Amor Sobre Ruedas

Cómo si no hubiera pasado nada, Valeria llegó a la pista, al box donde se encontraban todos los ingenieros revisando el diablo rojo, mientras que ella y su hermano también se alistaban.

Aunque ya no era la mecánica principal de su hermano, siempre andaba muy pendiente, todos estábamos en el box, esperando a que los hermanos Rowan llegaran.

- ¿Qué vas a hacer mañana?.

- Concéntrate en la carrera por favor, necesitamos buenas estadísticas, para que le ganes a ellos.

- Valeria mírame, no vas a entregarte a él, solucionaremos esto juntos.

- Ese es el menor de los problemas, sube al monoplaza y a practicar.

- Va a pedir más de ti, cuando...

- Maldita sé ya cállate. - le había gritado a su hermano, pero no soportaba que le siguiera recordando que esto era una maldita mala idea.

Que ella entregará su cuerpo a un hombre por el pago de una deuda que no le hacía nada de gracia. Era lo que había y ya no podía dar marcha atrás.

Frustrado por qué su hermana no le prestaba atención, y sabía que ya no podía hacerla cambiar de opinión, monto su monoplaza y comenzó a conducir.

Las estadísticas eran buenas, pero Alan estaba completamente distraído, las curvas las tomaba muy mal la velocidad a la que andaba no era la normal, iba a a una velocidad menor que los 300 km/h. Eso no era bueno para él.

- ¿Concéntrate en la carrera?.

-Cómo me lo pides si vas a ir al desnucadero.

Valeria soltó una carcajada que todos los del box se voltearon a mirarla, ella no podía controlar a su hermano y salía con unas palabras únicas.

- Que te hace tanta gracia.

- Tu forma de hablar hermanito, me alegras el día, ahora mete el acelerador y avanza, porque si sigues de esa manera no vas a ganar nunca.

Al escuchar que su hermana se había reído Alan comenzó a acelerar y sus estadísticas estaban empezando a mejorar, su felicidad era la felicidad de su hermana.

Alan tenía una idea de como salvar a su hermana, pero no le iba a gustar cuando se enterará.

- Ayudando a otro competidor, rompes mi corazón.

- A casi tiene un corazón.

- No lo creo. - responde Lorenzo. - Dónde debería estar ahí una piedra enorme.

- En eso estoy de acuerdo.

- Vamos o tenemos que esperar a que termines con tu hermano.

Los hermanos Rowan estaban bastantes charlatanes al punto que a la misma Valeria se le hacía raro ese comportamiento.

Ambos hermanos se montaron en sus monoplazas respectivos, las estadísticas eran bastante buenas, Alan podría lograr ganarles, Pero tenía mucho camino por delante.

Ella quería volver a competir así fuera en las carreras clandestinas, necesitaba sentir esa adrenalina que la hacía olvidar de todo, la adrenalina que se siente es una emoción que solo siente al momento de conducir a altas velocidades.

Aunque también deseaba por una vez, montar un monoplaza y alcanzar su máxima velocidad 354 km/h, una velocidad que solamente ese auto podía dar.

El ver a los hermanos la hizo imaginar que ella podría llegar alguna vez a lograrlo, o por qué no intentar conducir una auto de los que utilizaban para las carreras clandestinas, aquellos autos que modificaban y ponían nitrógeno para aumentar su velocidad.

- Como va nuestra competencia.

- Dura, por algo son los mejores.

- Puede que los baje del pedestal.

- Lo puedes hacer, siendo constante y practicar mucho, el auto también tiene que ver, hay que mantenerlo muy bien.

Ambos hermanos se sentaron a ver a los Rowan conducir en la pista. Las horas pasaban y Valeria estaba más que estresada, la hora cero se acercaba solo quedaban 24 horas para ir a cumplir con su destino.

- Nos vemos hermanita.

- ¿A dónde vas?.

- A descansar.

- No te metas en problemas.

Un beso en la frente y Alan se retira de la pista dejando a Valeria con sus otros dos problemas.

- Y ¿cómo estuvimos?.

- Bien.

- Solo eso pequeña. - Los hermanos comienzan a acercarse peligrosamente a Valeria.

- Caballeros están demasiado cerca.

- En serio. - dice Lorenzo.

- No me parece. - dice Maik.

- No estoy de humor para sus malditos juegos, así que largo, las estadísticas están bien, han mejorado desde la última carrera.

Con un empujón los aleja de ella, no estaba de humor para aguantar a esos dos, no se explica el cambio de actitud de esos dos, de la noche a la mañana la trataban de una manera diferente.

Sin decir una sola palabra a los hermanos sale de la pista, Pero no a su casa esa le recordaba su cruel realidad.

Y mientras ella caminaba por las calles oscuras de Londres Alan esperaba a las afueras de la pista a Maik, él era el único hombre que podía ayudarlo, o eso esperaba.

- Maik, podemos hablar.

- Si es por su hermana no sé en dónde está, ella se fue hace unos minutos.

- Sé que ella no está con usted, pero el tema está relacionado con ella.

La paciencia de Maik no era muy buena, primero le tocaba aguantarse a Valeria y ahora a este.

- Habla.

- Necesito un préstamo.

- Me vio cara de banco o de beneficiario, no se equivoquen que la haya ayudada no significa que les voy a ir soltando dinero porque sí.

- Lo sé, sé que me está ayudándome a mí y ayudo a mi hermana con lo del accidente. Pero esto es de vida o muerte.

El ceño de Maik se frunció, no sabía el porqué era tan importante ese dinero.

- Que ganó yo haciéndole ese favor.

- No le meto en su camino durante las siguientes carreras, si quiere renunció abiertamente a su equipo.

- Todo eso, solo por ayudar a su hermana.

En el fondo él sabía que había algo más detrás de lo que Alan le estaba diciendo, no estaba hablando sinceramente.

- Déjeme pensarlo mañana le doy la respuesta.

- Señor puede que mañana ya sea tarde.

Maik soltó un bufido, no era un hombre que hiciera caridad porque si, Pero esto podría darle una oportunidad de tener lo que quería.

De camino a casa, pensó en lo que Alan le había dicho, lo iba a ayudar, pero sería después de la carrera, por ahora descansaría, ya que a la mañana siguiente estaría bastante ocupado.