Desde antes de nacer mi cruel destino estaba escrito, soy Lucía Rivas única hija de María de Rivas, desde que mi mamá supo que vendría al mundo me odio, yo le recordaba su tragedia, yo era el fruto de una violación, debido a eso mi vida siempre ha sido un infierno, pero algún día vengare todo mi sufrimiento y ni siquiera mi madre se salvará del infierno que desatare en la tierra...
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Capitulo IX Mi hijo
Mauricio estaba muy apenado por como había tratado a Lucía, pero ella se fue y lo abandonó y por siete años le oculto la existencia de su hijo, como había podido hacerle algo así, Mauricio llegó al apartamento sin avisar, cuando abrieron la puerta se encontró con la mirada tierna de Diego, no aguanto las lágrimas y se agachó para abrazar a su hijo, en ese momento salió Lucia a regañar a Diego por abrir la puerta sin autorización y se encontró con la más tierna escena. Ella sabía que no podía discutir delante de su hijo así que le pidió a Ana que se lo llevará a su habitación, mientras invitó a Mauricio a pasar.
— Por qué no me lo dijiste antes? Por qué ocultarme a mi hijo?.— Pregunto, Mauricio molesto.
— Primero que todo cuando me fui no sabía que había quedado embarazada, lo descubrí dos meses después y segundo tú a mí no me querías así que seguramente tampoco querrías al bebé, por eso lo oculte. — Dijo Lucia calmada.
— Pero nuestros problemas nada tenían que ver con mi hijo, si hubiera sabido de él yo lo hubiera protegido. — Respondió Mauricio.
— Él hubiera, ya no existe, el tiempo no se puede devolver, así que es mejor dejar las cosas así, yo no me puedo quedar en este país, así que te daré la oportunidad de despedirte de Diego y cuando quieras lo puedes ir a ver a mi casa en el extranjero. —Dijo Lucia decidida.
— Estás loca si crees que dejaré que te lleves de nuevo a mi hijo, eso no lo permitiré. — Respondió Mauricio furioso.
— Tengo un papel firmado por ti donde dice que no te interpondrán y nos dejaras ir del país. — Lucía recalcó lo del acuerdo.
— Ja, ja, ja ese papel me importa un bledo, ahora mismo pediré la orden de un juez para anular dicho acuerdo y pedir la custodia de mi hijo. — Amenazó Mauricio.
— Entiende Mauricio nosotros no podemos quedarnos aquí, las cosas no son tan sencillas como tú piensas, si nos obligas a quedarnos nuestras vidas corren peligro. — Dijo Lucia entre lágrimas.
— Estás mintiendo de nuevo, no te creo nada y ahora mismo llamaré al juez, si se te ocurre irte te buscaré en los confines del mundo y te quitaré a mi hijo y nunca más lo volverás a ver.
Mauricio salió enojado del apartamento, realizó varias llamadas, después de dos horas el acuerdo había quedado anulado y la prohibición de salida del país de Diego fue enviada a todos los aeropuertos y terminales del país, él era un hombre muy poderoso en el mundo financiero y tenía muchos contactos en la política y el gobierno, fue fácil para él hacer todo esto en un abrir y cerrar de ojos.
Mientras tanto Lucia estaba desesperada, pues sabía que los Ferrer irían tras ella y cuando supieran de su hijo, también lo lastimaran, Mauricio era un inconsciente, no entendía el gran daño que les estaba provocando al hacer todo esto.
Una semana había pasado y aún Lucia estaba lidiando con Mauricio, ella se veía cansada y sin fuerzas, porque últimamente le estaban llegando amenazas y Laureano no estaba en condiciones de ayudarla, Mauricio llegó como todos los días a visitar a su hijo, aún no le habían dicho al niño que él era su papá, Lucia abrió la puerta, cuando Mauricio la vio se dio cuenta de que algo no estaba bien, ella se veía cansada y con ojeras, ella simplemente dejo la puerta abierta y se fue a la cocina a buscar una taza de té, ahora que Mauricio había llegado ella podía descansar un rato.
El hombre entró y cerró la puerta, había estado en el apartamento por al menos tres horas y en todo ese tiempo Lucia no había salido de su habitación, cosa que le extrañó a Mauricio, así que él le dijo a Diego que fuera con Ana, ya que tenía unas cosas que hablar con Lucia, el niño obediente hizo lo que su papá le mando.
Mauricio entró a la habitación de Lucía, estaba todo oscuro así que le costó acostumbrarse a esa oscuridad, una vez lo logro, camino hasta la cama donde estaba Lucia acurrucada, aún no había cambiado su forma de dormir, ella siempre tomaba esa posición cuando estaba sola en la cama, en la mesita de noche unos papeles llamaron su atención, Mauricio los agarró por instinto y empezó a leerlos, estás eran las cartas de amenaza que había recibido Lucia, no decían quien las enviaba, pero era claro que el remitente la conocía muy bien, Mauricio frunció el ceño y miro a la mujer que empezaba a despertar.
— ¿Qué haces aquí? Dame acá esas cartas, no te pertenecen. — Dijo Lucia molesta.
— ¿Qué es esto? Por qué alguien te odia tanto?. —Pregunto Mauricio consternado.
— Eso no es su problema señor Lombardi, así que le pido que salga de mi habitación. — Contesto Lucia levantándose de la cama.
— Aquí hay amenazas dirigidas a mi hijo, así que si es mi problema, en que líos te has metido para que alguien te odie tanto?. — Pregunto Mauricio sin expresión, pues a los ojos de él Lucia no era de confianza.
— Mira Mauricio estoy cansada de tener que lidiar contigo y con estas amenazas, mejor dime qué es lo que quieres y lleguemos a un acuerdo y así acabamos con esto. — Dijo Lucia en un ataque de desesperación.
Mauricio no quería verla así, a él nunca le gustó verla llorar, así que se acercó a ella y la abrazo fuertemente, como diciéndole aquí estoy confía en mí, pero Lucia no podía confiar en él ni en nadie, ella estaba tan decepcionada de él, ella sabía que Mauricio nunca la amo y que solo estaba con ella por su parecido con Adele, pues Mauricio nunca le dijo lo que paso entre él y esa mala mujer.
Lucía apartó a Mauricio y le pidió que saliera de su habitación, ella no necesitaba la lástima de nadie y ya era hora de tomar las riendas de su vida y dejar de estar llorando, era hora de ser fuerte y valiente por el bien de su hijo.
ahora sale como una loca sola
no me gusta cuando se van haci sin averiguar nada