Capítulo 17

Con los nervios de punta tomó mis maletas y salgo del pasillo al exterior del aeropuerto. Toda la gente se reúne con sus familiares y conocidos.

No vayas a llorar...

Por ahora no.

Hable con Sherry antes de abordar, me dijo que ella iría por mí, ya que Dylan tenía que trabajar.

—¡Amanda! —escucho la voz de Sherry a mis espaldas. —¡Aquí!

Sostengo mi maleta y giro para mirar donde está.

Oh, oh...

Dylan la acompaña, con lentitud me acerco a ellos. Cada paso que doy sólo sirve para alterar mi pulsación.

—¡Que alegría verte! —Sherry se adelanta y me abraza con fuerza —¿El viaje estuvo bien?

—Si, todo tranquilo... —me separo de ella y miro a Dylan. —Hola...

La tensión crece en milésimas de segundo. Su semblante serio me recuerda al de mi padre cuando se enojaba con nosotros, tenía potencia y emanaba respeto.

Mi mellizo camina a mi y para sorpresa mía me abraza con delicadeza, sus brazos me envuelven por la espalda y una mano toma mi nuca.

—Un García Rivera... —susurra en mi oído en español.

Las lágrimas afloran sin quererlo. —Nunca huye de un problema.

—Lo enfrenta... —continua

—Y aprende de ello. —sollozo

—No estás sola hermanita. —Dylan me besa la frente y se separa de mi para limpiarme las lágrimas.

—Te amo. —sorbo la nariz

—Lo sé, pero no se lo digas a Sherry que es celosa. —me guiña el ojo —Vamos a casa... —habla en ruso al tiempo que me quita la maleta para que él la cargue.

Sherry me toma del brazo y salimos los tres juntos del aeropuerto.

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Llegamos a su casa e instala mis maletas sin pensarlo.

—No me voy a quedar aquí... —les recuerdo

—Oh, no. Eso no será posible... —sonrie Sherry —Vas a quedarte aquí con nosotros.

Dylan baja a nuestro encuentro. —¿Tienes hambre?

Asiento.

—¡Claro que tiene hambre! —sonríe Sherry con brillo en los ojos —Ahora come por dos...

—Pues vamos a alimentar a mi sobrino o sobrina... —Dylan sonríe y me invita a pasar a la cocina.

Son las 3:00 p.m. mi hambre me esta matando.

—Come con confianza querida... —Sherry me sonríe y me tiende un plato de hot cakes, espagueti, frijoles, huevo, carne asada.

—Sherry... Es mucho.

—Te lo dije... —le riñe Dylan

—El bebé debe crecer grande y fuerte.

—Si, pero no gordo. —se burla Dylan —Debe ser balanceada. ¿No?

Sonrío al verles pelear. —No sé, no pude hacer que me revisen.

—Pediremos cita en el hospital de aquí para que te revisen. —Sherry se sienta frente a mi —Yo te acompañaré...

—Gracias pero, ¿no estás trabajando?

—Sali de vacaciones también.

—Eso es genial.

—Dylan sale el próximo mes... —me comenta mientras mi hermano revisa su celular. —¿El festival de fin de curso fue un éxito?

—Si, mis alumnos estaban contentos. —sonrió —El 29 de agosto entramos de nuevo. —veo a Sherry darle una mirada de reojo a Dylan —¿Qué?

Dylan carraspea —Sobre eso... Sherry y yo hemos hablado...

—¿Sobre qué?

—Creo que es mejor que te mudes aquí hasta que nazca el bebé.

Dejó de masticar —¿Qué?

—Amanda, ¿No regresarás a México para estar sola o si?

—Puedo cuidarme sola, además, quiero que mi hijo sea mexicano.

—Aquí podemos cuidate mejor.

Niego varias veces —No.

—Ok, lo discutiremos luego.

Suspiro, su "discutir luego" de Dylan realmente significa "no voy a volver a hablar de ello" en pocas palabras me obligará a quedarme. Pero no voy a ceder.

...[...] ...

Es viernes y el doctor de la clínica "Esperanza" en español me ha dado cita para la tarde. Así que Sherry y yo nos arreglamos y tomamos un taxi para ir al hospital.

Desde el almuerzo del miércoles no hemos hablado de mi estancia en Rusia, pero no voy a ceder.

—Hemos llegado... —Sherry baja del taxi y yo le sigo.

—Bien, ¿a dónde?

—Vamos...

Buscamos el consultorio del doctor y nos sentamos a esperar nuestro turno.

—¿Nerviosa? —susurra mi cuñada

—Algo.

Una enfermera sale del cuarto —La siguiente es la señora Amanda Rivera.

¡Auch! Nos ha dicho señora.

Me levanto de mi silla y la sigo, Sherry viene detrás de mi. Entramos y el doctor se presenta, se llama Alexander. Me toma mi nombre, edad, en fin, todos mis datos personales.

—¿Es la primera vez en revisión?

—Si, es mi primera vez.

La enfermera me toma la presión y me pesa.

—Bueno, los resultados son buenos, su presión esta en el rango, su peso también es bueno para tener tres meses. Debe seguir con una dieta balanceada para evitar subir de peso.

—Claro doctor.

Luego de algunas revisiones más para el bebé nos permite marcharnos y nos da cita para el mes que viene. Sin embargo, le he dicho que si aún estaba aquí vendría.

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Regresamos a casa y nos encontramos a Dylan recién llegado del trabajo.

—Hola amor, —Sherry le da un beso —Hemos vuelto.

—¿Todo bien?

Asentimos las dos.

—Me voy a bañar primero... —Sherry se aleja de nosotros y sube las escaleras

—¿Todo bien? —le miro preocupada

—¿Sabes el nombre del padre?

¡Wow! ¿Qué?

—¿A qué viene...

—Si fuéramos al club de nuevo, ¿lo reconocerías?

—No... —sacudo la cabeza —¿A qué viene todo esto?

—Ese imbécil debe hacerse cargo del bebé.

—¡Ja! —me río —¿El hombre al que no vi, al que no sé si es casado? Dylan... Puedo cuidarme sola.

—¿Y si lo buscamos en la base de datos de la central?

—No necesitó de un hombre para cuidar de mi hijo... —siseo

Mi hermano me regala una sonrisa —Lo sé...

—Eso... Sin mencionar que ya lo intente. —balbuceo

—¿Qué?

—Buscar al hombre...

Si, lo admito, busque el nombre que recuerdo de ese tal Lían, pero al menos en Rusia hay aproximadamente 10,000 hombres con el mismo nombre. Y no hay ciencia cierta de su es o no ruso.

Dylan me abraza con algo fuerza. —Todo saldrá bien porque aquí te cuidaremos.

Sonrió —No me vas a convencer de quedarme.

—Ya lo veremos.

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Para la cena Sherry no dejó de hablar de la cita con el doctor y de lo lindo que nos trato. Algo exraño en ella.

—Me vas a poner celoso amor. —Dylan alza una ceja

Sonrió —Creo que ya quiere un bebé...

—No, aún no. Pero debes admitir Amanda, que estaba sexy. —alza las cejas divertida

—¿Y?

—Nada, es agradable.

Asiento —¿Si admito que es guapo dejarás de molestar?

—Si

Suspiró —Entonces si, lo admito.

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