Roger es un hombre de 26 año, el cual hereda el trono como rey, su padre William Windsor muere en batalla, su primogénito queda al mando de todo, Roger es un hombre maduro, el cual ha pasado por batallas junto a su padre, no le importa morir por su nación; el es un Guerrero, al morir su padre la madre de Roger lo insita a casarse con una joven de la realeza, Roger es conocido por matar a sus enemigos y ser un hombre de pocas palabras con una seriedad que a todas las mujeres domina, Roger acepta el matrimonio con la joven de la realeza Adelaida; con tal de cumplir su mando como rey, el no deja las batallas y en esta épica historia, por primera ves una mujer hermosa de cabello rubio entra al batallón del ejercito del rey, una mujer que lleva un secreto con ella misma y que tiene que ser aprobada por el rey Roger, ¿qué pasará con esta joven? ¿Quién es? ¿Y qué causará en la vida del Rey?
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Capítulo 9 Aprueba.
Roger
Salgo de mi asombro, pero noto un gran silencio en todo los soldados.
— jajaja, salgo de mi shock, que broma es esta, la sujeto con fuerza de los brazos, ¿Eres una espía del Rey Erick?
— ¡Por supuesto que no!
— ¿Cómo te atreves a mentir?
— ¡No te estoy mintiendo!
— ¡Y encima de eso, me tuteas! Descarada.
— ¡Que no soy una espía! Dice soltándose de mi agarre.
— ¿Cómo sé que es cierto, si finges ser alguien no eres?
— ¡Por qué si no lo hubiera hecho no hubiera entrado en el ejército y yo deseo combatir contra los soldados del rey Erick!
— ¡Por favor, una mujer como tú será derrotada en segundos!
— ¿Quieres comprobarlo, hazlo yo estoy dispuesta? Dice con altanería.
Y esto solo me molesta más, encima me tutea y me desafía.
– ¡No voy a pelear con una mujer y mucho menos seré cobarde de lastimar a una!
— Acaso el gran Rey tiene miedo de perder contra una dama.
Mi sangre se calienta y mi ira aumenta, tonta joven, la mataré si intento pelear con ella.
— ¡Largo de mi comando que yo no pelearé con una mujer, ni la mataré enfrente de mis soldados, largo porque no perteneces a mis soldados, ni siquiera te asemejas a uno; ¡Cómo se te ocurre Rick, decir que…! ¡La veo de pies a cabeza, una mujer es un soldado y mucho menos que no lo hayas notado!
– Su majestad, debe...no lo dejo hablar.
— Calla, le digo molesto y alzando la voz.
— Rey Roger, déjame demostrarte... habla la mujer.
— ¡Que no me tutees! Eres una falsa e impostora, de seguro el rey te envió. Pero ahora mismo te largas si no quieres que yo mismo te mate.
— ¡Luche mucho por llegar donde estoy y no me iré! Me responde.
— ¡Lo hubieras pensando mejor! ahora largo. le grito.
— ¡Que no! Me alza la voz y eso solo hace que mi ira aumente.
— ¡A tu rey no le hablas así! Le digo sacando mi espada. Si ganas te daré la oportunidad de que te quedes, pero lo dudo y ante todos, perdonen si su rey mata a una mujer frente a ustedes; así que tú tienes la última palabra, vives o te mueres.
— viviré, porque deseo quedarme.
Le entregan una espada y se pone en posición. Maldición, tendré que matarla.
Doy el primera espadazo, el cual esquiba, ella ataca y yo también, todos miran, nadie se mete, los espadazos siguen y logro cortar su brazo; ella ataca cortando mi pierna, no sé en qué momento corro hacia ella y de repente, se arrastra pasando por en medio de mis piernas.
— Agradece que no te dejo sin bolas para engendrar.
Está que se cree hablándole a su rey de esa manera, enfurecido corro nuevamente hacia ella, soy más fuerte, pero ella es pequeña y ágil, no sé cuántas veces más se sigue metiendo en mis piernas, hasta que de repente, la espada queda en mi espalda; ¿y bien mi rey, que opinas de mí?, opino que no bajes la guardia, digo dando una vuelta y haciendo que bote su espada, pero rápidamente me da un golpe en el rostro, se monta en mi cuello y me bota al suelo, dejándome bajo de ella, se acomoda encima de mí y saca un cuchillo de su bota, lo coloca en mi garganta, todos se acercan con las espadas.
— ¡Tranquilos, bájenlas!. Ordeno.
— ¿Y bien, ahora si crees que soy capaz? Lo dice sin quitar su cuchillo de mi garganta.
— ¡Tuviste suerte! Digo con voz entrecortada.
— La suerte es para los inútiles, yo soy una guerrera.
— Pues deseo conocer más de ti, si deseas quedarte.
— ¡Claro que sí majestad, sabrás todo lo que quieras de mí! ¡Y ahora me Quitó, que creo que a tu amigo le éxito tener una mujer ruda encima!
Retira su cuchillo y ahora soy yo el que la pone debajo de mí.
— ¡No te creas tan lista, que este ejército es fuerte y eso necesito! ¡Y no te creas tan excitante, que soy hombre y con cualquiera se puede poner erecto! Digo sin mostrar ningún agrado a su persona.
— Lo que su majestad diga, dice con seriedad, sin sentir ningún temor hacia mí.
— M,m, carraspea la garganta Paulo.
Rápidamente, me levanto y la ayudo a ponerse de pie, pero evade mi ayuda.
— Soy un rey y hombre de palabra, ganaste y te quedas, ahora ven a mi oficina, que deseo saber más de ti.
— ¡Cómo guste su majestad! lo dice con sarcasmo.