Entre sueños escuché a mi madre llamándome, tocaba la puerta de mi habitación insistentemente, ya despierta no tuve otra opción sino levantarme, llevo años siendo más independiente, pero, mi madre no parece querer entenderlo. Llegue el viernes en la noche, tuve que alquilar un camión para traer mis cosas y ahí me vine, pero deje lo más valioso que tengo, una moto de segunda que gane hace un año, tengo que volver por ella pese a que mi madre desea que no vuelva por ella, una Yamaha SRX 600 de los ochenta color rojizo oscuro; desde que llegué quería colaborar en todo, desempacar, organizar, para mí solo quería saber que traía y que de eso podía deshacerse.
Me levanté y me fui a bañar, mi cuarto no tiene baño propio, solo el de mi madre lo tiene, aunque no es muy privado, ya que es compartido con Camil, mi hermanita menor, sus habitaciones confluyen en él, por lo que voy al baño del pasillo que prácticamente es solo mío. La casa ha cambiado bastante desde que me fui, mi madre la mandó a remodelar antes de que me fuera, pero después de ello me quedé tan poco que parece que nunca conocí bien sus modificaciones. En el primer piso está la cocina, la sala, el comedor, la zona de lavandería, el recibidor, y la salida al patio, todo lo normal, en el segundo está la habitación de mi madre, que es la más amplia, tiene un baño con doble acceso, a la habitación de Camil, que es más pequeña, está mi habitación, mi baño y otra, la última es la destinada a ser para las visitas, con el tiempo se convirtió en el cuarto de san Alejo o botadero, todo lo que no tiene un espacio en la casa se va para allá.
Terminé de alistarme y bajé a desayunar, mi primer día de clases me tenía realmente emocionada, para los que no conocen el sarcasmo se los presento. En el momento en que entré a la cocina mi hermosa madre se quedó viéndome, fue cuestión de segundos los que demoró en estallar en carcajadas.
-Cualquiera que te vea, pensará que llevas tres días muerta- apenas se le podía entender en medio de su risa que incluso contagió a Camil, ya no podía ponerme brava, si ella se reía no podía hacer más
-¿Cómo esperas que me vea?- pregunté con sorna- estoy llena de energía, no es como si apenas hubiese descansado desde que llegué.
Apenas terminé de desayunar cuando llegó la “ruta” que lleva y trae a Camil del colegio, por “ruta” nos referimos a una señora amiga de mi madre, abuela de una de las amigas de Camil; me despedí de ella con un beso en la mejilla, nuestra relación no es la mejor, me fui sin avisarle a nadie, y eso la incluye a ella, la diferencia de ella y los demás es que a ella no deseaba dejar la olvidada, simplemente no puede evitarlo fue una clase de “daño colateral”, solo que ella no me ha perdonado del todo, es tensa nuestra relación y si ya me vi obligada a vivir aquí espero poder al menos cambiar eso. Mi madre salió con ella, ya estaba a punto de emprender camino al instituto cuando me detuvo un momento.
-Sofía, en la noche cuando llegue, tenemos una charla pendiente, por favor es algo muy importante.
-Asentí, me despedí de ella y me dirigí al instituto, las cosas han cambiado bastante desde que me fui, normal no: Cuando llegué al instituto sentí unas miradas sobre mí, las cuales ignoré. Quizás... pensé, puede que les recuerde a alguien, puede que les sea conocida, pero al final ese pensamiento sin sentido simplemente queda descartado; camine hacia la oficina de la directora para reclamar mi horario.
-Literatura, literatura- murmuraba mientras buscaba el salón\, el timbre había sonado hace 5 minutos indicando el inicio de clase y yo seguía dando vueltas sin saber a dónde ir\, llegaría tarde a mi primera clase\, una excelente manera de empezar con pie derecho este año escolar.
Señorita Sáenz -me llamó la directora- ¿No debería estar en clase?
-Sí, señora, estoy perdida, es que no encuentro el salón -explique.
-Señor Anderson, venga- se dirigió aún joven, de cabello largo y oscuro, que se encontraba recostado en una pared, hizo una mueca y caminó hacia nosotras.
-Señorita Sáenz, él es el señor Anderson - ambos asentimos y nos dimos la mano, algo incómodo en realidad- Él te llevará a tu salón - sentenció. Luego se dirigió exclusivamente a él.
-Ya que por el momento no tiene nada mejor que hacer será el guía de esta jovencita, empieza el último curso, no la descuide -se dirigió hacia mí- El joven Anderson es un alumno ejemplar, él la guiará y acompañará, en lo que necesite, durante esta semana puede contar con su ayuda -acto seguido se marchó.
-¿Cómo es posible que no tenga nada que hacer, no es estudiante entonces, no tiene clases a las cuales asistir y si no lo es qué hace aquí metido? No es como si esto fuera un centro comercial.
Cuando la directora se fue, él empezó a caminar, y yo, pues no tuve más opción que seguirlo, iba unos cuantos paso adelante de mí, y ya que no había nada mejor que observar lo mire a él, era alto y tenía una espalda amplia y seguramente fuerte seguro deportista, creo que las normas no han cambiado en este lugar, los deportistas buenos hacen estar al instituto ganar gozan de privilegios, una clase de fuero que evite que sean sancionados gravemente para así no perjudicar el deporte.
-Listo - dijo, frenando en seco. Qué animal, casi me estrello contra él.
-Deberías ponerte estacionarias, o al menos avisar cuando vas a frenar, así las personas no correrían riesgo de colisión.
-Este es el aula de literatura para los de último año- señaló- entrégame tu horario de clases, para saber a donde te debo llevar después, te esperaré aquí afuera.
-Asentí como la niña juiciosa y obediente que claro que soy, le pase el horario, y caí en cuenta de que no sabía cómo se llamaba.
-Disculpa - lo llamé antes de que se fuera- ¿Cuál es tu nombre?
-Logan- carraspeo, mi nombre es Logan Anderson.
-Yo me llamo Sofía Sáenz- levante la vista y me encontré con la suya, de un inquietante color azul celeste,
-Perfecto- aplaudió- Entonces nos vemos más tarde.
-Oye- de nuevo lo retuve- ¿eres estudiante?, o sea, lo pregunto porque la directora dijo cuando te llamo, que no tenías nada mejor que hacer y me parece extraño eso, ya que si no eres alumno no deberías estar acá y si lo eres, pues si tendrías algo mejor que hacer y eso sería estar en clase.
-La curiosidad mató al gato - dijo en tono misterioso- Estoy castigado por hoy y como la asociación de padres prohibió los castigos en las tardes y tengo entrenamiento los sábados tengo que saltarme las clases.
-Bueno, gracias- no sabía que más decir.
-Listo, nos vemos en un rato, Sofí - dio la vuelta y se fue.
Pero no entre al salón de una, necesitaba tener un tiempo para reponerme, será cabr... no, él no tiene idea, tengo que calmarme. Odio que me llamen así, se lo diré en un rato, y todo estará bien; es solo que ahora tengo una pesadez en el pecho y sé que no se irá pronto.
Golpee la puerta del salón que Logan me indico, antes de entrar, por lo cual cuando entre todas las miradas se encontraban dirigidas hacia mi.
-Buenos días- dije en un tono que esperaba llegara a toda la clase.
-Si bueno - dijo el maestro- Usted debe ser la Srta. Sofía Sáenz, ya la echamos de menos.
-Sí señor- afirme, esperando poder irme a algún lugar ya, no me gustan las presentaciones incómodas
-Bueno clase, ella su nueva compañera, hará parte del instituto y de su grupo a partir de hoy y si no me equivoco es nueva en la ciudad - asentí- Por lo cual espero sean gentiles -apuntó a un pupitre doble que estaba vacío a un lado del salón- Sea tan gentil de sentarse allí.- y así lo hice.
La clase avanzó rápido, gracias a todo el tiempo que perdí antes de entrar al salón, por lo cual me sorprendí al escuchar el timbre. Cuando salí, Logan estaba esperándome.
-Hola Logan, la verdad no tienes que escoltarme hacia todos lados, puedo defenderme sola.
-Lo lamento nena, eres mi castigo; esto parte de mi trabajo como lacayo de Jiménez- apuntó con desdén
-¿Qué crimen cometiste para ganarte este castigo?- En serio quería saber.
-Fácil, me escape una semana y no le di una excusa suficientemente buena por mi ausencia, además de que también falté al entrenamiento por lo cual el entrenador también estaba bastante molesto y me gané un día de castigo, el lunes debo estar al día en todas las clases.
-Vaya, ¿valió la pena la ausencia?- pregunte
-Claro- contestó determinado- Bueno, tienes química, vamos- colocó su brazo sobre mis hombros y empezó a andar.
-Oye - lo detuve- aclaremos unas cosas. Primero: respeta mi espacio personal, ok - saque su brazo de mis hombros- Segundo: mi nombre es Sofía, no nena, no Sofí, es: S. O. F. Í. A.- deletree enfatizando cada letra- así que por favor seamos personas decentes.
-Que pasa nen… Sofía, yo sólo pretendía ser amigable - justificó inocente- Además si me lo permites, te encuentras actualmente en una posición deseable para muchas otras chicas - declaró con un deje de arrogancia.
-Si, pero entérate galán -dije con suficiente sarcasmo- No me importa si alguien desearía estar en esta posición, yo lo estoy y no me importa, no se que clase de ridículas sueñan con acompañarte, pero, no eres mi tipo - termine dándole unas cuantas palmadas en el hombro.
-Desde mi posición vi aula que decía química por lo que me dirigí a ella sin mirar de nuevo a Logan, no soporto la arrogancia en alguien mas que no sea yo.
Entré al salón, gracias a la vida era el correcto y sucedió lo mismo que en la clase anterior, una breve presentación y me enviaron a mi lugar, la diferencia es que en este salón había puestos individuales para las clases teóricas, luego según la profesora cuando sea turno de las prácticas iremos al laboratorio. La profesora empezó con su explicación y yo me desconecte, no soy buena en las materias sobre ciencias básicas, después de un rato de explicación la profesora salió del salón, y seguro no había dado dos pasos afuera cuando la chica que había en el puesto del frente se giró hacia mí.
-Conque nueva, eh, ¿Qué hiciste para que te expulsaran?- preguntó, era una chica rara, no es la primera frase que se le suele decir a alguien, la chica era pelirroja y tiene los ojos verdes, bastantes grandes para su pequeño rostro.
-¿Perdón? - no sabía a qué se refería. - No te entiendo.
-A lo que mi impertinente hermana hace referencia- dijo el joven que se sentaba a su lado derecho, con una mirada de reproche. El chico es idéntico a ella, mismo tono rojizo y ojos verdes- Es que, supone que si estas entrando al colegio en abril es porque en el anterior al que estabas te expulsaron, y ella pregunta el motivo.
-Entiendo -contesté mirándolo y luego a su hermana- Pues lamento decepcionarte querida, pero no me expulsaron, solo no pude seguir viviendo donde lo hacía por lo que tuve que mudarme.
Es raro, no soy una persona que hace amigos de la nada, menos el primer día de clase y pues realmente ningún día, y esta chica parece muy entusiasta, me agrada, no la conozco aun, pero parece agradable y él también.
-Mi nombre es Henry, y ... - dijo el chico.
-¡Y yo soy Hanna! - completó su hermana con entusiasmo - Nosotros somos los hermanos James - sentenció con una gran sonrisa, mientras su hermano ponía los ojos en blanco.
-¡Y yo soy Sofía! - trate de imitar el entusiasmo de Hanna - Lo que les causó un poco de risa a los dos, parecía que Henry quería decir algo pero entró la profesora y cada quien se acomodó en su lugar, hasta que acabó la clase.
Obvio al salir, ahí estaba él, recostado en la pared, con los brazos cruzados y una pierna doblada sobre la pared, al verme me saludo con un movimiento de cabeza, me despedí de los hermanos con la mano y camine hacia el, no me hace gracia tenerlo de guía pero se que cuando te castigan debes hacer lo que te indican si quieres que termine pronto. Eso lo sé por experiencia propia.
-Hola nena - saludo y empezó a caminar, pero se detuvo al ver que no lo seguía- Perdón Sofí...a - se demoró un poco en completar mi nombre- ¿Por qué eres tan inflexible?- se quejo- Solo quiero ser amigable.
Entramos al comedor, este al menos no ha cambiado tanto como el resto del instituto, me guio hacia la fila de la cafetería, yo iba antes de él por lo que él hablaba con las personas de atrás, una vez hechas nuestras respectivas compras me llevo a una mesa para que según él “no fuera una rara, sentada sola”; yo estaba dispuesta a buscar a los James pero vi que la directora estaba en el comedor en la mesa de profesores y él la saludaba, como quien dice ~si señora, aquí ando con la nueva, quíteme el castigo pronto~. Sus amigos eran agradables de hecho, escuchaba como reían y hablaban del entrenamiento que Logan perdió.
Me percate de que habían miradas extrañas hacia nosotros, o más concretamente hacia mi, las chicas que pasaban solían mandarles miradas a los chicos y seguían su trayecto, cuando yo las miraba me devolvieron una mirada de intriga o fastidio. Se terminó el almuerzo más pronto de lo que quería.
-Sigamos con nuestra rutina jovencita - de todos los términos que podía escoger dio con uno aceptable, y él lo sabía ya que me miraba expectante - ¿Este si? - pregunto con burla y yo solo asentí riendo con él.
-Mi celular vibró en mi bolsillo, lo saqué y al revisarlo me encontré con un mensaje:
MADRE: Hola mi niña, recuerda que esta tarde tenemos
una charla pendiente, es un tema importante, cuídate
recuerda que la señora Alarcón llega pasadas las
4:00 pm con Camil.
Cuídate, y sonríe un poco más. Te Amo.
No entiendo el afán de mi madre. El resto de la jornada terminó pronto, tuve dos clases más siempre guiada de Logan, incluso preguntó si necesitaba compañía cuando llegó la hora de la salida, trató de convencerme diciendo que no era muy seguro andar sola por las calles desconocidas, pero le aseguré que mi “hermano mayor” llegaría por mi pronto, por lo cual no tuvo más objeción y se fue.
Cuando se fue, emprendí camino a casa, la directora Jiménez me vio y me llamó.
-Señorita, quería preguntarle si el joven Anderson ha cumplido con lo que le ordené en la mañana.
-Sí señora, Logan ha sido muy amable - no parecía conforme, por lo que añadí - Me guio en cada clase que tuve, hacia el comedor y me acompañó para que no estuviera sola, incluso quería acompañarme camino a mi casa pero no era necesario- asegure y es que no tenía ninguna queja sobre el, quedo satisfecha con ello.
-Estuve revisando su expediente escolar - dijo cuando yo disponía marcharme - Y no es el mejor que digamos, por lo que me veo en la penosa obligación de decirle que no pienso tolerar faltas en esta institución, así que le recomiendo, que se comporte con el extremo cuidado y decencia que debe tener una señorita de su edad- concluye su sutil amenaza con una mirada de reojo y se retira.
Es cierto, mi historial académico es aceptable pero el disciplinar no tanto, pero no es mi culpa, en algún momento cuando empecé mi nueva vida en casa de Lita las personas creyeron que podían tomarme del pelo, por lo cual al principio lo ignore, pero cuando las cosas se iban saliendo de control termine en medio de una pelea con quien sería mi amiga el resto de mi estadía ahí, bueno antes de que se mudara del país, Dayana fue una gran compañía y fue quien me presentó con Artur su primo; aun suelo hablar con él y pronto vendrá a visitarme .
Empecé a caminar hacia mi casa, y llegue alrededor de 25 minutos después, comí unos pastelillos que había dejado mi madre en el comedor, espere a Camil, nuestra relación es tensa, suele tratarme con delicadeza, como quien vigila una bomba mientras espera que no explote de la nada, me fui cuando era muy pequeña y en si, no que cuanto recuerda sobre mi, espero que lo que recuerde sea bueno o que no recuerde nada, si hubo algo positivo en volver fue ella, conocerla mejor, solo nos veíamos cuando iba algún fin de semana a quedarse con nosotras o en festividades y ya está lo suficientemente grande como para hacerse preguntas y eso me da miedo.
Cuando llego me pregunto si mamá ya había hablado conmigo y eso me preocupó, este fin de semana que llegué parecían tensas por algo más que mi llegada, como si escondiera algo. Luego me dijo que estaba cansada y se fue a su cuarto, yo no tenía nada más que hacer por lo cual hice lo mismo.
No sé en qué momento me dormí, recuerdo que me puse los audífonos y coloque el modo aleatorio después de eso, todo se apagó. Me despertaron los insistentes golpes y el llamado de mi madre al otro lado de la puerta, hice un sonido de fastidio y luego recordé la dichosa conversación.
-Ya voy, ya voy, un momento por favor - pedí mientras me organizaba un poco. Cuando abrí la puerta ella entró y se sentó sobre mi cama.
-Aun duermes con los audífonos puestos - dijo mi madre con tono nostálgico - Pensé que después de tanto... - no quería hablar sobre ello y al parecer ella tampoco - Pero bueno- se aclaró la garganta- ¿Qué tal el día de hoy?
-Madre- reprendí, ya me estoy poniendo nerviosa con tanta dilatación - Suéltalo, ¿qué pasa, qué es lo que esconden ustedes dos?
-Sofia, tú llevas mucho tiempo fuera de este hogar - asentí, eso no es bueno, pensé- Y algunas cosas han cambiado…
-¿En qué cambiaron? - interrumpí.
-Pues…- vaciló, sea lo que se que vaya a decir, me está mirando como si fuera una bomba en conteo de 10 segundos - No tenía con quien dejar a Camil, cuando tenía que trabajar, y los turnos en el hospital a veces se hacen más largos por lo que le pedí a la vecina, a la señora Hoult que permitiera a su hijo venir a cuidar de ella mientras yo trabajaba - No entiendo a donde va todo esto - El era un chico muy atento, se volvió de como parte de la familia, el estudiaba un curso antes que tu para ese entonces en otro instituto, pero luego su familia tuvo una crisis económica que duró varios meses y yo empecé a pagarle por cuidara Camil como un niñero oficial, pero eso no era mucho…
-Mamá, estoy perdida, ¿qué me quieres decir?
-Ya estoy llegando al punto - aseguro - Como te iba diciendo, la crisis fue tan dura que incluso empezó a faltar al instituto para trabajar en un café; cuando por fin las cosas empezaron a mejorar para George y Laurent - los recuerdo un poco- Ella tuvo una oferta laboral en otra ciudad, un puesto muy importante y demandante, pero su hijo no quería mudarse, sus padres son buenas personas pero sus trabajos son lo primordial en sus vidas y enserio quería quedarse con Camil, así que llegue un acuerdo con ellos él volvería al instituto, obvio le tocó repetir el grado que abandonó y viviría seguro con nosotras - concluyó sin aliento, hablo muy rápido al final.
Se quedó observando por un minuto entero, analizando mi reacción pero estaba en blanco, como mi mente.
- O sea\, viven con un extraño - concluí.
- No\, Sofía\, no vivimos con ningún extraño\, lo conocemos desde hace mucho y convivimos con él desde hace dos años- explicó.
- Entonces\, ¿tienes... un... inquilino?\, por así decirlo- fue lo único que se me ocurrió\, dos años es mucho.
-Algo así, es más como un familiar, sus padres le envían dinero mensualmente y me ayuda un poco pero es más como un hijo- reveló ese pensamiento como si no pudiera evitar.
- Sofia\, quiero que entiendas que cuando supo que sus padres se mudarían estaba muy triste y aburrido la idea de dejar a Camil no le gustaba y yo también le había tomado mucho cariño.
- Okey\, estoy tratando de entender esto con calma.
- Y te agradezco mucho por ello\, hija- la interrumpí por milésima vez.
- Pero\, ¿por qué si vive hace dos años aquí\, no me lo contaste antes?
- No quería molestarte con eso - dijo\, pero le creí a medias\, que yo me fuera y ella encontrara un sustituto de hermano para Camil me molestaba\, pero realmente no podía juzgarla - No sabía que pensarías sobre eso.
- Pues bueno\, dejémoslo ahí. -la detuve antes que empezara con otra explicación- ¿Dónde está el famoso “niñero / hijo” ?\, porque llegue el viernes en la noche y durante estos días no me ha parecido cruzarme con nadie mas que ustedes dos - explique abarcando el lugar con los brazos y luego cruzándolos sobre mi pecho.
- Él se fue de viaje y llegó el sábado\, el obvio sabía que mi hija mayor volvería a la casa y que no sabía que él vivía con nosotras por lo cual dejó que le dijéramos todo con calma\, mientras se quedaba en un hotel.
-Que considerado por parte del pequeño Hoult - me mofe.
-¿Y en dónde se queda, en qué habitación quiero decir?
-En cuarto de invitados, al final del pasillo- Explicó
La casa no es gigante, tiene el tamaño perfecto para una familia promedio, la que en algún momento de mi vida fuimos, o intentamos ser. En el segundo nivel están las habitaciones, la de mi madre es la principal que tiene baño personalmente compartido, como me gusta llamarle, porque al arquitecto de la casa le pareció buena idea dejar el baño con dos entradas paralelas, por lo cual dos de las cuatro habitaciones que tenemos están conectadas entre sí, y como Camil era la más pequeña mamá le dio esa habitación, para poder estar pendiente de ella en cualquier momento. Por ende yo tenía que compartir en baño solo cuando habían invitados, o sea que ahora…
- Tendré que compartir mi baño - no pregunte\, solo afirme.
- Si\, es un pequeño sacrificio que espero no te moleste - Parecía que realmente quisiera que entendiera\, como si de forma tácita me pidiera que no las abandonara de nuevo\, eso se lo prometí a Lita.
- No\, no tendré problemas\, si él no los busca - respondí\, me estaba estresando esta situación- Y para finalizar\, ¿Cuándo vuelve?
- Pues hija - dijo con un deje de diversión\, como si ahora que yo no había estallado se estuviera relajando - está abajo en este momento.
Se plantó un silencio incomodo entre las dos tras su revelación, pero por otro lado recode lo que Lita solía decirme cuando tenía algún control médico o debía tomar algún medicamento ~Al mal paso, darle prisa~ como quisiera que estuviera aquí conmigo, pero Lita siempre ha sido muy testaruda, algo que al parecer le herede, y decidió que ella era mucho trabajo para mi, aunque si bien recuerdo, nunca me queje.
- Hija - dijo rompiendo el silencio- Se que no has tenido una vida sencilla\, pero dale una oportunidad\, él tampoco lo ha tenido fácil.
- Si madre\, dame un momento a solas y bajaré\, esto es mucho que procesar.
- Por favor\, Sofía\, dale una oportunidad - repitió- Sé bien que eres una persona difícil e incluso disfrutas molestando a los demás\, pero quiero que entiendas que es una persona muy importante para nosotras. Yo se que crees que te descuide porque vivías con mi mamá\, pero siempre he estado pendiente de ti para saber como te desarrollabas después de aquel incidente - terminó\, pero se llevó las manos a la boca\, se había pasado y lo sabía.
Sentí un nudo formarse en mi garganta, llamar incidente a lo que pasó es como creer que la caída de Yugoslavia fue pacífica. No podía creer que en serio lo había mencionado, hasta este punto todo estaba bajo control, pero lo había arruinado.
- Hija\, lo lamento no quise mencionarlo\, tu sabes que suelo hablar de más y... - empezó a disculparse pero la detuve.
- Bajaré en diez minutos - fue lo único que dije\, y ella salió de la habitación.
Sacudí mi ropa para quitarle las arrugas que se formaron por dormir con ella, no sirvió de mucho. Salí de mi habitación directa al baño para enjuagarme la cara un poco, tenia el rimel un poco corrido por lo que me limpie, y por primera vez desde que había llegado lo note, este baño tenía una esencia masculina, un olor a colonia, quizá crema de afeitar o gel de cabello que no había podido identificar antes, como si el olor del pequeño Hoult permaneciera en las paredes. Ahora caí en cuenta que había ignorado el cuarto de invitados, aunque, pensándolo bien, si había intentado entrar a él, el día que llegué cuando desempacaba creí que podría dejar unas cuantas cajas en él para ahorrarme el desorden pero el cuarto estaba cerrado.
Me pareció que ya estaba presentable, aunque decidí cambiarme mi camisa de cuadros, estaba muy arrugada, mi abuela suele llamarme leñadora por usar estas camisetas y no es mi culpa que me gusten tanto y sea tan cómodas, no puedo holgazanear más, los diez minutos se agotan rápido por lo que decidí bajar.
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