Las animas un lugar de misterio dónde el amor surge sin esperarlo.
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capitulo 10
Durante la noche Janikua fue a su dormitorio, aún estaba desconcertada pues el señor era muy raro no era como los hombres que conocía que golpeaban a las mujeres si no lo obedecían, era cierto que era algo gruñón pero no le había hecho daño y gracias a él, no fue vendida a uno de tantos hombres por lo menos en la hacienda tenía lo necesario para vivir, mientras estaba acostada escucho que la nombraban al principio creyó que se trataba de su imaginación, esa noche era tenebrosa pues aunque la luna estaba llena, la oscuridad prevalecía, el aire hacia que los árboles se movieran de manera descontrolada, el sonido de los grillos y las lechuzas creaban una atmosfera de misticismo y terror a la vez, sin embargo eso no estuvo a Janikua que salió de aquella habitación para seguir aquella voz.
Leonardo no podía dormir así que decidió revisar algunos documentos, sin embargo decidió asomarse a la ventana, a lo lejos vio a una mujer caminando con un camisón blanco, Leonardo vio que aquella mujer se alejaba, poco tiempo después vio salir a Janikua que al parecer iba tras aquella mujer.
Janikua seguía escuchando su nombre tanto que se atrevió a salir de la hacienda fue hasta los jardines y vio a lo lejos la sombra de esa mujer la cual se detuvo debajo de un árbol, Janikua estaba por acercarse cuando escucho un llanto de un bebé, Janikua volteo para ver de dónde provenía ese llanto cuando volvió a voltear la mujer no estaba Janikua estaba muy desconcertada pues ella sabía que no era un sueño la mujer si existía, Janikua regreso a la hacienda justo cuando iba entrar Leonardo estaba por salir.
—¿Quién era ella? — pregunto él.
—No lo sé, de hecho pensé que se trataba de mi imaginación , todo aquí es muy raro quizá sea alguna anima en pena —
—No me digas que crees en esas cosas, quizá ha de ser alguna esposa de los jornaleros que vino a buscar algo de comida —
Los dos regresaron adentro de la hacienda, aquella mujer era un misterio, ninguno de los dos pudo ver su rostro.
—Creo que deberías ir a dormir — le dijo Leonardo a Janikua.
—Buenas noches mi señor —
—Hasta cuando vas a entender que no me llames así —
—Esta bien amo —
—No se cual es peor si amo ó mi señor, debes entender que yo no soy tu dueño —
—Pero usted me compro y yo soy de su propiedad —
—Entiende de una vez, tú eres libre nadie puede tratarte como un objeto el cual se puede comprar, si le di ese dinero a tu padre es para que no te siguiera agrediendo, tu eres muy valiosa —
Leonardo no entendía el porque Janikua le causaba tanta ternura y muchas ganas de protegerla ese sentimiento no lo había tenido con Berenice. Janikua se sentía muy protegida al lado de Leonardo desde que había muerto la señorita Mercedes y su madre nadie se había preocupado por ella incluso sus hermanos la trataban mal, pero al lado de Leonardo encontraba una gran seguridad, los dos se fueron a sus respectivas habitaciones Janikua pensando en lo que le había dicho Leonardo y él pensando en lo hermosa que era ella y el porque de cubrirse el rostro era cierto que sus rasgos como el color de la piel era muy distinto a los de su raza, pero no era motivo para mantenerse oculta.