Capitulo 10

Como pude la lleve a su cuarto, la acosté, le limpié la carita y su mano, busque alcohol y le puse un poco en la nariz, pero no despertó, toque su pulso y estaba débil, no hallaba que hacer, estaba desesperada, pero no era momento de llorar sino de actuar, fui al cuarto de las medicinas, busque en los estantes un antídoto fuerte para venenos, pensé que podía estar envenenada, corrí nuevamente al cuarto y como pude la recosté de mi y le fui dando un poquito del antídoto, le movía la cabeza para que tragara o por lo menos se fuera, pero me di cuenta que se estaba ahogando así que no seguí insistiendo, la puse de medio lado para que botara el líquido, luego la recosté otra vez, la llamaba: mami, despierta, mamita querida por favor despierta, empecé a llorar, no hallaba que hacer, estaba desesperada, no la quería soltar, de repente empecé a sentir que se puso caliente, tenía fiebre, así que corrí al baño y busque un balde con agua fresca y un trapo y empecé a colocarle trapitos de agua en la cabeza, empezó a moverse de un lado para otro temblaba de frío, busqué unas mantas para cubrirla, pero la fiebre no bajaba. Así pasamos la noche, pero ella no mejoraba, no despertaba y lo único que podía hacer era llorar, no quería perderla

Al amanecer salí al porche y llame a Rael, nuestro halcón mensajero, le escribi una carta a mi tía Sina pidiéndole que viniera pronto que mi madre estaba muy mal.

Volví al cuarto y aún nada, la fiebre no la dejaba, no dejaba de temblar, la abracé muy fuerte, me sentía tan impotente.

En mi vida anterior yo había perdido a mi madre en manos del cáncer, para mí fue muy fuerte luchar por 5 años con quimioterapias, radioterapia, para que al final su vida se fuera apagando, el mismo sentimientos de impotencia que sentí en ese momento lo estaba sintiendo otra vez... Nuevamente estaba perdiendo una madre y no podía detenerlo.

Así estuvimos dos días, yo no dormí casi nada me daba miedo que si me dormía al despertar estuviera muerta, no comí nada en esos días, me sentía muy débil, sin embargo seguía poniéndole paños de agua en la cabeza le cambiaba las mantas, la limpiaba, estaba esperando un milagro.

En eso entro mi tía Sina, corrí al verla y la abracé le pedí que por favor me ayudara, mi tía entro, la reviso y salió.

- Adrina debo ser muy sincera contigo, mi hermana está muriendo.. dijo Sina

- mentira tía, debe haber algo que podamos hacer, alguna hierba algo para salvarla, dije llorando

- no, pequeña no hay nada que cure lo que tu madre tiene. Respondió

- no, tía, no es posible... Ustedes son inmortales , la Diosa Yue les dió ese regalo, así que no puede morir mi madre, por favor no.. respondí entre llantos

- Adrina la Diosa nos regaló longevidad y juventud, no inmortalidad, si nos apuñalan, o nos enfermamos, si nos envenenan igual moriremos. Respondió Sina

- llanto incontrolable... La Diosa Yue, tía esa es la solución, voy a ir al templo a implorar que la Diosa la cure... Dije llorando

- no pequeña, no puedes hacer eso, la Diosa no la ayudara.. y aún cuando fueras nada garantiza que llegues a tiempo, recuerda que son dos días de viaje y Aldira ya está agonizando... Me respondió

Mis piernas no aguantaron más y me tire en el piso a llorar, no entendía nada, otra vez este dolor en mi pecho, este vacío inundaria mi corazón, perdía otra madre, era tan inútil que no puede salvar a mi primera madre y ahora tampoco podía salvar a la segunda... Otra vez el dolor, la ira el desgarro en mi alma... No quería otra vez no... Llore amargamente.. y cuando no pude más me desmayé.

Me desperté, me dolía mucho la cabeza y los ojos, me ví en el sofá, mi tía Sina estaba allí.

- Adrina ven a comer, me imagino no has comido nada desde que Aldira enfermó, por eso te desmayaste ayer.. me dijo mi tía

- Tía dónde está mi mamá? ..pregunté

- Tu madre aún está agonizando en la cama, ven come y puedes volver con ella.. respondió

fui al comedor, me senté comí un atol que me hizo y un poco de fruta fresca, me levanté y fui al cuarto de mi madre, la vi allí tan débil y tan indefensa, su vida se estaba apagando, la abracé tan fuerte, lloraba y lloraba, no podía detenerme. Estuvo así un par de horas más hasta que su cuerpo dejo de respirar, su pulso ya no estaba, la pegue a mi cuerpo y grite con todas mis fuerzas, el dolor que sentía en mi pecho no podía ser contenido.

No podía soltar a mi madre lloraba con ella pegada a mi cuerpo, mamita vuelve, no me dejes le decía, mi tía Sina me abrazo con fuerzas y me fue despegando del cuerpo frío de mi madre, me llevo a afuera del cuarto y me dió un té

- Adrina se que es difícil pero tienes que ser valiente, Aldira no quería que te derrumbaras tú eras todo en su vida, ve a darte un baño y alístate para el funeral.. me dijo

- ¿ Que funeral, tía? Cómo la vamos a enterrar?.. respondí

- Haz los q te digo.

Me fui al baño, en la bañera seguí llorando, no quería salir, solo quería llorar, un segundo duelo era horrible, recuerdo que para superar el duelo de mi madre tuve que ir a terapia psicológica, el dolor era tan grande que me quería morir con ella, y ahorita estaba volviendo a sentir los mismo..

Me vesti, busque a mi tía en la casa y no la encontré, así que salí al porche, ví que venía del interior del bosque, me dijo ayúdame a preparar el cuerpo de tu madre, ví sus ojos, estaban rojos, se notaba que había llorado mucho, fuimos al cuarto, saque el vestido favorito de mi madre, mi tía trajo un balde con agua y una esponja, con cuidado fue limpiando el cuerpo de mi madre, luego me dió un aceite aromático y me dijo que se lo untara, se lo coloque por todo su cuerpo, la vesti, la peine, las lágrimas corrían por mi rostro, pero ya no podía hacer más por ella, mi tía me dijo que la ayudara a cargarla ella estaba sobre una sábana blanca yo agarre por un lado de la sábana y mi tía por el otro salimos y nos fuimos al interior del bosque, allí ví que mi tía había preparado una especie de pira funeraria antigua la colocamos encima, mi tía encendió una antorcha y la colocó, la leña comenzó arder y ella comenzó a recitar una oraciones en una lengua que no conocía, así como cuando estuvimos en el ritual de presentación de Sinaí, yo solo le agradecí por todo lo buena que había sido conmigo y aunque no fuera el alma de su hija sentía que me había amado muchísimo.

Al rato de estar allí un rayo de luz dorado descendió del cielo y consumió el cuerpo de mi madre sin dejar nada, la cenizas volaron por los cielos. Queden impresionada por eso, pero mi tristeza era mayor que sorpresa.

Regresamos a la cabaña, me fui a mi habitación y me acosté a llorar, me acurruque en posición fetal y seguí llorando, al rato mi tía entro y me trajo un té

- Adrina siéntate, y bebe este té, te ayudará a estar más calmada.. me dijo

Me senté y me bebi el té, tenía un toque de miel muy agradable.

- Adrina, mañana temprano recoje tus cosas y haz una maleta con lo más esencial, vendrás conmigo a casa. Ya le envié un mensaje a Sabrina, para que prepare todo para tu llegada, estar sola aquí no te sienta bien, así que estarás con nosotras un tiempo.

- tienes razón tía, no creo que pueda estar sola aquí ahorita, quizás más adelante pero en este momento me siento muy mal..

- tranquila hija es normal, el dolor pero poco a poco con el tiempo pasará..ven acuéstate en mis piernas

Me acosté en sus piernas y ella empezó acariciar mi cabello, seguí llorando hasta quee quedé profundamente dormida.

A la mañana siguiente me levanté, hice mi maleta y nos fuimos a casa de mi tía Sina.

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