Endeudada y sin dinero, engañada y traicionada, manipulada y desechada...yo solo quería que todo acabara, y si de verdad existía un infierno, pedirle a Dios el poder ver de nuevo, al único hombre que he amado realmente. Sin embargo, jamás pensé que mi alma sería arrebatada por una maquiavélica IA, quien con ayuda de un sistema, me obligará a entrar a la historia de terror, que yo misma escribí, con un único objetivo: convertirme en la esposa principal del villano y ayudarlo a traer el fin del mundo. ¿Será posible sobrevivir a mi propia creación?
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CAPÍTULO 9
Lo que tenía de seductor, lo tenía de malvado, la cosa es que ella solamente podía ver su verdadera faceta latente antes de que floreciera y destruyera todo a su paso.
—Responde—le ordenó Solomon.
—Yo...—habló bastante nerviosa—Tengo...miedo.
Conocía muy bien el carácter del villano que ella creó, se le debía responder a todo lo que él preguntara de manera inmediata. Era un hombre bastante directo e impaciente, así mismo, le gustaba que ella fuera lo más sumisa y mansa posible, siendo él un lobo delante de un conejo.
—¿Por qué?—preguntó de nuevo, con voz más suave —si conmigo a tú lado, ni el mismo diablo se metería. Debes de acudir a mí, antes de hacer algo por cuenta propia, ¿comprendes?
Su prometida asintió, provocando que sonriera un poco. Solomon observaba con dulzura Serah, dejando de sentir el estrés causado por la rabieta de Esther, por haber pesado de Rebeca.
Si no tuviera que mantener las apariencias, no hubiera tenido que hacer tal cosa, por eso se apresuró todo lo que pudo y apenas terminó sus asuntos con Rebeca se fue de aquel lugar.
Si los demás miran lo valioso que era el alma de Serah, comprenderían el por qué él deseaba hacerla tanto su esposa e incluso, sentirían envidia, provocándose ellos intentaran robársela.
—Los escoltas me han dicho que no deseas tener—dijo preocupado.
—Yo no tengo apetito—expresó bastante incómoda.
—¿Entonces cómo deseas recuperarte y salir pronto del hospital?—cuestionó con mirada triste, acariciando la mejilla de ella—los doctores han detectado que tienes anemia, ¡ni siquiera te has cuidado antes! ¡Por favor, Serah! Tienes que comer algo, ¿o acaso no quieres casarte conmigo?
Serah tembló del terror al tenerlo tan cerca, quería alejarse: sin embargo, la extraña calidez de aquella caricia hizo que su corazón retumbara por una extraña sensación que poco a poco comenzó a nublar su juicio. Ahora, lo que más deseaba era que Solomon eliminara su mirada triste ante ella.
—Lo siento...—respondió derramando una lágrima —no llores... seré buena.
—¿Y te tomarás también los medicamentos que te den?—preguntó un poco más calmado.
—Si—respondió con la voz un poco quebrada.
Satisfecho por su respuesta, sabiendo que al día siguiente tendría que irse temprano del hospital, decidió pasar lo que quedaba de noche a su lado. Por eso, con cuidado de no lastimarla más, se acostó a su lado e hizo que ella se acurrucara en sus musculosos brazos, mientras ambos estaban cubiertos por una misma manta.
—En seis meses, cuando cumplas tú mayoría de edad—dijo acariciando su cabello—será nuestra boda, y por fin te convertirás en la esposa del patriarca. Cuando ese momento llegue, crearé un nuevo mundo para qué tú y nuestros hijos vivan en el paraíso. Donde no haya maldad alguna.
La mente de Serah se encontraba dividida, aún más después de lo que había dicho Solomon. Su corazón le encantaba estar acurrucada, recibiendo aquella extraña calidez, tanto que su razón se nublaba.
Pero su subconsciente estaba aterrado, tanto que no podía evitar sudar, pese a que el aire acondicionado estaba a todo dar. El frío era igual de grande que el miedo que quería estallar de su interior.
Ya que, según lo que había entendido, el mismo día donde ella cumpliría su mayoría de edad y se casaría, sería el día en que Solomon trajera el fin del mundo.
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El sonido de las aves cantando hizo que se despertara, sumida en un trance que se acabó al darse cuenta de lo que había hecho.
Toda la noche, como un conejo a punto de ser devorado por el lobo, había estado durmiendo en los brazos de su enemigo.
—¿Qué hora es?—susurró con la garganta un poco adolorida—¿Solomon?
En vista que su prometido no respondía su llamado, agudizó su visa ante el reloj digital que estaba en la pared, ni tanto que faltaba poco para las 6 de la mañana.
—Necesito más información—susurró cerrando sus ojos.
Haciendo un enorme esfuerzo para abrir la pantalla del sistema, logró hacer que apareciera en frente de ella y nuevamente entrar en la interfaz.
—¿Bloqueado?—preguntó desesperado—¿Es en serio?
Presionando con frustración varias veces el botón de "Biblioteca", terminó aún más cansada. Era como si Tuny aún no quisiera que supiera quién era en realidad el protagonista masculino.
..."¿Para qué dejas el botón de biblioteca, si no me vas a dejar ver la información?", pensó para sí misma....
Cansada y con dolor de cabeza, decidió ingresar al botón de la tienda, desde los únicos objetos que por el momento le dejaba canjear era una linterna estilo militar y un botiquín básico.
Sin saber cómo haría uso de dichos objetos, ya que no era como si estos fueran físicos o pudiera sacarlos del interior del sistema, decidió ignorarlos por el momento.
Ahora, lo que más le interesaba era ver " el árbol de habilidades, donde supuestamente también podía canjear los puntos que había ganado al completar todas las misiones del capítulo 1.
..."Árbol de habilidades"...
^^^"El árbol de habilidades comprende una serie de ramas, cuyas hojas el usuario puede adquirir con los puntos de canje"^^^
..."Debido a que Serah es hija ilegítima de los valentine, es más débil que los otros miembros puros de la familia. Por consiguiente, se puede adquirir ciertas habilidades"...
Aquello llamó mucho su atención, por lo que decidió acceder al árbol hundiendo una vez más el botón; no obstante, un mensaje de advertencia apareció de inmediato y de color rojo parpadeante:
..."El árbol de habilidades y las barras de estadísticas principales, solo se pueden desbloquear luego de completar el segundo capítulo"...
—¡Maldición!—dijo golpeando con fuerza la pantalla del sistema, provocando que desapareciera casi que al instante—¡Estoy estancada!
Viendo que ya eran pasadas las 6:30 de la mañana, y que nada más podía hacer por el momento, Serah decidió dejar de pensar tanto e ingresar a la ducha, ya que aún tenía un poco de la suciedad del ataque del día anterior.
Con cuidado, con movimientos muy lentos y sin ayuda de tan siquiera una enfermera para poder quitarse la bata, como pudo logró quedar por completo desnuda y caminar sin tambalearse tanto, hasta ingresar a la zona de la ducha.
Increíblemente, el baño que había sido utilizado hacía unos instantes por Solomon, al parecer se había duchado bastante bien antes de irse, estaba aún impregnado y de manera muy profunda por su característico perfume amaderado.
Que todo ese dolor, traumas, sufrimiento, arrepentimiento y remordimiento que tiene lo vuelva en coraje, valentía y poder de hacer lo que tenga que hacer para estar bien