CAPÍTULO 11

El tiempo continuó pasando y la relación entre Alonso y sus hijos se consolidó, también se estableció una buena relación entre Macaria y Roberto con ese par de gemelos que, en cuestión de semanas, se demostró en su adoración.Ellos, por donde se les viera, parecían una linda familia, pero había alguien que no terminaba de encajar del todo, y era Erena.

Cada que los invitaban a salir ella volvía a sentirse incómoda del estómago e, incluso, sufría de fuertes dolores de cabeza, así que habitualmente se negaba a salir con ellos, y el tiempo que lo hacía era poco, pues sus malestares le obligaban a retirarse con anticipación.

Y, lo que al inicio pareció una excusa de esa joven de cabello castaño y ojos en el mismo color, con el tiempo se convirtió en una preocupación para todos los que conocían dichos malestares.

—Deberías obligarla a ir al médico —dijo Macaria a su hijo luego de que este volviera de llevar a los gemelos, ya Erena también, a su casa—, no es normal que siempre esté enferma, algo malo le debe estar pasando y, si ella quiere pasarlo por alto, no podemos permitirlo.

Alonso asintió.Tampoco le parecía bien que ella siempre se viera mal, pero ellos dos no tenían una relación, ni siquiera de amistad, pues la castaña se encargaba en cada encuentro de poner un muro alto y espantoso entre ellos cada que él intentaba acercarse a ella.

—Hablaré con ella mañana —aseguró el joven, dejando un poco tranquila a esa mujer que, aún con todas las trabas que Erena ponía para acercarse a ellos, le había tomado cariño.

**

—Desayuna conmigo —pidió Alonso luego de llegar a la recepción donde Erena estaba iniciando su día laboral.

—No tenemos hora de desayuno —recordó la morena sintiendo un intenso sabor de dejavú en la boca.

—Lo sé, pero hoy lo tendrás —informó el hombre de cabello oscuro—, así que desayuna conmigo, por favor, necesito que hablemos de algo importante y, antes de que te pongas nerviosa imaginando cosas que no son, de lo que hablaremos es de tu salud.

—¿Qué tiene mi salud?—cuestionó Erena, intrigada por el tema a tratar, que seguramente no era uno que quisiera hablar con él.

—Es lo que quiero saber —declaró el hombre—, ¿qué es lo que tiene?Así que habla conmigo durante el desayuno.Paso por ti en un par de horas.

—Pero estoy bien —aseguró la chica algo que Alonso escuchó ya lo que hizo caso omiso, pues él sabía bien que ella no estaba bien.

—¿Estás enferma?—cuestionó Tony, que solo había escuchado una parte de la conversación, y Erena negó con la cabeza.Ella no se siente enferma.

**

—Podría ser algo emocional —sugirió Alonso luego de un rato de discutir con Erena sobre esos malestares que ella no se había percatado que sucedían tan a menudo hasta que el otro lo exclusivo—.¿Sigues teniendo miedo de mis padres?

—Nunca les he temido a tus padres —aseguró Erena—, pero, lo cierto es que no termino de sentirme cómodo con ellos.¿Entiendes que somos de mundos diferentes?

—¿Mundos diferentes?¿No eres de la tierra?— Alonso preguntó y Erena le miró con cansancio, incluso rodó los ojos.

—Sabes a lo que me refiero —aseguró la joven señalando al otro con el tenedor con que comía la fruta que había pedido para el desayuno.

—Yo digo que no deberíamos dejarlo pasar —declaró Alonso—, y mi madre opina lo mismo, así que, ¿por qué no hacerte un chequeo general y asegurarnos así de que no hay nada mal contigo?

—¿Soy el perro callejero que vas a adoptar?—cuestionó Erena indignada—.No me siento mal, no es necesario ocuparnos de nada, y es menos necesario aún que tú te preocupes por ello.Mi salud no es tu asunto.

—¿Cómo que no es mi asunto?—cuestionó el padre de los hijos de esa mujer—.Eres la madre de mis hijos, ¿sabes?Necesito estar seguro de que todo está bien contigo antes de que...

—¿Tus hijos se contagien de algo y lo lleven a tu casa?— preguntó Erena, tirando el tenedor al plato.

Su hambre se había disipado.

-¡No!¿Por qué siempre haces esto?—cuestionó Alonso molesto por la actitud esquiva y retadora con que la chica seguía defendiéndose de ataques inexistentes—.Yo no estoy en tu contra.¿Por qué rayos siempre logras que mis buenas intenciones parezcan una mierda?

—Porque no necesito tus buenas intenciones, tu caridad o tu lástima, tampoco —aseguró la joven—.Alonso, no soy un perro callejero, ni siquiera soy una madre soltera lamentable que pide limosna para sobrevivir.Tengo un empleo, ¿sabes?Un buen empleo que obtuve por mis propios medios, así que no vengas a querer salvarme, porque no soy ninguna damisela en peligro esperando a su príncipe azul.

—No es lo que estoy intentando —aseguró Alonso, demasiado molesto—.Erena, no te tengo lastima.Estoy preocupada por ti.

—Pues no es necesario —aseguró la cita—, como ya te dije: estoy completamente bien... Pero, si en verdad quieres hacer algo por mí, deja de considerarme en tus planos familiares.No somos una familia, Alonso.

Dicho eso, Erena se levantó y caminó de regreso a la oficina agradeciendo que el restaurante que Alonso había elegido para desayunar fue uno muy cerca de la oficina.

—¿Por qué mierda eres tan testaruda?— Alonso preguntó, dolido por la última declaración de la joven.

Si él la había considerado en sus planes familiares fue justamente porque tenía la intención de que ocurriera una familia, pero ella seguía apartándose, y eso le molestaba bastante;por eso talló su cara con frustración antes de tragarse su ira.

«¿Qué debería hacer?»No lo sabía, y por más que lo pensaba nada se le ocurría.

Él mejor que nadie sabía lo orgullosa que era esa joven que, definitivamente, quería en su vida, mucho más ahora que compartían tanto.Porque esos par de gemelos eran algo que los uniría toda la vida, e ilusamente había pensado que ese hecho irrefutable era algo que le daría ventaja para conquistarla.

Sin embargo, por alguna razón que no conocía, ella a duras penas lo toleraba a él, y había sido así desde que tenía memoria.En preparatoria, cuando se dio cuenta de toda la aversión que él le generaba a esa chica que tanto le atraía, decidió rendirse sin siquiera intentar saber la razón de ello.

Pero ahora no quería hacer eso, no quería rendirse y alejarse, pues, además de que ella le gustaba y de que era madre de sus hijos, única noche en que ella fue completamente sincera, aunque fuera gracias al alcohol, ella había confesado que él le encantaba.

» Tal vez debería emborracharte —dijo dando un trago a su café.

—¿Qué planos macabros tramas?—cuestionó Alberto, su hermano mayor que, al verlo solo en ese restaurante, decidió acercarse a saludarlo—.¿A quién vas a emborrachar y para qué?No, espera, si es un delito no quiero saber.De esa forma podré confiar en que no lo hiciste y te salvaré de la cárcel.

—Tienes razón —dijo Alonso tras suspirar—, es un delito, así que mejor lo dejo hasta ahí.

—¿Estás jugando?—cuestionó Alberto, casi divertido por la reacción de su hermano, que solo negó con la cabeza mientras le miraba fijo—.Bien, entonces de verdad no quiero saber nada.Por cierto, ten —dijo extendiéndole una tarjeta.

—¿Qué es esto?— Alonso preguntó mirando con detenimiento ese ridículo papel con una princesa sonriente en el frente.

—Es la invitación al cumpleaños de Mía —informó Alberto—.Tienes que llevar a los gemelos, y también a mi cuñada, nos morimos por conocerla.

—Pues no creo que se pueda —farfulló el más joven, dejando la tarjeta en la mesa mientras suspiraba.

—¿Por qué?—cuestionó el mayor, intrigado—.Son sus primos.

—No, los gemelos no son el problema —declaró Alonso—.El problema es la madre de tus sobrinos ahora que descartó el plan de emborracharla.

—Uy, ¿mal de amores?—cuestionó Alberto y Alonso asintió con la cabeza mientras suspiraba—.Pues arréglalo pronto, antes de que las cosas se compliquen.

—¿Con qué se complicaría?— Alonso preguntó, pensando que su relación con la madre de sus hijos no podía ser más complicada.

—Pues con tu prometida que llega esta tarde a la empresa, ¿recuerdas?— Alberto preguntó y la cara de confusión de su hermano menor le pareció sonreír.

—¿Prométida?¿Qué prome...?Ay, Dios —susurró el abogado padre de gemelos, porque Alberto también había estudiado leyes—.¿Siguen con eso?No estamos comprometidos.

—Bien, pues explícaselo a ella —pidió Alberto—, ya todo el mundo porque, según lo que escuché, viene dispuesta a casarse contigo.

Los ojos de Alonso se hicieron enormes.Su “prometida” era algo en lo que había dejado de pensar de manera deliberada, pues no la soportaba nada.

Ella era una chica mimada y caprichosa, según lo que grababa, así que lo menos que podía esperar, ahora que ella regresaba, era que las cosas se complicaran en serio.

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Comments

Elvira Fretes

Elvira Fretes

Alonso, se complica las cosas.

2024-04-28

0

Vika

Vika

y si Alonso. que crees que va a pasar?

2024-03-31

0

Adriana Sanchez

Adriana Sanchez

Claro que esa mujer va a ser un problema y más porque Alonso lo a negado abiertamente que no lo son 🤨🤔 ya debería haber pe saco que a ella ya le llegaron los rumores 🤨🤔🤔

2023-10-09

2

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