capitulo 8.

...Narra Natalia....

No podía creer cuando dijo que quería otra cita, así que decidí no seguir con su juego y claramente le dije que no habría una próxima.

Si fui tan clara no entiendo porque ahora está parado frente a mi, en mi oficina.

— ¿Que deseas?.

— A ti.

— Muy gracioso.

— Quiero casarme contigo.

— ¿Porqué.? — Ya sabía porqué, pero quería ver qué tan sincero es.

— Te amó.

— ¿Cuántos años piensas que tengo.?

— Parece que eres mayor de edad.

— No me quieres ver la cara. Si algo no soy es idiota. En nuestra sociedad nadie se casa solo por amor, mejor dime, ¿qué vas a obtener de este matrimonio?.

— Me sorprende tu inteligencia. — Los envidiosos dirás qué se ésto porque escuché la conversación de mi padre y hermano. Pero la realidad es que aunque no hubiera escuchado nada sospecharía sus intenciones.

— ¿Cres que gane el premio a la empresaria de año solo por mi apellido?

— Bien, te lo diré, vienes de buena familia, eres inteligente, atractiva, tienes carácter ninguna mujer me ha gustado tanto como tú y pretendo fusionar nuestras empresas a través del matrimonio.

— Sería una gran noticia a nivel internacional pero no me interesa ni el matrimonio ni la fusión, creo que entiendes lo que quiero decir.

— ¿Puedo saber porque?, ¿que tengo de malo?.

Si te explico lo que tienes de malo nos quedaríamos en esta oficina eternamente.

— Es más fácil explicar lo que tienes de bueno. No duraría ni cinco segundos hablando.

— ¿Qué te han dicho de mi.?

— No quiero hablar sobre eso. Sólo te aclaró que en mis planes no está el matrimonio.

— Los planes pueden cambiar.

— Los míos no, ahora por favor sal de mi oficina y busca a tu esposa en otro lugar.

— Los rumores sobre ti eran ciertos.

¿Rumores sobre mi? ¿de que hablara este idiota?.

— Si son malos eres libre de creerlos.

— Nos estaremos viendo. — Salió de mi oficina con una sonrisa. Sólo esperó que realmente no vuelva a aparecer aquí.

El día llegó a su fin, Nikki y yo trabajamos hasta pasadas las 10 de la noche, salimos juntas y nos despedimos en el estacionamiento.

Al llegar a mi casa noté a mi papá un poco extrañó.

— Hija que bueno que llegas, el señor Ocampo y su familia han venido a cenar con nosotros.

¿Señor Ocampo?¿su familia?. Mi madre me miró con expresión que me ordenaba comportarme.

No me quedó de otra y fuí al comedor. Ahí estaban Estéfano y tres caras desconocidas.

— Buenas noches. — Saludé a los presentes..

Ellos me devolviera el saludó, luego se presentaron. Era Patricio Ocampo, la señora Verónica y el hijo menor Nicolás.

— ¿Porqué llegas a esta hora.? — Me preguntó la entrometida señora Ocampo. Ahora resulta que yo le debo explicaciones a una completa extraña.

— Lo siento señora pero nadie me avisó que me habían dado en adopción y ahora tendría que darle cuestas de lo que hago y dejo de hacer a usted. — La ví con disgustó, ella me devolvió una mirada igual.

— Mi cuñadita tiene carácter, ahora entiendo porque te gusta Estéfano. Ella te va domar. — Qué alguien me diga que no escuché la estupidez que acabó de escuchar.

— No soy tu cuñada. — Respondí un poco molesta.

— Así es Nicolás. Ella todavía no es mi esposa. Pero pronto lo será. — intentó tomar mi mano pero no pudo porqué la moví. Noté su expresión de molestia pero es algo que me importa muy poco.

María llegó y sirvió la comida. Eso alivió un poco la tensión del ambiente.

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