En un futuro distopico, la humanidad vive bajo el yugo de un gobierno totalitario que controla cada aspecto de la vida. La protagonista, Elena, es una joven habil en el combate y la tecnología. Tras la captura de su hermano menor por las fuerzas del régimen, decide unirse a un grupo de rebeldes conocido como "los sombra"
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Nuevos Horizontes
La victoria en el edificio gubernamental marcó un punto de inflexión para “Los Sombra”. La noticia de la caída del líder del régimen se esparció como un reguero de pólvora por la ciudad, inspirando esperanza y determinación en aquellos que habían estado sometidos a la opresión. Las calles, que antes estaban llenas de miedo, comenzaron a llenarse de murmullos de resistencia y unidad.
Elena y su equipo se encontraron de regreso en la base, donde la atmósfera estaba cargada de energía renovada. Las luces parpadeantes y las risas nerviosas de los miembros de la resistencia resonaban en el aire. Sin embargo, en el fondo de su corazón, Elena sabía que la lucha no había terminado. Había más trabajo por hacer y más decisiones difíciles que enfrentar.
“Debemos aprovechar este impulso,” dijo Axel, dirigiéndose a todos. “Hemos demostrado que podemos derrotar al régimen, pero debemos seguir adelante. La ciudad está llena de facciones que aún están dispuestas a luchar. No podemos permitir que el vacío de poder se llene con más opresión.”
Elena se sintió inspirada por las palabras de Axel. Había visto el impacto que podían tener en las personas, y ahora se dio cuenta de que eran responsables de forjar un nuevo futuro. “Si vamos a reconstruir, deberíamos comenzar por ayudar a los que han sido afectados por el régimen,” sugirió. “Podríamos abrir refugios, ofrecer asistencia y crear un sentido de comunidad.”
Maya asintió, su expresión reflejando la misma determinación. “Sí, necesitamos mostrarles que estamos aquí para protegerlos, no solo para luchar. La resistencia debe ser un símbolo de esperanza y unidad.”
El plan comenzó a tomar forma rápidamente. “Los Sombra” se organizaron en brigadas, cada una encargada de una tarea específica. Elena se unió a un grupo que se enfocaría en establecer centros de refugio y asistencia en distintos puntos de la ciudad. Con la ayuda de los nuevos reclutas, comenzaron a trabajar en la distribución de alimentos y medicinas, brindando apoyo a aquellos que lo necesitaban.
Mientras el equipo avanzaba en su labor, la ciudad empezaba a despertar. Las personas comenzaron a salir de sus casas, algunas con miedo, otras con esperanza. Elena sintió que la conexión con su comunidad se fortalecía. Se acercaron a ella, agradeciendo a “Los Sombra” por su valentía y por haberles devuelto la esperanza.
Sin embargo, en medio de la reconstrucción, Elena no podía dejar de pensar en su hermano, Leo. La imagen de su rostro aún la atormentaba, y cada vez que ayudaba a alguien, se preguntaba si él estaba a salvo. “Debo encontrarlo,” se dijo a sí misma, sintiendo que la urgencia crecía dentro de ella.
Una noche, mientras organizaban un refugio, Elena decidió que era hora de buscar respuestas. “Voy a salir a buscar información sobre Leo. No puedo quedarme aquí sin saber,” les dijo a Maya y Axel.
“Es peligroso, Elena. El régimen aún puede estar organizándose,” respondió Axel, preocupado. “No podemos arriesgarte.”
“Entiendo, pero necesito hacerlo. No puedo dejar que mis miedos me controlen. Si hay alguna posibilidad de que esté vivo, debo intentarlo,” insistió, su voz firme.
Después de un momento de deliberación, Axel asintió. “Está bien, pero no irás sola. Maya irá contigo y llevaremos a algunos de los nuevos reclutas como apoyo. Necesitamos asegurarnos de que estés a salvo.”
Con un grupo a su lado, Elena se preparó para la misión. La noche caía sobre la ciudad, y con cada paso, la ansiedad y la determinación se entrelazaban en su corazón. Sabía que la búsqueda de Leo podría llevarla a lugares oscuros, pero su amor por él la impulsaba a seguir adelante.
Mientras se movían por las calles, comenzaron a escuchar rumores sobre la situación en la ciudad. Algunas personas hablaban de prisioneros que habían sido llevados a un antiguo complejo militar. “Podría ser donde lo tienen,” sugirió Maya, su mirada llena de preocupación.
Elena sintió que su corazón latía más rápido. “Necesitamos ir allí. Si hay alguna posibilidad de que Leo esté en ese lugar, debemos actuar rápido.”
Al llegar al complejo militar, la atmósfera se volvió tensa. El lugar era imponente, lleno de sombras y un aire de opresión que parecía persistir. “Tendremos que ser cautelosos,” dijo Elena, observando a su alrededor. “No podemos hacer ruido. Debemos infiltrarnos y buscar información.”
Con un plan en mente, se dividieron en grupos pequeños y comenzaron a moverse sigilosamente. A medida que se acercaban al edificio principal, Elena sintió una mezcla de miedo y esperanza. La posibilidad de encontrar a su hermano la impulsaba, y sabía que no podía rendirse.
Finalmente, llegaron a un área donde se escuchaban voces. Con cuidado, se acercaron a una ventana y miraron hacia adentro. Lo que vieron les heló la sangre: prisioneros estaban siendo interrogados, y entre ellos, Elena reconoció a Leo.
“¡Leo!” susurró, sintiendo que el corazón se le detenía. La emoción la invadía, pero sabía que debía mantener la calma. “Tenemos que sacarlo de allí.”
“Pero hay muchos soldados,” observó Maya, su voz temblando. “No podemos entrar así.”
“Debemos crear una distracción. Si logro entrar y liberar a los prisioneros, tú y el resto del equipo pueden cubrirme,” propuso Elena, sintiendo que la sangre le latía en las sienes.
“Es arriesgado, pero si hay alguna posibilidad de salvar a Leo, debemos intentarlo,” respondió Maya, su mirada fue decidida.
Con un plan en marcha, Elena se preparó para hacer lo que fuera necesario. Sabía que la lucha por la libertad de su hermano era personal, y estaba dispuesta a arriesgarlo todo.