† Visita †

Ahora estoy en un debate interior, no sé si delatar a Damond por todo lo que ha pasado por su culpa, o dejar en pie esa segunda oportunidad. Después de pensarlo muy bien opté por la ultima opción; sin embargo, tengo que tomar las riendas para que no vuelva a suceder algo malo, así que pondré algunas reglas y las tendrá que cumplir, a menos que no le importe que lo delate. Megan llego y la pasamos hablando de cosas que no tuvieran que ver con Nataly o Damond, vimos películas y al final nos dormimos algo tarde.

Despertamos para ir a la escuela, hicimos los deberes y salimos lo más pronto que pudimos de casa ya que solo quedaban diez minutos para que iniciaran las clases, nos apresuramos a entrar y ambas nos dirigimos a nuestros salones, en el camino, sentía como las miradas de todos en la escuela me seguían, probablemente ya se enteraron de lo que ocurrió con Nataly, ya que en esta escuela los rumores circulan más rápido que cualquier otra cosa. Iba caminando absolutamente incomoda hasta que me topé con Mike.

— Hola. — saludó dudoso.

— ¿Qué quieres? — hablé de mala gana.

— Yo... — hizo una pausa y luego prosiguió. — Quería decirte que lamento mucho lo que pasó con Nataly.

— Gracias, pero no necesito de tu compasión. — dije.

— Lo sé, pero también quiero que sepas que si necesitas hablar con alguien, no dudes en buscarme. — me miro dulcemente.

— Como sea. — me giré y seguí con mi camino. Me molesta demasiado que de un momento para otro quiera que nos llevemos bien.

Alex y Jenny aún no habían llegado, así que me senté en mi lugar y puse mi trabajos en el escritorio, de repente me asaltó el recuerdo de las ultimas conversaciones que he tenido con las chicas y me di cuenta que últimamente todo ha girado entorno a mi desde el día en el que conocí a Damond, jamás me ha gustado ser el centro de atención, y aparte, las que yo creía que solo eran mis mejores amigas resulta que también son mis protectoras, eso es algo que me cuesta creer ya que las conozco desde que eramos niñas y no creo que hayan tenido una especie de entrenamiento o algo parecido, son tantas las preguntas que tengo respecto a todo este asunto que la cabeza se me vuelve un lío cada vez que intento buscarles respuesta.

Anoche, estuve hablando con Megan sobre aceptar el hecho de mi naturaleza y creo que ya lo hice, supongo que la única manera de acabar con todo esto es aceptarlo y hacer lo debido para derrotar a Zaigon. Además, también tengo curiosidad de saber quienes son mi verdadera familia.

La clase comenzó y ni Jenny ni Alexa llegaron, lo cual me preocupó un poco, aunque lo más probable es que estén con la directora hablando algo que tenga que ver conmigo, ya sea de mi seguridad, sobre retomar mi naturaleza, o cosas por el estilo.

Al terminar las clases me dirigí a la salida de la escuela, en el camino, muchos me detenían para decirme  que lamentaban lo que pasó con Nat.

— Rachelle, ¿cómo estás? — habló Vivianne apareciendo en mi camino.

— Hola, ¿qué pasa? — saludé.

— Me enteré de lo que pasó con Nataly, y quería que supieras que cuentas con todo mi apoyo si necesitas algo.

— Gracias, y no te preocupes, el doctor dijo que estará bien en un par de semanas. — dije.

— Eso es bueno. — asentí. — Por favor, avísame si van a visitarla, quiero verla. — pidió.

— Por supuesto. — le sonreí. Nos despedimos y seguí con mi camino, fue entonces cuando recordé a Megan, ella está muy afectada por todo lo que está pasando, y creo que lo correcto sería que nos fuéramos juntas a casa, entonces, me di vuelta y me dirigí hacia el campus, ya que siempre, después de clases, Meg practica Volleyball con sus amigas, es una de las razones por las que es popular. Al acercarme al campo de Volley, la pude distinguir, estaba calentando junto con las demás chicas del equipo, al verme me hizo un seña para que esperara así que me senté en las gradas hasta que ella terminó y se acercó a mí.

— ¿Qué pasa, Rache? — habló agitada.

— Me preguntaba si quieres que te espere. — me puse de pie.

— No lo creo, vamos entrenar y nos tardamos un par de horas. — me contó.

— De acuerdo, te espero en casa entonces. — dije.

Nos despedimos y me encaminé nuevamente a mi casa. Al llegar fui directamente a mi habitación, esperaba que Damond estuviera allí, como de costumbre, pero no fue así, todo estaba justo como lo dejé, la cama, el sillón, todo. Dejé mi bolso en el escritorio y me dirigí al baño para hacer mis necesidades, luego de eso, salí y bajé a la cocina por algo de comer, serví todo lo que me apetecía en un plato y luego me dirigí a mi habitación. Me senté en la silla del escritorio y empecé a comer mientras revisaba mis redes sociales, en eso recibo una llamada de teléfono de Jonny, dudé un poco al contestarle ya que siempre que lo hace es para pedirme un favor u ordenarme algo, pero lo hice.

—Hola, Rachelle.

— Al grano, ¿qué quieres?

— Karen necesita ropa, pero, yo no puedo llevársela así que lo harás tú.

Colgué inmediatamente el teléfono, estaba enfurecida, mi madre necesita todo el apoyo de parte de Jonny, Megan y yo, y él sólo piensa en sí mismo y en su estúpida empresa. Decidí llamar a mi madre para que me especificara mejor lo que necesita que lleve al hospital.

— Hola, mamá.

— Rache, ¿sabes dónde está Jonny? Necesito que me haga un favor pronto.

— Me dijo que yo te llevara lo que necesitas por que él no puede hacerlo.

La escuché insultándolo en voz baja.

—¿Qué debo llevar? — le pregunté con algo de afán, sabía que mi madre necesita eso con urgencia, y además quiero ver a Nataly.

—Necesito que vayas a mi habitación y busques tres conjuntos informales para mí.

— ¿Es todo?

—No. También busca algo para que Nat se entretenga mientras está acá.

— De acuerdo, saldré en cuanto tenga todo listo.

— Cuídate, nos vemos acá.

Colgué. Fui a la habitación de mi madre y Jonny, tomé un bolso de excursión y luego me dirigí al armario de mi madre, < esto tomará mucho tiempo data-tomark-pass > pensé al ver el armario exageradamente grande de mi madre, es como una habitación extra. Por suerte tengo un muy buen concepto de la moda, es lógico siendo la hija de quien es considerada una de las fashionistas del año, según la revista francesa "Le Mode".

Ya habiendo alistado los atuendos de mi madre, me dirigí a la habitación de Nataly y empaqué cosas como libros, revistas, entre otras cosas que creí necesarias. Busqué mis llaves, mi teléfono y salí con apuro de casa, sentí como si hubiera tardado horas en buscar la ropa de mi madre, y aunque no fueron horas, sí me tardé mucho. Llegué a la parada del autobus y esperé a que pasara, pero estaba tardando demasiado, necesitaba estar en el hospital cuanto antes, fue entonces cuando un auto pasó enfrente mío, y no era cualquier auto, era el convertible de Mike, este frenó en seco y luego metió reversa, hasta quedar justo enfrente mío.

— Lo que faltaba. — me quejé en voz alta.

— Hola, ¿esperas el autobus? — me preguntó mirándome sonriente.

— Es obvio, ¿no? — pregunté.

— Lo es. — dijo sonriendo. — ¿Puedo saber a dónde vas?

— Al hospital central. — su sonrisa radiante cambió por una de compasión y preocupación.

— Supongo que a ver a tu hermana. — asentí mirando hacia otro lado. — Si quieres, puedo llevarte.

— No, gracias. Prefiero el autobus. — dije seria, y en ese preciso momento, el dichoso autobus pasó por el otro lado del auto de Mike, me distraje tanto con él, que no me fijé que el autobus había parado justo detrás del auto. — ¡Maldita sea! — dije alterada.

— Piénsalo mejor ahora, acabas de perder tu autobus, tu bolso se ve que pesa bastante, y supongo que tienes prisa de llegar al hospital. — me miró algo preocupado.

Pensé en otra posibilidad, tal vez podría ir caminando, pero, es verdad lo que dijo Mike, el bolso que llevó pesa bastante, llegaría absolutamente cansada y el hospital queda muy lejos.

— De acuerdo, tu ganas. — dije un poco molesta, pero intentando sonar agradecida. Mike abrió la puerta del copiloto y entré.

— Ponte cómoda. — me dijo y seguido me puse el cinturón de seguridad, Mike comenzó a conducir y yo tenía mi mirada hacia mi lado derecho, con la intensión de que no cruzáramos miradas, cosa que no duró mucho, ya que, como se esta volviendo costumbre, intentó conversar conmigo al punto de que cedí.

— Entonces, ¿no vives con tu padre? — pregunté continuando con la conversación.

— No, él murió cuando tenia seis años. — me contó manteniendo la mirada en el camino.

— Lo lamento. — hablé.

— Gracias, pero no necesito de tu compasión. — me dijo serio imitando un poco la forma en la que yo se lo dije con anterioridad. Lo quedé mirando y después de unos segundos su expresión seria cambió y soltó una risita. — Es broma, te agradezco. — reí bajo también.

Llegamos al hospital y Mike se apresuró en estacionarse, nos bajamos del auto y noté que el estacionamiento estaba bastante vacío, este quedaba detrás del hospital y más atrás quedaba un claro de césped bastante amplio, lugar donde descansaban indigentes, empecé a caminar con Mike a mi lado hasta que llegamos a la entrada.

— Gracias por traerme. — le agradecí.

— No fue nada. — me sonrió. — Si quieres te espero para llevarte a tu casa.

— No, gracias. No quiero abusar.

— Oh, no te preocupes, para mí es todo un placer. — hizo una pequeña reverencia.

— Reí. — De acuerdo, aunque me demoro un poco.

— Aquí te espero.

Asentí y me dirigí a la sala de espera, dónde quedé en encontrarme con mi madre, pero cuando llegué no estaba allí, así que decidí llamarla y me dijo que estaba en camino, esperé unos minutos y mi madre llegó a la sala.

— Hola, mamá.

— Hola, ¿trajiste todo? — me preguntó afanada.

— Sí, aquí tienes. — le extendí el bolso.

— Gracias. ¿Cómo va todo en la casa?

— Bien, no hay novedades. — no quise contarle acerca del sinvergüenza de Jonny, estaba segura que eso sólo la preocupará más.

— Me alegra mucho, sabes que cuento con todo tu apoyo. — asentí.

— Mamá, ¿puedo ver a Nat?

— No, está en terapia, por eso quiero aprovechar y arreglarme un poco.

— De acuerdo. — dije un poco triste. Me despedí de mi madre y salí del hospital...

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