Capítulo 20

April 

Mientras seguían caminando y conversando un poco, una pregunta no deja de rondar por mi cabeza. Freno de repente y él al fijarse que no lo sigo, se detiene a unos pasos.

-Runar.

-¿Qué pasa April?

-¿Qué paso con esos chicos que detuviste? Nunca supe sus nombres.

-Ah te refieres a Farid Cross, el rubio. Es un hijo de un conde conocido de la capital. Tuvieron que liberarlo, a fin de cuentas, no hizo un delito como tal. Su compañero es Inder River, tengo entendido que es un sirviente leal a Farid.

-Espero que no molesten. Sus miradas y en especial la voz del rubio no me traía buena espina.

-A mí tampoco, debemos estar atentos. ¿Tienes el intercomunicador que te di?

Lo saco de un bolso que traigo conmigo y se lo muestro.

-Cualquier cosa, no dudes en avisarme. ¿Quedo claro, April?

-Sí, tranquilo.

Lo que más me preocupa es cuando llegará los representantes de los reinos de los magos y de las brujas. La noche cada vez se viene acercando, es momento que debo regresar con los Winston, deben querer que les de noticias respecto a mis pruebas y contarles que tengo órdenes de mañana ya instalarme en los dormitorios. Runar insistió en acompañarme hasta a la casa de ellos. Nos despedimos y yo voy directo a mi habitación, Tengo el presentimiento que el peligro cada vez se viene acercando. Algo malo se aproxima.

Estoy dejando algo pasar que será clave para la batalla que se avecina.

Las horas pasan y nana Elizabeth me avisa que la cena está lista. Voy con ella al comedor y me encuentro con el señor Winston, es un hombre muy amable y gracioso, siempre tiene una anécdota que contar y lo hace de una manera que todos nos empezamos a reír.

-¿Cómo te fue querida?

-Quedé, mañana mismo debo partir para quedarme en los dormitorios.

-Recuerda que debes venir a visitarnos.

-Claro que lo haré, nana Elizabeth.

-No seas como Runar, casi nunca nos ha venido a visitar.

-Últimamente, lo ha hecho querido.

-Solo porque April está aquí, es un mocoso ingrato.

-¡Querido!

-¡Señor Winston!

Tanto yo como nana Elizabeth gritamos al mismo tiempo. Me sorprendió por el repentino comentario del señor Winston. No aguantamos la risa y todos nos reímos por la situación. Voy a extrañar estar con ellos, estas tres semanas acá fueron muy agradables, son una pareja única, nunca me aburrí y siempre tenía algo que hacer.

Terminamos de cenar y cada uno se fue a su respectivo cuarto. Estando sola recuerdo el abrazo que me dio Runar, provocando que todo mi rostro se torne rojo. No quería estallar en llanto, pero estar presionada por mí misma desde que renací en este mundo, hizo que me pasara la cuenta. A su lado, siempre siento una calidez que muchas veces me da pena admitirlo. Me siento a gusto hablando con él sobre cualquier tema y siempre me está protegiendo. Estoy tan acostumbrada de yo querer proteger a mis seres queridos que nunca conocí a alguien que por voluntad propia quisiera protegerme.

Todavía estoy intrigada con esos chicos que tuvimos en el combate. Algo me dice que no se quedarán de brazos cruzados por la situación que pasaron. Disfruté un poco de darle su merecido, no aguanto que traten tan despectivamente a las mujeres. Se lo tenía merecido. Aunque, mi memoria no puede sacar los ojos tan vacíos que tenían, en especial el rubio. No me cuadra nada el cuento que es hijo de un conde conocido, algo oculta. Su aura siniestra me dice que no es cualquier persona noble de acá. Lo más probable es que sea uno de los espías que han entrado al reino buscando información. Salgo de un rompecabezas y entro a otro. No tiene sentido que quisiera entrar al ejército para conocer la fuerza de su enemigo, si ellos comparados a nosotros son mil veces más fuertes, lo deben tener muy claro. Entonces, ¿qué hacían ellos ahí? Deben querer saber una información valiosa que les servirá para la batalla, pero para qué.

Este asunto no me está gustando nada. Cuando pueda, intentaré hablar con Runar para saber su opinión. Quizás él pueda saber qué es lo que están buscando.

No recuerdo mucho de la novela, está situación no estaba presente. Muchas cosas no están siendo igual a la historia que estaba escrita. Sin embargo, otras si están ocurriendo, como la guerra que se aproxima y ese un hecho. No soy de quedarme de brazos cruzados. No esperaré a mañana, mejor uso el intercomunicador que me dio Runar, sé que debo usarlo solo en casos de emergencia, pero tengo que de alguna manera aclarar mis dudas. Lo abro y espero que me conteste, nada más espero que no lo haya despertado.

-¿April? ¿Pasó algo?

Escucho su voz a través del intercomunicador.

-Lo siento, no quiero molestar.

-Nunca molestas.

-Es que hay algo que me inquieta y no quiero esperar a mañana.

-Déjame adivinar, es sobre los chicos que enfrentaste.

-Cómo supiste.

-Intuición.

-Tengo el presentimiento que son parte de los espías.

-¿Tú también sospechas eso?

-¿Qué?

-La magia de Farid es extraña, mi magia de oscuridad no lo pudo detectar y cuando quise utilizar mi magia de luz, fue cancelada de una manera inexplicable.

-Creo que quieren encontrar una información que la usarán a su favor. Todavía no descifro qué sería.

-Yo supongo saber qué es lo que buscan.

-Qué cosa.

-Mi identidad.

-¿Qué?

-El rey demonio está en busca de venganza, en especial en contra de mi padre. Fue su principal general y dejó el puesto por mi madre, ya que nadie aceptaba que ellos tuvieran una relación. Yo soy su heredero y quizás quieran matarme a mi primero para hacerlos sufrir.

-¿Cómo estás tan seguro de eso?

Huno un momento de silencio.

-Continuemos mañana, cuando vengas a los dormitorios tendrán el día libre, te veré en el jardín que te mostré.

-Está bien, descansa Runar.

-Tu también April.

Se corta la comunicación. Lo que me contó Runar tiene sentido, ellos son sádicos, en especial su rey. Querrán torturarlos antes de matarlos. Con mayor razón debo hacerme fuerte para proteger a Runar, no dejaré que muera. Sé que será un rey justo cuando asuma y con los valores que le implantaron sus padres, lo hará bien. Yo estaré ahí también para apoyarlo a través del ejército, saldremos victoriosos de la guerra y volveremos a la paz que tanto anhelan las personas de este reino.

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