Capítulo 3

Al día siguiente, Daila me viene a despertar como todas las mañanas, me ayuda a bañarme y después vestirme para desayunar junto a mis padres antes que vayan al trabajo. Aunque me sigue dando vergüenza que ella me ayude con cosas que estoy acostumbrada en hacer sola, pero debo quedarme en silencio, se supone que yo soy una niña de cuatro años y debo, al menos, intentar de comportarme de esa edad.

Suspiro. Daila se da cuenta de eso mientras me estaba peinado.

- April\, ¿acaso algo te molesta?- Veo su cara a través del pequeño espejo que se encuentra en mi habitación.

- No nana Daila\, solo estaba pensando si papá querrá aceptar la solicitud que le haré hoy- Lo estuve meditando por mucho tiempo sobre pedirle que me enseñe a cazar\, desde que estuvimos en la capital.

Lo mencioné antes el viaje que tuvimos que hacer para la ceremonia donde los reyes se mostraban triunfantes ante la adversidad y presentando a su hijo que será el heredero. Por lo que tengo entendido, la reina Mykal tuvo cuatro pequeños, tres hombres y una mujer. Runar el mayor y el heredero, el segundo es Vikram, el tercero Yannick y la cuarta Cristel, estos dos últimos son mellizos. Al único que se conoce es al mayor, el día de esa ceremonia. Los demás solo se le conoce en los libros que han hecho sobre la historia de Eiríni, por lo que solo en el palacio los conoce en persona.

En ese instante mientras los reyes estaban dando su discurso sobre que han ganado la batalla que le hicieron los otros reinos por mezclarse entre otras razas, sentía que estaba olvidando algo importante y tenía un mal presentimiento. Siempre he sido una persona que sigue sus instintos, ya que nunca me he equivocado respecto a eso.

Es extraño, estoy segura que hay algo importante que estoy dejando pasar.

-Querida, todavía encuentro que eres muy pequeña para eso, van a estar reacios en aceptar- Dijo Daila en tono un poco preocupada y la entiendo, pero no puedo dejar de lado este mal presentimiento.

-No te preocupes nana Daila, seré una mujer fuerte y no dependeré de nadie- Trato que mi tono sea lo más convincente para zanjar este tema.

- Está bien- Suspira rendida- Vamos al comedor\, tus padres te están esperando- Asiento y camino hacia la salida de mi cuarto para dirigirme a desayunar.

La casa no es tan grande, pero tampoco tan pequeña. Mis padres tuvieron la opción de tener una casa en el pueblo, pero no uqerían, les gusta la paz que entrega este lugar, rodeado de un campo que son tierras fértiles para cosechar a gusto. Usan dos caballos con una carreta para viajar al pueblo que queda a treinta minutos. En mi opinión, no queda muy lejos. La casa es completamente de madera y lo protege un campo de fuerza creado por mi madre, su magia trata más que nada de defensa, eso lo hizo para protegernos tanto del calor como del frío y tener una temperatura agradable dentro de la casa.

Me gusta la vida tranquila que estoy teniendo, agradezco que haya renacido en este lugar con la familia que tengo.

En un pestañear, llego al comedor donde ya se encuentran sentados mis padres y solo me estaban esperando para empezar a desayunar.

Mientras comiamos, conversábamos de todo un poco, hasta que decido que es momento de hablar sobre lo que quiero hacer.

-Padre, hay algo que quisiera solicitar- Hay una expresión de sorpresa de ambos

-April, es raro que me quieras pedir algo, debe ser algo muy importante- Comenta papá un poco sorprendido.

-Quisiera que me enseñaras a cazar, estoy pensado en entrar al ejército cuando tenga edad suficiente- Trato de sonar lo más convencida posible.

Si antes estaban sorprendidos, ahora sus rostros reflejan que lo están aún más por mi petición.

-Hija, ¿no crees que es muy pronto para decidir esto? Yo no tengo problema en enseñarte a cazar, ya lo tenía pensado junto a tu madre, pero entrar al ejército es otra cosa, apenas tienes cuatro años- Dice mi padre en un tono muy serio- Como padre es obvio no voy a querer que te expongas al peligro.

-Lo sé padre, pero es algo que ha estado rondando en mi cabeza.

-Aveces creo que no tienes la edad que tienes- Suspira y medita un poco antes de volver hablar- Hagamos esto, te enseñaré a cazar y cuando estes por cumplir los quince años volveremos hablar de si quieres entrar al ejército.

Me emociono con lo último que me dijo, realmente no esperaba que me diera una posibilidad, pero lo hizo.

-Asher... No esperaba que le dieras tu consentimiento para entrar en el ejército- Mi madre se nota que estaba sorprendida y preocupada.

-Eira, nuestra hija es muy parecida a nosotros, si ella tiene algo en la cabeza, lo hará no importa si estamos de acuerdo o no. Prefiero estar apoyándola y si está tan decidida debe demostralo.

- Gracias padre- Le sonrío y miro después a mi mamá- Se que estás preocupada\, pero quiero ser alguien fuerte y proteger esta tranquilidad que llevamos de vida- No aguantó más mi madre y empezó a llorar.

Me dirigí en donde ella estaba sentada para abrazarla. Ella es muy sensible y por eso es la que más estará preocupada por la decisión que hago.

En mi anterior vida aprendí karate llegando a ser cinturón negro y algo de kung fu. Además, aprendí ballet, lo que me agiliza en caso en que debía moverme mucho. Queria defenderme por si en algún momento lo llegara a necesitar, pero lamentablemente me dispararon, por lo que saber de artes marciales no me hubiera servido en ese momento.

Estuvimos conversando un poco hasta, hasta que llegó el momento en que mis padres debían ir a sus respectivos trabajos. Me despedí de ellos en la entrada de la casa y los veía como se alejaban mientras su carreta avanzaba por el camino de tierra que hay para llegar al pueblo. Daila está detrás mío y decidimos entrarnos para luego cerrar la puerta.

-Nana Daila, estrá en mi habitación estudiando un poco y después iré al invernadero para cuidar de las plantas.

-Esta bien querida, yo empezaré haciendo el aseo y después haré un rico almuerzo.

Me dirigo a mi habitación para empezar a leer los libros que tenía acumulados en mi escritorio que se encontraba frente a mi cama. Tenía tanta curiosidad de este mundo que siempre quiero estar aprendiendo cosas que en mi vida moderna no tenía. Debo admitir que está siendo un reto no tener la más mínima tecnología, pero no siento que la extraño, creo que es momento de olvidarme de esas cosas y enfocarme en el presente. Ya no soy Mia Sallow, ella murió cuando salía de su trabajo, ahora soy April Edevane y haré que mi vida valga la pena.

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