SOFÍ

SOFÍ

I - PRIMER DÍA DE CLASE

Entre sueños escuché a mi madre llamándome, tocaba la puerta de mi habitación insistentemente, ya despierta no tuve otra opción sino levantarme, llevo años siendo más independiente, pero, mi madre no parece querer entenderlo.  Llegue el viernes en la noche, tuve que alquilar  un camión para traer mis cosas y ahí me vine, pero deje lo más valioso que tengo, una moto de segunda que gane hace un año, tengo que volver por ella pese a que mi madre desea que no vuelva por ella, una Yamaha SRX 600 de los ochenta color rojizo oscuro; desde que llegué quería colaborar en todo, desempacar, organizar, para mí solo quería saber que traía y que de eso podía deshacerse.

Me levanté y me fui a bañar, mi cuarto no tiene baño propio, solo el de mi madre lo tiene, aunque no es muy privado, ya que es compartido con Camil, mi hermanita menor, sus habitaciones confluyen en él, por lo que voy al baño del pasillo que prácticamente es solo mío. La casa ha cambiado bastante desde que me fui, mi madre la mandó a remodelar antes de que me fuera, pero después de ello me quedé tan poco que parece que nunca conocí bien sus modificaciones. En el primer piso está la cocina, la sala, el comedor, la zona de lavandería, el recibidor, y la salida al patio, todo lo normal, en el segundo está la habitación de mi madre, que es la más amplia,  tiene un baño con doble acceso, a la habitación de Camil, que es más pequeña, está mi habitación, mi baño y otra, la última es la destinada a ser para las visitas, con el tiempo se convirtió en el  cuarto de san Alejo o botadero, todo lo que no tiene un espacio en la casa se va para allá.

Terminé de alistarme y bajé a desayunar, mi primer día de clases me tenía realmente emocionada, para los que no conocen el sarcasmo se los presento.  En el momento en que entré a la cocina mi hermosa madre se quedó viéndome, fue cuestión de segundos los que demoró en estallar en carcajadas.

-Cualquiera que te vea, pensará que llevas tres días muerta- apenas se le podía entender en medio de su risa que incluso contagió a Camil, ya no podía ponerme brava, si ella se reía no podía hacer más

-¿Cómo esperas que me vea?- pregunté con sorna- estoy llena de energía, no es como si apenas hubiese descansado desde que llegué.

Apenas terminé de desayunar cuando llegó la “ruta” que lleva y trae a Camil del colegio, por “ruta” nos referimos a una señora amiga de mi madre, abuela de una de las amigas de Camil;  me despedí de ella con un beso en la mejilla, nuestra relación no es la mejor, me fui sin avisarle a nadie, y eso la  incluye a ella, la diferencia de ella y los demás es que a ella no deseaba dejar la olvidada,  simplemente no puede evitarlo fue una clase de “daño colateral”, solo que ella no me ha perdonado del todo, es tensa nuestra relación y si ya me vi obligada a vivir aquí espero poder al menos cambiar eso. Mi madre salió con ella, ya estaba a punto de emprender camino al instituto cuando me detuvo un momento.

-Sofía, en la noche cuando llegue, tenemos una charla pendiente, por favor es algo muy importante.

-Asentí, me despedí de ella y me dirigí al instituto,  las cosas han cambiado bastante desde que me fui, normal no: Cuando llegué al instituto sentí unas miradas sobre mí, las cuales ignoré. Quizás... pensé, puede que  les recuerde a alguien,  puede que les sea conocida, pero al final ese pensamiento sin sentido simplemente queda descartado; camine hacia la oficina de la directora para reclamar mi horario.

-Literatura,  literatura- murmuraba mientras buscaba el salón\,  el timbre había  sonado hace 5 minutos indicando el inicio de clase y yo seguía dando vueltas sin saber a dónde ir\, llegaría tarde a mi primera clase\, una excelente manera de empezar con pie derecho este año escolar.

Señorita  Sáenz -me llamó la directora-  ¿No debería estar en clase?

-Sí, señora, estoy perdida, es que no encuentro el salón -explique.

-Señor Anderson, venga- se dirigió aún joven, de cabello largo y oscuro, que se encontraba recostado en una pared, hizo una mueca y caminó hacia nosotras.

-Señorita Sáenz, él es el  señor Anderson - ambos asentimos y nos dimos la mano, algo incómodo en realidad- Él te llevará a tu salón - sentenció. Luego se dirigió exclusivamente a él.

-Ya que por el momento no tiene nada mejor que hacer será el guía de esta jovencita,  empieza el último curso, no la descuide -se dirigió hacia mí- El joven Anderson es un alumno ejemplar, él la guiará y acompañará, en lo que necesite, durante esta semana puede contar con su ayuda -acto seguido se marchó.

-¿Cómo es posible que no tenga nada que hacer, no es estudiante entonces, no tiene clases a las cuales asistir y si no lo es qué hace aquí metido? No es como si esto fuera un centro comercial.

Cuando la directora se fue, él empezó a caminar, y yo, pues no tuve más opción que seguirlo, iba unos cuantos  paso adelante de mí, y ya que no había nada mejor que observar lo mire a él, era alto y tenía una espalda amplia y seguramente fuerte seguro deportista, creo que las normas no han cambiado en este lugar, los deportistas buenos hacen estar al instituto ganar gozan de privilegios, una clase de fuero que evite que sean sancionados gravemente para así no perjudicar el deporte.

-Listo - dijo, frenando en seco. Qué animal, casi me estrello contra él.

-Deberías ponerte estacionarias, o al menos avisar cuando vas a frenar, así las personas no correrían riesgo de colisión.

-Este es el aula de literatura para los de último año- señaló- entrégame tu horario de clases, para saber a donde te debo llevar después, te esperaré aquí afuera.

-Asentí como la niña juiciosa y obediente que claro que soy, le pase el horario, y caí en cuenta de que no sabía cómo se llamaba.

-Disculpa - lo llamé antes de que se fuera- ¿Cuál es tu nombre?

-Logan- carraspeo, mi nombre es Logan Anderson.

-Yo me llamo Sofía  Sáenz- levante la vista y me encontré con la suya, de un inquietante color azul celeste,

-Perfecto- aplaudió- Entonces nos vemos más tarde.

-Oye- de nuevo lo retuve- ¿eres estudiante?, o sea, lo pregunto porque la directora dijo cuando te llamo, que no tenías nada mejor que hacer y me parece extraño eso, ya que si no eres alumno no deberías estar acá y si lo eres, pues si tendrías algo mejor que hacer y eso sería estar en clase.

-La curiosidad mató al gato - dijo en tono misterioso- Estoy castigado por hoy y como la asociación de padres prohibió los castigos en las tardes y tengo entrenamiento los sábados tengo que saltarme las clases.

-Bueno, gracias- no sabía que más decir.

-Listo, nos vemos en un rato, Sofí - dio la vuelta y se fue.

Pero no entre al salón de una, necesitaba tener un tiempo para reponerme, será cabr... no, él no tiene idea, tengo que calmarme. Odio que me llamen así, se lo diré en un rato, y todo estará bien; es solo que ahora tengo una pesadez en el pecho y sé que no se irá pronto.

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Comments

Betzabeth Calderón

Betzabeth Calderón

Buen inicio veremos ojala y no se ponga tediosa deje a media dos novelas ya

2024-08-05

0

Marta Bedetti

Marta Bedetti

empezamos vastante bien

2024-08-04

0

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