CAPÍTULO 1

—¿Estás qué? —preguntó la mujer en un casi grito luego de escuchar las palabras que decía su hija.

La chica, de diecisiete años de edad, cabello castaño oscuro y ojos en el mismo tono, le miró con los ojos empapados en lágrimas, y, aunque quiso responder, no salió palabra alguna de su ahogada garganta.

» Bien —dijo la mujer, sobre esforzándose para contener su furia—, supongo que, si eres lo suficientemente mayor para hacer idioteces, serás lo suficientemente madura para afrontar las consecuencias de tus actos.

—Mamá... —musitó Erena, asustada por las posibles implicaciones de lo que su madre decía.

—¡Mamá, nada! —gritó Elena, de verdad furiosa por las acciones de su hija.

No entendía como esa chica, que ella había educado para ser responsable y bien portada, se había envuelto en semejante situación y que, además, tuviera el descaro de aparecer llorando frente a ella como buscando que le solucionara el problema.

Así no era la hija que ella había educado.

» Voy a ser caritativa contigo —declaró Elena luego de haber apartado de un golpe la mano que se extendió hacia ella, buscando ayuda, seguramente—, porque lo soy con todo el mundo. Pero no esperes amabilidad de mí luego de que traicionaras mi confianza de tal manera.

Erena lloró. Estaba aterrada por muchas cosas, la principal era el desprecio de su madre, que siempre esperó no obtener jamás, y que se había ganado a pulso por idiota.

Ella no debió ir a esa fiesta a la que no quería ir, tampoco debió responder a las provocaciones de sus compañeros de clase; y mucho menos debió confiar en Alonso Marín, el galán de la generación que tenía los ojos puestos sobre ella desde mucho tiempo atrás.

Ella lo había notado y, aunque el tipo le llamaba la atención, involucrarse con él no era algo que le daría puntos a su reputación, así que lo evitaba tanto como podía; pero luego despertó en su cama después de haber pasado la noche con él.

Intentó hacerse de la vista gorda, dejarlo pasar como algo sin importancia, y luego se encontró a sí misma muriendo por malestares que la aterraban.

Erena tenía mucho tiempo nerviosa y asustada, y cada cosa nueva que ocurría no hacía más que añadirle fuego a la hoguera, así que, en el momento en que debió enfrentar lo que más temía, se desmoronó por completo.

» Elige una casa fuera de la ciudad, la que quieras, y eso es lo último que obtendrás de mí, además de una mensualidad en lo que cumples los dieciocho, luego de eso no serás más mi responsabilidad —dijo la madre de una joven que no podía evitar llorar, pues todo en su vida pintaba para ponerse en serio mal—. Te recomiendo que pienses bien lo que harás luego de ello, porque de verdad no obtendrás nada más de mí. Te quiero fuera de mi casa desde mañana.

Esas últimas palabras terminaron de romper el corazón de la joven de ojos cafés, dejándolo mucho más de lo roto que estaba antes de ir a ella, pero, en el fondo de sí, Erena sentía que lo merecía, y de verdad agradecía que no la hubiera tirado a la calle sin nada.

Lo primero que hizo fue contactar al departamento de bienes raíces de su madre, a quien le pidió que le consiguiera un pequeño departamento, barato, en una ciudad no muy complicada, luego de eso, se contactó con uno de los socios de su madre que tenía tiempo detrás de una de las casas de campo de su familia, para ofrecérsela.

Erena era muy inteligente, había sido educada para que nada en la vida le detuviera los pies a pesar de las dificultades, así que, en cuanto se vio a punto de ahogarse, pero tuvo la cuerda de salvación que le dio su madre, puso su mente a trabajar en una solución más o menos viable.

El aborto no había sido su opción jamás, su religión y sentido de moralidad no se lo permitían. Ella sabía bien que acabar con la vida de su hijo era algo que no se podría perdonar jamás, así que debía buscar un camino lejos de esa opción.

Después de eso, la joven contactó a la escuela, le restaban un par de meses para su graduación, pero no podía seguir asistiendo, así que expuso su necesidad de dejar la ciudad y adelantó sus exámenes para obtener su certificado de bachillerato a tiempo y no perder esos tres años de mucho esfuerzo y dedicación.

Ella era muy aplicada en sus actividades escolares, sus notas eran excelentes y su conducta intachable, por ello no le costó trabajo obtener el apoyo de los directivos para adelantar los exámenes y poderse graduar a pesar de dejar de asistir a la escuela luego de hacer los exámenes finales.

Además, el día que la joven salió de su casa, tomó todo lo que pudo de su habitación para poder obtener un poco más de dinero, pues debió quedarse un par de semanas en un hotel en lo que podía mudarse a su nuevo lugar.

Lo siguiente a hacer fue encontrar trabajo, cosa complicada teniendo en cuenta su condición, pero, considerando el dinero que había obtenido por vender la casa de campo, por el parto y cuarentena no necesitaba preocuparse, su preocupación era su día a día, o eso fue lo que pensó, porque de repente en su buzón comenzaron a aparecer facturas para pagar; cosa que nunca había contemplado porque, viviendo con su madre, jamás había tenido que pagar luz o gas.

Erena comenzó a trabajar desde casa, haciendo cosas de diseño y manualidades y, también, luego de considerarlo y escanear el lugar donde vivía, buscó la manera de hacerse de algunas computadoras y poner un servicio de internet y papelería en la cochera de su casita.

Sí, en un inicio había pedido un departamento, pero no hubo ninguno del que pudiera disponer pronto, así que optó por algo más grande que, por ende, también sería más costoso. Pero, luego de considerarlo, sintió que había sido una buena decisión.

Y a atender su nuevo negocio se dedicó por meses, incluso llegó a dar clases de computación a niños y adolescentes. La joven de cabello y ojos cafés supo salir por su cuenta adelante, eso fue hasta que ellos nacieron y su mundo, al que apenas le había ajustado las riendas para andar a un ritmo medio cómodo, se volvió caótico y muy desordenado.

Erena suspiró al volver a su hogar luego del parto, estaba en una casa pequeña con dos pequeños niños y un negocio que no quería atender, entonces decidió traspasarlo a un vecino, cuyos pagos semanales le dieron la oportunidad de disfrutar a plenitud la maternidad en lo que se acostumbraba a ello.

Sin embargo, sabía que no podía quedarse ahí, que necesitaba más, así que se puso a buscar opciones. Lo mejor que encontró fue trabajar en una guardería, pues no solo cubría un poco sus necesidades económicas, sino que tenía acceso gratuito al lugar para el cuidado de sus hijos.

Así pasaba las mañanas, cuidando de niños que no eran de ella mientras otras asistentes cuidaban de sus hijos, luego volvía a casa a media tarde a seguir siendo madre y ama de casa, además de hacer uno que otro trabajo ocasional para seguir cubriendo gastos, sobre todo los impredecibles que de vez en cuando se presentaban.

Su vida no era para nada difícil, al menos no después de que se acostumbró a todo lo que ella implicaba, pero seguía siendo caótica y bastante ocupada, tanto que ni siquiera se relacionaba con personas ajenas a su trabajo, pues en su casa tenía demasiado qué hacer como para salir a platicar con los vecinos o a hacer amigos.

El tiempo comenzó a pasar y las cosas debieron dar otro giro para ella.

Cuando los gemelos entraron al jardín de niños ella debió cambiar de trabajo, otra vez, pues sus horarios ya no eran compatibles con la entrada y salida del kínder y no tenía quien le apoyara con ellos, pero, gracias a su buen referente como asistente educativa en la guardería, pudo ingresar al jardín donde sus hijos estudiarían.

La paga no era mucha más que en la guardería, pero el tiempo era mucho menos, y seguía estando muy cerca de ese par de pequeños que amaba con toda su vida.

Siendo la secretaria de dirección de esa escuela, hacía muchas cosas nuevas mientras sonreía a todos los niños que estaban en el jardín, muchos que la conocían y la amaban de la guardería donde antes trabajó.

A sus veinticuatro años, sus hijos de seis años se graduaban del jardín de niños, y entonces decidió darle un nuevo giro a su vida cuando una abogada, a quien le había cuidado los niños desde guardería, le ofreció empleo en su lugar de trabajo.

El nuevo trabajo era como recepcionista de la oficina donde estaba la firma en que la abogada trabajada, y no era un trabajo tan diferente al que hacía en el jardín de niños, pero la paga era mucho mejor, aunque el tiempo también aumentaba un poco.

Erena aceptó encantada, y en el jardín que dejaba atrás, luego de solo dos años de trabajo, la despidieron felices de que ella estuviera forjando un buen camino a pesar de lo difícil que parecía ser su vida.

No era difícil que la gente se encariñara con Erena Zaldívar, ella no solo era un genio y se esforzaba demasiado, sino que también era muy amable y servicial, así que, aunque en sus dos trabajos anteriores les hubiera encantado tenerla para siempre con ellos, por el cariño que le habían tomado, sintieron que lo mejor era dejarla ir a encontrar un futuro mejor.

Y un futuro mejor era justo lo que ella quería, no solo por ella, sino por sus hijos, ese par de gemelos que amaba con toda la vida y que esperaba solo estuvieran siempre orgullosos de ella y felices de que ella fuera quien les dio la vida, amor y educación.

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Comments

Adriana Sanchez

Adriana Sanchez

Su madre se lo pierde, estaría disfrutando de sus nietos, pero el que dirán le preocupaba más 🤨🤔😡

2023-10-09

1

Adriana Sanchez

Adriana Sanchez

O sea con tal de que tal vez nadie se enterara de que se metió con Alonso mejor decidió huir, no quiso ser rechazada por el o que le dijera que no eran sus hijos? que mujer, porque la madre la rechazo pensó que el haría lo mismo, no se deji9 decirle, que mujer tan complicada 🤦 😡

2023-10-09

2

Elvira Fretes

Elvira Fretes

Erena no le dijiste nada al padre de los niños?, te hiciste cargo vos sola de todo?🤦🏻‍♀️

2023-10-02

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