Capitulo 11

Caída No. 2

Anoche bebieron por la noche buena, casi no bebí por estar pendiente de encontrar a mi compañera, otro día sin hallarla, tengo una amargura en mi corazón, un día más sin ella, esa mujer mintió y le creí, que idiota soy. No quiero ver a nadie, quiero correr en el bosque, quiero llorar lamento mis fracasos. Pero hoy es el día de navidad pronto las niñas se levantaran.

- Diego te estamos esperando en la sala de estar, vamos abrir los regalos, no te demores.

Bajo las escaleras con malgenio, no quiero saber de regalos ni de nada. Quiero a mi compañera. Siento a mi lobo aullar de dolor, guardo silencio para no emitir sonido, las niñas no pueden saber de nuestra naturaleza.

- ¿Dónde está mi novio?

- Alana, anoche hablamos de eso. Diego será tu novio cuando tu crezcas y seas una mujer adulta. Ahora dedícate a estudiar y a crecer.

- Si papá.

Llego a la sala, cerca esta el árbol y los regalos. Empieza a nombrar el destinatario de los regalos. Mis regalos no están marcados, al azar les digo; Lorenza la muñeca que baila, Karen la muñeca que patina y la muñeca con camara para la última niña.

Una de las niñas sale gritando de felicidad y luego siento como alguien se lanza encima mio, caigo de espaldas y con la pequeña figura encima.

-Gracias. Me encanta tu regalo.

- Alana, vas a matar a Diego de tantos golpes, pídele disculpas.

- Si papá.

Para sorpresa mía la niña no me pidió disculpas sino que hizo una confesión o una promesa.

-Me casaré contigo cuando sea grande. Papá me dijo que si puedo.

Termino de hablar y me abrazo, era muy inocente, buscando mi mate y esta niña esperando crecer para casarse conmigo.

Caída No. 3

Mi hermana insistió que hoy sería el estreno de la película de acción. Estamos en el cine, en el lugar hay filas por doquier, fila para comprar comida, fila para la taquilla y una fila interminable para el ingreso. Creo que fue un error complacer a mi hermana, aunque es la condición para que la señorita no esté buscando novio. Soy su acompañante y amigo fiel, tantas travesuras que le he encubierto, que sí las contara, hoy no terminaría.

-Diego, ¿Ya compraste los boletos?

- Si, ¿Quieres comprar comida?

- Encontré un amigo en la fila y me dijo que compraría por mi.

- ¿Amigo?

- No es lo que estas pensando, me lo encontré por casualidad. Y…

- y ¿Que?

- Su amigo le canceló la invitación y está solo en el cine, ¿ Puedes cambiar el puesto con él, para acompañarlo?

- No, no es negociable.

- Prometo estar juiciosa. Hermanito si?

Junta sus manos y me ruega para sentarse al lado de ese muchacho. Creo que no. Fue casualidad, pienso que mi hermana planeo todo.

-Ok, veré el boleto de tu amigo, luego te digo si o no.

Me lo presenta es un chico de su edad, un poco tímido. Veo el puesto que tiene su amigo y es cerca de nuestras sillas, si querían estar solos, no lo consiguieron porque estaremos muy cerca.

-Puedes sentarte con tu amigo.

Me alejo para que tengan su espacio. Ingresamos e inicia la función. La película es muy aburrida, veo a mi hermana que no esta viendo la película sino hablando con ese chico. Me dirijo a la entrada, esperaré a mi hermana en la salida.

No sé cómo pasó pero de nuevo nos encontramos en la misma situación de algunos años atrás. Ella encima mio en medio de un pasillo alborotado de gente.

-¿Qué promesa me aras esta vez, señorita Alana?

Recordando las palabras de ella, cuando ella era una niña.

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