Capítulo 9

Ya es viernes y me estresa saber que no he encontrado nada sobre esa frase.

¡NADA!

Suspiró frustrada mientras bebo café.

—¿Todo bien? —Sherry me deja un plato de waffles

—Si... Ha pasado casi una semana Sherry, es viernes y mañana me regreso a México sin haberles ayudado. Eso me preocupa.

—Haz hecho lo que podías Amanda, no debes sentirte mal.

Suspiró de nuevo, mirando a Sherry ella prepara una rica malteada. ¡Cierto! Hoy era su aniversario.

—Dylan me comentó que hoy era su aniversario...

Puedo ver a Sherry sonrojarse levemente. —Si...

—¡FELICIDADES! —voy a darle un gran abrazo, sin embargo la noto tensa. —¿Qué te pasa? —me paralizo al verla sollozar. —Sherry...

—Lo siento, —se limpia las lágrimas —Es un día alegre y estoy alegre, son lágrimas de alegría.

—Sin embargo tu cara es de agonía... —la tomo de las manos —Puedes contarme lo que sea y lo sabes. Si el idiota de mi hermano te hizo algo...

—No, no... No es eso... —sonríe —Es solo que... —exhala —Cuando nos juntamos hace tres años atrás... Juramos que seria libre nuestra vida sexual... Que si estábamos separados podíamos estar con cualquier persona.

—Lo sé, eso Dylan me lo ha contado...

Ella asiente y se pasa un mechón de cabello detrás de la oreja. —Empezó bien... Pero al segundo año... —murmura

—¿Qué paso? Ya no quieres estar...

—¡No! —me detiene y sonrie debilmente —Desde hace tres años que no estoy con nadie que no sea Dylan...

Mi respiraron se corta. —¿No...

—Si, creo... Que me he enamorado profundamente de Dylan. —me mira —¿Patético no?

—Sherry... Claro que no, eso es amor. Del bueno.

—Se que Dylan se acuesta con otras... Y se supone que está bien, en parte se que él es mujeriego y que hicimos un trato... En un principio no me importaba... Pero... —sus ojos se llenan de lágrimas —Pero... Ahora me duele...

La abrazo fuertemente mientras la escucho llorar. Me gustaría tener a alguien a quién amar también de la misma manera que ella.

—Sherry... —le levantó la cabeza —Si hay algo que se del imbécil de mi hermano es que te ama. Más que a nada...

—¿Lo crees?

Asiento —Eres la única mujer que le ha soportado cuatro años hasta ahora. Y yo creo que en su aniversario al ser un día especial debieran hablar sobre ese trato y hacer uno nuevo.

—No creo que Dylan...

—¡Tonterias! —le corto —Dylan escuchará, lo sé. Él te ama, y haría lo que fuera por ti.

—Amanda... ¿Crees que un hombre cambie por una mujer?

«—¿Debería?

—¿La amas? —él asiente —Entonces hazlo...»

Sonrió de oreja a oreja —Claro que si...

...[...] ...

Cuando Dylan llega se arregla para la salida que tendrán en la noche.

—¿Segura que te puedes quedar sola? —Sherry me mira a través del espejo

Sin desearlo pongo los ojos en blanco. —Si Sherry... No será gran cosa, puedo cuidarme sola... ¡Listo!

—¡Oh! Amanda... ¡Me encanta! —sonríe y las lágrimas afloran.

—No llores, arruinarás tu maquillaje.

—Lo siento... —se empieza a abanicar con las manos.

Salimos de la habitación y Dylan nos espera al pie de las escaleras.

—Ya está lista... —le sonrió

No puedo describir la cara de mi hermano al verla, estaba feliz, sus ojos brillaban de alegría. Mi corazón se ensancha de felicidad por los dos. Sólo ruego que todo les salga bien a ambos.

—Nos vemos mañana... —les saludo con la mano

—¿Podrás cuidarte sola? —Dylan me mira interrogante.

Ruedo los ojos —No soy una niña Dylan... Sólo será una salida por unas copas al antro, eso es todo. Regresaré al hotel antes de media noche.

—Perfecto, no me gustaria que tu hada madrina fuera a sacarte de ahí...

—¿Qué hada madrina?

—Yo.

Sonrio y le sacó la lengua. —Bobo... Anda, Sherry te espera.

Les observo a través de la ventana alejarse con el auto.

«—¿Qué tienes? —mi hermano estaba más serio de lo costumbre

—Nada, sólo pensaba eso es todo...

—¡Vaya! Dylan García pensando... Eso es nuevo, ¿duele usar tu cerebro por primera vez?

—Ja' Ja' Ja' me muero de risa Amanda. —dice rodando los ojos irritado

—¿No te pareció gracioso? A mi si... —sin embargo no sonríe. —Haber hermanito... —le arrebató las hojas que lleva en la mano. —Cuéntamelo todo...

—Ave maria purísima... —sonríe él

—Sin pecado concebido... —sonrió de vuelta —Cuentame hijo mio... —hago mi voz rasposa. Dylan y yo siempre hacíamos eso para saber que no importa lo malo que queda ser la noticia, nunca se lo contaremos a nadie.

—Quiero pedirle a Sherry que sea mi esposa.

Boqueo como un gran pez ante la noticia. —Tú... ella... ustedes... matri...monio... ¡Dylan! —chillo —¡ESO ES ASOMBROSO! —me lanzó a sus brazos y le hago puch. —Al fin... Creí que jamás tendrías el valor y que Sherry tendria que hacerte un amarre.

—¿Qué?

—Nada. —aplasto los labios y niego.

—Ustedes dos juntas dan miedo.

—Nunca te juntes con una latina, menos mexicana, te corrompen el alma. —sonrió mostrando los dientes. —¿Tienes miedo? —preguntó más seria al ver que la tensión se ha ido.

Él asiente. —Si...

—Es normal, yo también lo estaría.

—¿Si te piden matrimonio?

—Si fuera hombre y tuviera que pedirlo si... —asiento —Cometer un error ante la chica que me gusta me dejaría marcado, más si ella dice que no y no nos volvemos a ver jamás desperdiciando años de mi noviazgo con ella... —para este punto Dylan esta pálido. —Por eso hay que pensarlo bien y tomar la decisión de manera firme, el anillo es la representación simbólica de la soga que se te amarra al cuello para siempre.

—Gracias por el apoyo moral hermanita... —Dylan se abanica con las hojas que antes le he quitado.

—Tranquilo hombre, Sherry sabe que siempre cometes estupideces, no seria raro para ella.

—Te odio... —sisea él mientras deja caer la cabeza hacia atrás en el respaldo del sofá.

—Vale... ya, modo seria: ¡Activado! —cruzo mis brazos en forma de x y sonrió.

—Se me olvida que a veces puedes ser tan infantil...

—¡Vamos, eso es lo que te gusta de mi! Pero en serio, ¿a qué le tienes miedo? Sherry es una gran chica, te ama. No hay duda.

—¿Y el trato de andar con otros si lo queremos? No se si a Sherry le guste eso.

—¿Cambiarias por ella? —le miro seriamente —¿Lo harías?

—Si...

—Entonces deberías hablar con ella sobre el trato, no dudo que ella te ama lo suficiente como para dejar esa vida, claro, si tu haces lo mismo.

—¿Debería?

—¿La amas? —él asiente —Entonces hazlo...

—Gracias... —Dylan me abraza con fuerza y yo le devuelvo el abrazo. —Debiste ser psicóloga...

—Tome un curso de psicología básica en la UNAM

—Ya decía yo... —suspira »

Les veo alejarse —Hermano... No la vayas a joder...

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