¿Te sientes bien?

—¡Buenos días! — una atractiva y seria Zafira se me acerca con una ligera sonrisa "amigable" fijada en mi primo; Luigi —. Es una sorpresa verte aquí en el puerto Luigi, y conversando con el imbéc... con Massimo — fruncí el ceño, ¿se abra acostumbrado a tratarme mal?

—Massimo y yo somos primos — respondo.

—Miren nada más, que pequeño es el mundo —largos segundos son los que pasan hasta que su mirada se situa en la mía—. Massimo necesito hablar contigo.

—Yo iré a hacer una llamada, ya regreso para hablar de negocios— Luigi me da un guiño antes de alejarse con el celular en mano.

—¿Porque anoche te fuiste de la discoteca? Marcel quería conversar contigo.

—Mándale unas sinceras disculpas de mi parte, me sentía mal, por eso me pareció mejor regresar a casa.

—¿Y ya te sientes bien?

—Si, claro. ¿Y qué conversaste con Marcel?

—Bueno nada importante la verdad. Cosas insignificantes — sonríe incrédula.

—Zafira, hoy quería invitarte a salir a dar un paseo en yate, digo, si no tienes nada planeado...

—Lo siento, pero tengo planes para hoy; saldré con un amigo.

—Amigo —repaso esa palabra por segundos—. Entonces, ¿te parece mañana?

—Mañana tengo que ir a España para hacer un negocio, el que te dije que tenía pendiente hace un mes.

—Entonces, ¿cuando podremos salir?

—La verdad no sé, tengo muchos planes para estos días, ¿te parece el fin de mes?

—Pero estamos 1 de Octubre — se encoge de hombros, dejando escapar una risita.

Luigi vuelve a acercarse, alejando a Zafira de mi para hablar de no sé qué. Pasan los minutos, me preguntó por qué ambos me miran desde hace rato. Se despiden con un beso en la mejilla, Zafira se monta en su camioneta y se marcha.

—¿Qué tanto miras?— me da Luigi un golpe en el brazo al ubicarse a mi lado.

—Nada. Es hermosa, ¿no? — me miró fijamente— ¿Que pasa?

—A esa niña la quiero demasiado, y no permitiré que juegues con ella.

—¿De qué hablas?

—Tu fama de mujeriego es más famosa que tus mañas para zafarte de los policías. No te metas con Zafira... — lo reto con una sonrisa—, porque si lo haces no te quedaran dientes, ¿entendiste?

Un mes después...

—Al parecer perdiste la apuesta, Massimo, quedamos en que en menos de un mes te llevarías a Zafira a la cama.

—Hoy quedamos en vernos en una discoteca, Marcel, estoy seguro que hoy pasará algo entre nosotros— digo no tan seguro, pero no se lo dejo mostrar para llevarme una burla.

—¿Y si no?

—Pasará, te lo juro — aseguro—. No hay nada que el alcohol no pueda arreglar.

—Eso es trampa.

—Llámalo como quieras.

Después de platicar varias horas con Marcel, miré mi reloj y noté que ya eran las 7 de la noche, y quedé con Zafira en vernos a las 8.

—Fué un gusto conversar contigo, pero una hermosa rubia me espera, nos vemos— con una plasmada sonrisa en mis labios me monto en mi vehículo—. Estoy seguro que esta noche será inolvidable.

Llego a la discoteca y al entrar la música electrónica retumba en mis oídos. Veo a mujeres y hombres bailando, pero no a la rubia.

Una suaves manos cubren mis ojos por detrás y al voltear veo a Zafira con una copa en su mano. Su vestido azul apenas cubre sus pechos y trasero, y sus tacones son tan altos que pareciera que ya mismo se van a partir; hoy viste más... coqueta de lo normal.

—¿Me estabas buscando?— sonreí y me brindó su copa—. Te estaba esperando— agarra mi mano, sentandome en una de las sillas del lugar—. ¿Qué te apetece tomar? Hoy invito yo.

—No, claro que no, yo hice la invitación. Esta noche yo invito.

—Ya que insistes— sonríe y le hago una seña al hombre que atiende.

...ZAFIRA...

Juego con los mechones de mi cabello mientras rio por cosas insignificantes con Massimo.

Nos sirven las copas y puedo notar en la mirada de Massimo que quiere emborracharme, ¿o es imaginación mía? Hago caer intencionalmente mi arete y él todo caballero empieza a buscarlo. Por el olor de mi trago puedo ver que tiene algo dentro, por lo que lo comparo con el de él y veo que el suyo está bien. Cambio las copas y justo el me entrega el arete sin sospechar nada. Le da un trago y sonrío. Cada que tengo la oportunidad tiro mi bebida a una maceta que está a mi lado; hoy no quiero emborracharme.

Horas después me doy cuenta que mis sospechas eran ciertas, Massimo quería drogarme, y lo sé porque noto como poco a poco va calentándose por las reacciones de su cuerpo.

—¿Te sientes bien?— acaricio la mejilla de Massimo al ver cómo empieza a sudar.

—Si... claro— sonríe y me sirve una copa que la recibo con una sonrisa.

Acerco la copa a mi boca e intencionalmente la hago caer en su camisa.

—Lo siento, fué sin querer— sonrío y quito el primer botón de su camisa por lo que hace dibuja una sonrisa en sus labios.

Sus brazos me atrapan a medida en el que nuestras bocas juegan en un momento donde no veo a nadie más que a él. Mis piernas se enrollan en sus caderas, indicándole entre caricias que subamos a una de las habitaciones del lugar; obedece, llevándome como un puto perro en celo a un cuarto donde estamos solo él y yo.

Me tumba en la cama, y antes de posicionarse entre mis piernas lo esquivo, apartandome, dejándolo sobre la cama.

—Espérame, enseguida vuelvo— susurro en su oído y entro al baño.

Me quito el vestido, mas no los tacones. Al quedar en mi lencería roja, me pongo un largo abrigo fino y me acerco a Massimo el cual se relame los labios con una sonrisa al verme.

—¿Te gusta?— me doy media vuelta y sonríe.

—Eres hermosa.

Me subo en la cama y paso mis dedos por sus labios.

—Eres un hombre atractivo, valiente, mas no inteligente—sonrío—. Acostumbrado a que las mujeres se rindan a tus pies, ¿no es así, Massimo?— me levanté de la cama y me quité el abrigo, dejándolo caer al suelo—. ¿Ves esto Massimo? Nunca será tuyo. ¿Crees que esa noche escuché que apostaste para llevarme a la cama.

Sus ojos se abren más de lo normal, ¿sorprendido?

—Zafira, escúchame...

—No te importó que haya perdido a mi prometido hace un año y medio. Lo único que querías era llevarme a la maldita cama, por una maldita apuesta. Pero las cosas te salieron mal. Pensabas en drogarme, ¿no?— me miró sorprendido y sonreí de lado— cambié las copas— suelto mi veneno —. Tu cuerpo pide a gritos sexo con una morra, ¿qué se siente sufrir por no estar dentro de una mujer?

—Zafira, quítame esto...

—¿Ahora qué le dirás a Marcel?

—Esto no me está gustando, ¡quítame las malditas esposas, ahora!

—El apetito sexual te está volviendo loco— entre risas acerco la pistola a su entre pierna—. Debería partirte la madre por jugar conmigo, pero haré algo mejor— le di un guiño y dejando la pistola a un lado, empecé a vestirme.

Saqué las llaves de las esposas y las puse por sus pies.

—Si quieres soltarte de eso, agarralas— sonrío de lado.

—Zafira, tu no me puedes estar haciendo esto.

—Y no intentes pedir ayuda, será en vano— reí y coloqué una cinta en su boca—. Así mucho mejor.

Se retorcía del desespero en la cama y solo sonreía de la satisfacción.

Agarré mi celular y cartera y le tiré un beso volado.

—Cierto, mañana es el viaje de negocios a Italia, no vayas a faltar, cariño.

Arreglo mi cabello y vestido, saliendo del lugar con un pequeño movimiento de caderas que llama la atención de todos.

—¿Llevas mucho tiempo esperándome?— sonrío y me subo al auto de Luigi que ha estado estacionado fuera del lugar.

—Acabo de llegar. ¿Cómo te fué?

—Digamos que le dejé las cosas en claro a Massimo, espero y aprenda la lección— sonreímos—. Nada juega con Zafira Petrov, él tiene que aprenderlo.

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Comments

Dorme Morelo

Dorme Morelo

jajajaja jajajaja hay massimo te salió el tiro por la culata 😂🤣

2024-07-31

2

Paulina Gabriela

Paulina Gabriela

siiiii jajaja y empieza tu sufrimiento Massimito, llegó la otra 😈😜🙊😂

2024-06-21

1

Paulina Gabriela

Paulina Gabriela

jajajaja jajajaja los escuchó 😂😂😂

2024-06-21

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