eliminar la gran tensión en el ambiente.

—Zafi, ¿quieres algo?

—No —miro a Oliver—. Señor, ¿le parece si comenzamos ahora con lo que hablamos? Me duele la cabeza, cuánto antes terminemos mejor.

«Vas bien, Zafira, pórtate como una dama y sé discreta. No debes llamar la atención y hacer notorio el fastidio que le tienes a la amiguita pegajosa de tu novio. Disimula, cariño, disimula».

Minutos después...

¿De cuándo acá no le he prestado atención a las reuniones de negocios? Sí, desde esta larga noche.

Siendo la socia de Massimo nos beneficia a ambos realizar negocios ya que así nos repartiríamos parte y parte de las ganas, por lo que debo esperar más tiempo hasta que él termine de hablar con Oliver.

Sin interrumpir me levanto, caminando hacia las afueras del lugar para tomar aire fresco.

Según mi lado excusivo y meditador me dice que mi amargura desaparecerá cuando tenga a mis enemigos en mis manos. Así que no me culpo por cualquier reacción de mi parte hacia Isabella Lawrence, la estúpida que ahora se pone a mi lado, ¡como si no fuera mucho el aire que me robó allá dentro!

—Aunque disimules sé que te caigo mal.

—Tanto que no te imaginas —me sincero.

—Si necesitas un calmante para bajarle dos rayitas a tu enojo... Massimo te ama a ti y jamás me verá más que como una amiga. Eres hermosa, inteligente, con un carácter dominante... eres la mujer perfecta.

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