The Dark Sky: El Trono De Oro

Un auto se detuvo frente a una casa y de él bajo Erick quien vestía algo sútil y discreto, portaba gafas oscuras. Se acercó a la entrada y tocó el timbre; quien abrió la puerta fue su hermana Rose quien lo miró con desagradó.

— ¿Cómo está mamá? — Fueron sus primeras palabras.

— ¿Acaso te importa? Decidiste irte y olvidarte de nosotras — Respondió Rose.

— Sólo quiero despedirme de ella — Respondió Erick.

— Entra — Dijo Rose de una forma que reflejaba su odio a su hermano.

Ambos entraron en la casa y Erick subió a la habitación de su madre. Ya había pasado tiempo desde que dejo la casa, ya no era igual, ya no se sentía igual a como era siendo joven.

Erick entro a la habitación de su madre y ahí la miró, acostada en su cama, cubierta con aquellas finas sábanas que tanto adoraba.

— Hola madre — Dijo con voz baja.

Su mamá sólo pudo mover los ojos para observarlo, aquellos ojos brillaron al ver a su hijo de regreso. Erick tomó una silla y se sentó al lado izquierdo de su madre.

— No sé que decirte después de todo este tiempo — Decía mientras un nudo en la garganta se formaba — Sé que me fui de casa y también sé y estoy consciente con las cosas que dije — Agregó.

Su madre sólo se limitaba a observarlo con una mirada tierna y llena de amor.

— Daría todo para que estuvieras bien — Dijo él mientras lloraba en silencio.

— No... no quiero que estés así — Dijo la mujer con dificultad.

— Madre, si no fuera por mi egoísmo yo podría haberte ayudado y seguirías... —

— Te amo hijo — Respondió la mujer mientras posaba su mano en la mejilla izquierda de Erick.

Erick cerró los ojos por un instante al igual que su madre, pero a diferencia del presidente la mujer ya no los abrió. Erick aunque parecía estar serio, por dentro él se estaba destruyendo; la mujer que lo apoyó en todo ya no estaba más con él.

— ¿No entiendo por qué lloras? Si tú la abandonaste — Dijo Rose mientras entraba a la habitación.

— Sabes que no tenía opción — Dijo Erick sin mirarla.

— Es curioso que lo digas cuando no querías ser lo que papá quería y mírate... al final eres peor que él —

— ¡Cállate Rose! — Exclamó Erick.

— ¿O qué? ¿Me enviarías a prisión como lo hiciste con esa marginada? — Dijo retadora.

— No metas a Emily en esto — Dijo molesto.

— ¿Cierto? Tu novia y a todo esto ¿Dónde está tu amada? —

— ¡Rose! Yo no vine aquí para estar discutiendo contigo —

El timbre sonó y Rose salió a recibir al cortejo fúnebre que venían por el cuerpo de su madre. Mientras tanto Erick se dirigió a su antigua habitación que seguía igual. Se sentó en aquel sillón color carmesí y empezó a recordar.

*Inició de flashback*

— ¿Por qué te vas? — Decía su madre.

— Porque ya estoy harto mamá y necesito mejorar esta ciudad de porquería — Respondió él mientras guardaba su ropa en una maleta.

— ¿Qué te ocurrió hijo? Tú no eras así, tú no deseabas esto —

— ¡Pero lo soy! Mi madre si no me vas a apoyar mejor quítate de mi camino —

— No le hables así a nuestra madre — Exclamó Rose.

— Tú cállate maldita zorra — Respondió Erick.

— Vuelve a decirlo para que te rompa la cara — Respondió Rose.

— Mejor quítate, sólo estorban como dijo papá — Respondió Erick.

La madre de ambos tomó del brazo a Rose y con una mirada llena de tristeza y decepción le dio a entender a su hija que se quitará del camino y así lo hizo; Erick salió dejando atrás su casa, sus recuerdos, su niñez y su amor.

*Fin del Flashback*

— Todo es tu culpa — Mencionó el padre de Erick que aparecía frente a él.

— Cállate mejor, yo me convertí en lo que tú querías — Respondió Erick.

— No, tú mismo te convertiste en un monstruo — Dijo riendo su padre — Yo nunca trafique con armas, nunca hice tratos con gente peligrosa —

— Gracias a eso está ciudad ha mejorado — Respondió Erick.

— Sólo veo una ciudad al borde de la destrucción —

— ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! — Exclamaba Erick mientras tomaba su cabeza.

— El funeral es mañana a las 4 — Dijo Rose desde fuera de la habitación — Ahora lárgate de aquí — Agregó mientras señalaba las escaleras.

Erick se levantó y salió de la habitación sin mirar a su hermana. Fuera aquel auto ya se encontraba esperándolo, subió en él y regreso a su hogar.

Ya en el tribunal Erick se encontraba pensativo en su despacho que no notó cuando el general Rid entro.

— La muerte de un familiar siempre es duro, pero se debe de mirar al futuro — Dijo Rid.

— Siendo realistas... quiero dejar mi cargo — Respondió Erick con una voz llena de tristeza.

— Pero señor si estamos cerca de que la ciudad llegué a otro nivel — Respondió Rid mientras lo miraba fijamente.

— ¡No lo entiendes! Ya lo perdí todo, ya no me queda más — Exclamaba con dolor — Ahora lárgate que buscaré al sucesor adecuado — Agregó con dolor y enojó.

Los ojos de Rid sacaron fuego por el enojó que sentía y se acercó firmemente a un Erick destrozado.

— Tú no harás nada — Exclamó con enojó.

De la mano derecha de Rid salió una cadena en forma de serpiente que se ató al cuello de Erick fuertemente. Rid jalo de la cadena haciendo que cayera el presidente ante sus pies.

— Tú y yo tenemos un trato y no dejaré que estropees mis planes sólo porque tú estúpida madre está muerta — Dijo Rid con una cara llena de enojó.

— Entonces cobra de una vez tu parte del trato — Respondió con dificultad Erick.

— Todo a su tiempo señor presidente — Respondió Rid.

La oscuridad rodeó la habitación y poco a poco los cubrió a ambos quitándoles de la vista de cualquiera que pudiese entrar.