Un encuentro con un salvador desconocido provoca que Jaden recuerde su primer vida. Y se da cuenta de que en realidad es un carne de cañón, quien es sacrificado por el villano en la historia original.
No solo eso, sino que su salvador resulta ser su personaje favorito del libro, quien también muere traicionado por sus amigos.
Con esta nueva información Jaden toma una decisión, ¡destrozar la trama del libro!
¿Lo logrará? O, antes de que pueda hacer un movimiento, ¿será arrastrado de nuevo a lado del villano para ser sacrificado?
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Se sentará junto a...
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Jaden desvió la mirada debido al nerviosismo. Y su atención fue atrapada por un grupo de chicos, quienes rodeaban a Fegan. Eran cuatro, y le miraban con asombro, como si él no debiese estar ahí.
Cada uno de estos desconocidos era más atractivo que el que estaba a su lado. Desde sus rasgos perfectos, hasta sus extravagantes apariencias que no se ocultaban ni con el uniforme. Aunque, en su propia percepción, ninguno era tan destacable como Fegan.
Jaden no necesitó más que ese vistazo para saber de quiénes se trataba. Aun sin haberlos visto en persona hasta ese momento, podía decir quién era quién. Y más importante, quién era el bottom y el top de la novela original.
“Me concentré tanto en mi favorito, que no procesé toda la información. En este salón, ¡también están los infieles!”
Sin embargo, ni siquiera tuvo tiempo de irritarse, cuando el rostro de Fegan mostró un evidente asombro apenas le reconoció. Y sin esperar un segundo, se levantó de su asiento y bajo la mirada incrédula de los demás alumnos, incluso de los chicos que le rodeaban, atravesó el salón y caminó hacia él.
En ese momento, a Jaden dejó de importarle todo lo demás. Tan solo pudo ver al chico alto que se le acercaba.
—¡Fegan! —saludó con una sonrisa ingenua. Ni siquiera él mismo se percataba de la felicidad que se expresaba en su voz y rostro. Pero los demás alumnos, y el pelirrojo vaya que sí lo notaron. Este último fue tomado un poco con la guardia baja ante la repentina belleza, claro que no detuvo sus pasos.
Y mientras Fegan se acercaba a él, sus amigos se vieron unos a otros, preguntándose lo mismo: “—¿Cómo es que esos dos se conocen?”
Sin embargo, ninguno tenía la respuesta.
—¡Jaden! —saludó Fegan, ajeno a las dudas del resto. —¿Qué haces aquí? ¿Buscabas a alguien?
“¿Por qué es tan deslumbrante desde temprano en la mañana?”, el pelinegro tuvo que reprimir las ganas de cubrirse el rostro por el brillo que expedía Fegan. “¡Digno de ser mi favorito!”
Aunque había que decirlo, su emoción desbordante contrastaba enormemente con las expresiones alertas de todos en el salón. Parecía que Jaden, más que un chico de un metro con cincuenta y cinco centímetros de estatura, era en realidad un peligroso monstruo gigante que había descendido de la montaña para devorar todo a su paso.
Y a pesar de que el pelinegro no había hecho nada para causar dicho sentido de alerta a ninguno, sabía que era imposible que el color de su cabello pasara desapercibido. Sin olvidar que esta característica también delataba a qué grupo había pertenecido antes…
Después de todo, no eran muchas las personas pelinegras en el imperio. Ni que decir de la Academia Evisine, en la que solo había dos personas. El renombrado príncipe Astor, a quien todo el mundo conocía, y el hijo adoptivo del conde Softwhisper. Y dado que él no tenía el rostro del primer príncipe, solo podía ser el hijo del conde.
Sin embargo, descubrir eso no eliminaba todas las dudas, pues era de conocimiento común que ambos estaban en el mismo grupo, el 2A. Entonces, ¿qué hacía de pie en la puerta del 2B?
Supuso que de ahí provenía el recelo mostrado a su persona en menos de cinco minutos de estar ahí.
“Sé positivo, Jaden…”, recordó. “Este es un prejuicio que no se puede borrar en un día.”
En el pasado, se habría irritado por ser mirado así, pero ahora no le importaba. Mientras siguiera apegándose a su nueva positividad, pensaba que eventualmente las cosas mejorarían. Además, esta reacción ya la esperaba. Después de todo, la enemistad entre grupos estaba arraigada en los corazones de casi todos. Era evidente que un nuevo miembro, que había sido un “enemigo” hasta el viernes pasado, no despertaría la simpatía de ninguno solo con pararse en la puerta.
—No busco a nadie —negó con torpeza debido al nerviosismo, pues sentía sobre su rostro y cuerpo las miradas recelosas de cada persona en el salón. Aunque intentaba abrirse al cambio, no dejaba de sentirse un poco intimidado al ser mirado por tantos ojos a la vez. En cierto modo, era escalofriante para él.
—Oh… entonces… —Fegan dudó de sus palabras, y con una disculpa explícita en el rostro se agachó más cerca de su oído, de tal forma que solo ellos dos escuchasen, y preguntó: —¿No es peligroso para alguien de tu grupo… venir hasta aquí?
Desde luego, con esta cercanía, Jaden sintió que su corazón temblaba. ¿Quizás era por el aroma que viajaba hasta su nariz? Aunque no sabía identificarlo, podía decir que era similar a la madera quemada. Era extraño, cálido, y agradable por igual.
—Yo… —Antes de que el pelinegro pudiese explicarle la situación, el profesor Nasir llegó. Este hombre era el tutor de la clase 2B, y algunos afirmaban que también el enemigo jurado de Bastian. Claro que de esto último no había ninguna prueba, más que los chismes de los alumnos de la Academia.
—¡Jóvenes, tomen asiento! —pidió el omega mientras se dirigía a su escritorio con paso tranquilo.
Era evidente su experiencia en el trato de estos chicos de familias importantes. Los respetaba, pero no los veneraba, como solía hacer Bastian entre semana.
—Joven Lionblade, usted también —recordó. Y al ser nombrado directamente, Fegan no tuvo más opción que mirar a Jaden con duda, para dirigirse a su asiento un segundo después.
Todos los alumnos se quedaron en absoluto silencio mientras Nasir colocaba sus materiales de trabajo en el escritorio.
—Chicos, hoy tengo un anuncio importante para ustedes. —Aun cuando no lo dijo, ya varios alumnos estaban viendo al pelinegro con detenimiento, asumiendo que el asunto estaba relacionado con él.
Jaden no quería enfrentar todos aquellos ojos inquisitivos, por lo que se concentró en la pared, que de pronto le parecía lo más artístico e interesante del mundo.
—Joven Softwhisper, por favor venga a mi lado. —Él se aferró una vez más a la correa de su portafolio y caminó hasta el lugar que Nasir señalaba. Justo a su lado. —Este chico que ven aquí es Jaden Softwhisper. Y a partir de hoy será su nuevo compañero de clases.
Los murmullos no tardaron en aparecer. Tal parecía que ninguno había escuchado ningún rumor sobre el cambio durante el fin de semana. Cosa que quizás debía agradecer a Bastian. Ese hombre era capaz de hacer cualquier cosa para salvar su pellejo de los problemas. Y sin duda, debió saber que si abría la boca antes de tiempo, el proceso del cambio de aula podría no haberse llevado a cabo con tanta tranquilidad.
Sin embargo, ahora se sentía como haber sido lanzado a los leones sin preparación previa.
—¡Espero que le hagan sentir cómodo! —exclamó Nasir, invitando a todos a cerrar la boca. Y los chicos obedecieron, claro que sus miradas no se tornaron amables solo por su advertencia no dicha. —Bien, Joven Softwhisper, puede presentarse frente a la clase.
Conteniendo la respiración, el pelinegro dio un paso al frente… en ese momento, odiaba las auto presentaciones como nunca antes. ¿Qué debía decir? De pronto no lo sabía.
Reparó en aquellos ojos desconfiados… y entonces, se cruzó con la mirada de Fegan. Él no tenía ninguna otra emoción en el rostro, más que la sorpresa. Esto, por incongruente que fuese, le dio un poco de confianza al pelinegro.
“Vale… quiero que sepan que no soy peligroso para ninguno de ellos. No quiero arruinar la atmósfera del grupo de mi favorito…”
—¡Buenos días! Mi nombre es Jaden Softwhisper. Mi padre es el Conde Softwhisper. Pueden decirme solo Jaden. Mi atributo en la magia es la oscuridad… y… ¡no soy un peligro! ¡No atacaré a nadie! —El pelinegro habló con tanta rapidez, que al final terminó mordiéndose la lengua.
Esta última frase tomó desprevenidos a casi todos. Y hubo quienes incluso rieron por su pequeño accidente.
“¿De verdad un chico tan torpe les había provocado miedo?”, pensaron varios al unísono. Sería vergonzoso decirlo en voz alta.
—Listo. Gracias por su presentación, joven Softwhisper —dijo el profesor, conteniendo la risa. —Puede sentarse en…
Nasir se detuvo. No era un ingenuo. Sabía que este cambio podría no agradarle a varios de sus alumnos, quienes a pesar de no ser malos chicos, también tenían momentos en los que podían actuar como cretinos. Así que era mejor darle un poco de ayuda a su nuevo alumno, quien además no la había pasado nada bien antes.
Miró en dirección a ciertos jóvenes pelirrojos, y asintió para sí mismo.
“Podría ser complicado, dado el antiguo compañero del chico, pero es mejor eso que dejarlo solo.”
—Sí. Se sentará junto a…
Jaden reparó en la mirada que el profesor le lanzaba a Fegan. Y su corazón se emocionó. ¿El destino estaba por sonreírle? ¡Eso debía ser! Además, el lugar a lado del pelirrojo estaba libre. ¿No era cómo si dios le diera el camino libre?
El pelinegro ya se imaginaba una vida de felicidad junto a su favorito —solo por sentarse lado a lado—, sin saber lo que estaba pensando el hombre.
“No sería prudente sentarlo junto al hermano menor de aquel príncipe… ¿cierto?”, se preguntó Nasir en su interior. “Pero, si se convierten en amigos, eso sin duda sería de gran ayuda para la imagen de este chico tan lamentable…”
Por un momento, el hombre no sabía quién era el “chico tan lamentable” en sus pensamientos. Si el príncipe rechazado, o el mago oscuro. Cada uno tenía más dificultades que el otro.
—Junto al cuarto príncipe —dijo al cabo de unos segundos. Ese era su veredicto. Según él, la presencia de Dathan ayudaría a que los demás no acosaran a Jaden, o siquiera lo pensaran; mientras que la identidad de Jaden haría ver a los demás que personas con talentos raros estaban dispuestas a seguir al cuarto príncipe. Si eso no era ayudar a sus alumnos, entonces Nasir podía dejar de ser profesor ahí mismo.
Orgulloso de su propio arreglo y su agilidad mental, comenzó a sonreír.
—Joven Angelli, por favor siéntese junto a Lionblade por el momento. Lamento esta molestia.
Jaden se congeló y miró al hombre con una tristeza infinita.
“¿Qué salió mal?”, inquirió. Pero no se atrevió a decir nada. Si comenzaba a causar problemas en su primer día… o peor aún, en su primer hora de clases, no se vería bien.
Aunque decepcionado, no tuvo más opción que aceptar el arreglo. Y vio en dirección al pequeño chico —incluso más que él—. Sus suaves mejillas blancas se sonrojaron debido a su molestia, pero él tampoco dijo nada y empacó sus cosas sin demora.
Sus acciones prolijas le otorgaron de un encanto que atrajo a los demás hacia su persona. Lucía igual a un pequeño muñeco de porcelana, con el cabello azul y esos ojos dorados.
“El bottom”, se dijo Jaden con resolución, y un toque de animosidad. ¿Cómo no sentirla? Si era en parte por este chico que su favorito moría de manera tan trágica.
De pronto, tuvo el instinto de reclamar, pero ¿con qué motivo? Toda la trama de la infidelidad se desarrollaba varios años en el futuro. Si dijera una palabra ahora, solo le tomarían por loco.
Cuando el asiento quedó despejado, él se acercó. Y por el rabillo del ojo, por supuesto vio cómo se iluminaba el rostro de Fegan mientras Bel se sentaba a su lado.
Un ardor cruzó su pecho, aunque no supo identificarlo. Y no tuvo más remedio que sentarse detrás de esos dos. Sentía cómo si le hubiesen robado en la cara, y no podía reclamarle a nadie.
Con desánimo, giró el rostro a su costado, y se encontró con la mirada nada amistosa de un pelirrojo. Su aura era intensa y sofocante. Nada similar a la imagen gentil de su favorito.
“Mierda…”, pensó con mayor tristeza.
Para otros, sentarse junto al protagonista podría ser un golpe de suerte. Sin embargo, para él no había peor castigo, pues aunque admiró al príncipe al inicio de la novela, ahora no quería saber nada de ninguno de los miembros de la familia imperial. Ni del villano que lo sacrificaría, ni del protagonista infiel.
...
Jaden cuando le asignaron su asiento:
gracias autora
Animo, mi papá falleció apenas, pero si, la vida sigue.