capitulo 19

Al llegar a mi cabaña, descargue todo lo que compré y lleve al caballo al establo, enseguida fui a ver a John.

- hola John ya llegué!!!, ¿ Cómo te sientes ?

- Igual, aún con dolor en la pierna sobretodo, ya los brazos no me duelen, puedo moverlos bien

- bueno no abuses del brazo derecho, recuerda que aún tienes sutura allí, igual en en 5 días te la quitaré y ya deberá haber sanado. Con respecto a la pierna tengo malas noticias, deberé cortartela.. dije sería

El hombre palideció...

-¿ Estás loca ? ¿ Cómo vas a cortarme la pierna? ( Dijo casi llorando)

Solté una carcajada, me prive de la risa por un rato y cuando me calme le dije

- tranquilo es una broma, tu pierna estará bien, solo vamos a ponerte un tratamiento nuevo que me dijo el doctor Cheng y en dos meses podrás caminar perfectamente.

- ¿Dos meses?,

- Si porque tú pierna deberá estar inmovilizada por unas tres semanas más mientras baja la inflamación y luego hay que hacer terapia para que recuperes la fuerza y la movilidad, osea para que puedas caminar hasta el pueblo de Durant, ya que tengo un solo caballo y no puede cargar con los dos.

- bueno está bien, por cierto hay algo que debo decirte, en la nota le pedí a sir Gabriel que viniera hasta el pueblo de Durant y que tú lo traerlas conmigo.

- de verdad que abusas, ¿ Quien te dió permiso de invitar gente a mi casa?

- disculpa no quiero abusar de tu hospitalidad pero no podía explicarle todo a Sir Gabriel en esa pequeña nota, y necesito de verdad hablar con él para que mi regreso sea seguro, o quienes intentaron secuestrarme volverán hacerlo.

- bueno debes tener mucho dinero, para que quieran secuestraste, pero está bien, yo lo buscaré, cuando se supone que debo ir por él?

- en cuatro días, le dije que te esperara en el dispensario.

- está bien, pero dormirá en el sofá, porque no tengo más cuartos.

- tranquila, no tendrá problemas con eso.

En eso escucho que están tocando la ventana, me asomo y es Rael, entra y se posa en mi brazo, le acaricio su cabeza y dice mensaje entregado.

- Bien hecho Rael, puedes irte

Y el ave salió volando

- bueno John, ya escuchaste, sir Gabriel recibió tu mensaje. Voy a ir a preparar comida debes estar muerto de hambre y después vendré a curar tus heridas.

- Adrina, gracias por todo lo que estás haciendo por mi.

- de nada por algo la Diosa Yue arrastró tu cuerpo hacia la parte del río que bordea mi cabaña, cuando te recuperes te mostraré dónde te encontré.

Salí del cuarto y fui a preparar la comida, estaba cansada así que antes me senté y me tomé un poco de jugo que quedó de la mañana y me puse a pensar como era de agitada ahora mi vida, a parte de cuidar de mis cosas normales también tenía que cuidar a John, me imagino que así sería cuando mi madre Aldira me tuvo, ya no era su rutina sino también cuidarme a mi.

Regrese al cuarto con dos baldes de agua y uno de los kimonos que compre

- John es hora de asearte y aplicar tratamiento a tus heridas.

El hombre se sonrojó

- ¿me vas a limpiar tu?..dijo apenado

- pues no hay muchas opciones.. claro que yo, y no te preocupes por dos días lo hice mientras estabas inconsciente, y hay que hacerlo o se te llenará el cuerpo de llagas por estar acostado, de hecho mañana trataremos de levantarte con una muleta que te hice.

Narra John

¿ Cómo puede está niña tan desvergonzadamente decir que me va a asear? no se porque me da pena, si al fin al cabo siempre tengo servidumbre bañándome, pero con ella me siento incómodo, y hasta apenado.

Veo como saca una esponja de uno de los baldes y comienza a tallar ni cuerpo con cuidado de no rozar las heridas, luego saca un trapo del otro balde y lo pasa por dónde ya pasó, me explica que uno tiene un poco de agua con jabón y el otro solo agua limpia, después con un paño me va secando, y así hace por todo mi cuerpo, pero cuando llega a mi miembro no lo puedo evitar, está erecto, cada toque que me ha ido dando me ha estado excitando, contengo mi respiración y trato de mirar para otra parte me da pena

- ohhh veo que tú amiguito se despertó .. me dice riendo

- di dís-culpa..digo apenado .. no fue mi intención es que... (No hallo que decir)....

- tranquilo es normal que tú cuerpo reaccione.. no te preocupes.

- por lo visto has vistos muchos..digo molesto ( aunque no se porque me molesta)

- no muchos, pero si algunos, esto lo hago a veces en el dispensario y es algo que normalmente le pasa a los pacientes, recuerda que trabajo de enfermera honoraria.

- disculpa no quise ofenderte... Respondí

- Tranquilo, eres un noble y hay muchas cosas que no entiendes, cómo por ejemplo, las necesidades de los plebeyos, en esos dispensarios llega gente muy enferma que no tienen recursos, y somos pocos los que los ayudamos a mejorar, llegan de todas las edades y géneros, niños, ancianos, jóvenes, mujeres, en fin personas que necesitan apoyo .. me dijo

Lo que dijo me hizo pensar, casi nunca salgo del palacio a los pueblos pequeños, siempre estoy en la capital y solo recibo los informes que mandan los gobernantes de las tierras, por lo que asumo que todo va bien, cuando regrese trataré de visitar más pueblos a ver lo que dice Adrina.

- Adrina me dijiste que creciste aquí con tu madre, y tú padre ?

- fue un noble infeliz que engaño a mi madre, haciendole creer que la amaba y al final la dejo por su por su prometida

- tu madre tenía ese color de cabello?

- no, mi madre tenía el cabello negro azabache, cómo el tuyo, yo saqué de ella su físico y los ojos verdes, creo que mi cabello lo heredé de mi padre

- me lo imaginé, porque ese color de cabello es muy particular, de hecho solo una familia lo tiene, a lo mejor tu eres hija de uno de ellos.

- sé que mi cabello es una rareza, me lo han dicho varias veces, pero en verdad no me interesa saber nada de esa familia, en realidad no los necesito, he vivido feliz sin ellos, y seguiré siendolo, así que por favor no me diga más al respecto. . Dijo en un tono molesta

- Disculpe no quería ser indiscreto..

- No se preocupe, por cierto mire lo que le compré..

Me mostró un kimono, no muy fino pero la emoción de sus ojos, hicieron que lo viera como se la seda más fina.

- Gracias, por fin ya no estaré desnudo ... Sonreí

- se que no es como las ropas caras que usted cargaba, y sino le queda no se preocupe que yo se lo ajusto.

Me ayudó a colocarme el kimono y me quedo perfecto,

- Que bien !!!! Le quedó precioso!!!! El vendedor me dijo que le quedaría perfecto

Sus ojos verdes esmeralda brillaban al verme con ese kimono, yo en realidad no le encontraba nada de extraordinario pero ella se veía tan feliz que hacía que sintiera un extraño calor en mi interior.

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