Capitulo 3

Alana

Estire mis brazos para terminar de despertarme, hoy es sábado, tengo una sesión de fotos con los muchachos que van a presentar el casting para la obra de teatro “La celestina”, de paso voy hacer la propuesta fotográfica para el patrocinador de esa obra, nos han contratado para que hagamos la campaña publicitaria de la obra, para crear una tendencia de volver al teatro o tal vez un teatro callejero, estoy pensando en varias propuestas. Mi despertador empezó a sonar desde las siete de la mañana, dormir un rato más es un privilegio que me doy con Donis mi perro, aunque hoy estuvo ausente en mis minutos de más de sueño, mi pequeña mascota se va y vuelve cuando tiene hambre.

A las ocho de la mañana ya estaba con toda mi energía para iniciar este fin de semana.

- Buenos días señora Blanquita – Salude con todo ímpetu a la mujer que fue mi nana

- Buenos días mi niña. ¿cómo dormiste?

- Bien muy bien nana, ¿sabes dónde está mamá, mis hermanas o papá?

- Tus hermanas y tu madre salieron muy temprano al mercado de rosas

- ¿y padre dónde está?

- Tu padre hoy salió de manera sigilosa sin que nadie se percatará y su destino es desconocido para mi.

- Tanto misterio nana, en el incierto lugar donde padre va los fines de semana se demora todo el día, tal vez hay muchas cosas interesantes allá.

- Niña, tu papá lleva varios fines de semana que hace esta rutina, nadie sabe dónde va o cuanto tiempo se va a demorar en sus actividades clandestinas.

- ¿Nana crees que padre está en actividades ilícitas?

- No señorita, no digo que sean ilícita, solo que es muy extraño el comportamiento de su padre.

- Tal vez esté preparando una sorpresa para la familia, o tomando un curso de alto riesgo que debe ocultarlo por temor a que madre desmaye. - con una sonrisa en mis labios enfatizó en las últimas palabras.

- Esperemos sea eso. Cambiando el tema, ¿qué vas a hacer hoy Alana?

- Tengo una sesión de fotos en el parque central de la libertad, deséame toda la suerte del mundo porque son mis primeros trabajos de manera profesional.

- Eres muy buena fotógrafa y no necesitas de la suerte para que hoy hagas lo que siempre te ha gustado. Va a ser un buen día, ya lo veras cuando hablemos en la noche. Ahora levántate y vete antes que llegue tarde a la sala de estudio.

Nana tenía razón, entonces desayuné rápido tenía el tiempo exacto para llegar y organizar mi día de trabajo. Al llegar al estudio tomé la cámara, revisé los variados planos que el patrocinador quería ver, reviso el perfil de los modelos y por último fui a buscar a la maquilladora, ella hacia magia con el maquillaje. Hoy sería las fotos para el casting que los actores presentarían el día lunes, lo que queremos hacer en el parque es presentar una propuesta para la publicidad inicial antes del lanzamiento de la obra.

Afuera había mucho tráfico, las calles se congestionan después de las nueve de la mañana, tener un vehículo no garantiza que vaya llegar pronto. Llegue al estacionamiento del estudio, aquí trabajan dos diseñadores gráficos, cuatro fotógrafos, una maquilladora, entre otros profesionales, hace poco termine mis estudios en fotografía moderna y estoy haciendo las pasantías.

Al llegar, pensé en Henry, nuestro jefe, debió de haber llegado hace unos minutos. Me dirijo a mi escritorio y empiezo a organizar mis tareas. Cuando termine, buscaba a María por todo el estudio, ella es muy profesional pero despistada. Aunque es temprano necesito arreglar mi locación, el escenario en el parque, las luces, entre otros detalles.

- Alana ya estoy lista.

- Vamos María, debemos llegar temprano.

Al llegar al parque, la vista era maravillosa, era una mañana de otoño amarilla con tonos color mostaza, el color pálido de las hojas de los árboles, pensé en una chica con un vestido color pastel, corriendo en medio del césped, asimilando tomar la libertad, esa chica en una fotografía seria la portada perfecta para escalar a la cima en el mundo fotográfico.

Pasado algunas horas, todo había salido como esperaba; los chicos fueron muy disciplinados, espontáneos y la cámara capturó la naturalidad de ellos. Hoy era un día para celebrar.

- ¿Celebrar? ¿Qué vamos a celebrar? ¿Un día más de soledad?

De nuevo la voz interior hablaba a mi oído, creo que mi conciencia me habla más de lo que me gustaría que lo hiciera.

No entiendo de dónde viene esa voz, a veces le prestó atención, otras veces no, temo que me este volviendo loca y este llegando a los delirios. Es un día para celebrar, aunque mi conciencia diga lo contrario.

Levanto mi mirada al sol, dejó que la brisa juegue con mis cabellos, se siente una paz y un frio muy placentero. Cuando abro los ojos siento que me observan, hay en mi interior una tristeza, como si estuviera triste por alguien, no puede ser, solo son imaginaciones mías esto es un parque y hay muchas personas que vienen a ver el paisaje, los animales o las diversiones que ofrece el parque, también vienen personas tristes, además no somos el centro de atención por estar haciendo unas fotografías, o porque tengamos un tono de voz eufórico.

Entonces, vi una mirada penetrante, eran unos ojos grises que me miraban como queriendo entrar en mi alma, era una mirada que podía hacer confesar los oscuros y más turbios secretos de un asesino, el hombre cerro los ojos y observé su figura, aunque tengo miopía y no veo bien los rasgos de ese hombre, lo que alcanzó a ver, es el tipo de hombre que no entra en mi círculo de aceptación que había establecido años atrás, decidí no prestar atención, me di la vuelta cerrando toda puerta de amistad o el sentimiento que tenía en ese momento.

Ya de camino hacia el estacionamiento, revise que tenía un sujeto frente a mí, caminaba hacia él, el destino juega con nuestras vidas y muestra la tentación en un empaque muy deseable. Ese hombre es muy guapo, muy guapo, demasiado guapo, sin embargo, me parecía haberlo visto antes, su cuerpo atlético, su cabello revoltoso, su tez morena. Abrí mis ojos ante el reconocimiento, era el mismo hombre que había hecho mi juventud y parte de mi adolescencia un completo infierno.

- ¿Usted?, ¿Otra vez usted?

Fueron mis palabras ante la consternación de saber quien era. Ese hombre era una tormenta y donde él estaba no podía ser un lugar agradable.

Él no se movió, ni hizo ninguna reacción, solo me miro de arriba abajo. Salí casi corriendo de su lado hacia mi auto, quería estar lo más lejos posible de él. Me subí a mi auto y como una estrella fugaz, hui de aquel parque. Ojalá nunca lo vuelva a ver, es lo único que pensé.

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