Zaria renace después de pasar una vida cruel con un final desastroso, ella decide vengarse, pero descubre un gran complot detrás de todo y el maldito Emperador es...
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Cap. 9 Esta es una advertencia para todos
Sunna hizo llevar a las 5 concubinas al patio trasero, no podía creer que habían hecho una ofensa tan grande, Camelia llora y ruega perdón.
* Emperatriz Madre, lo siento mucho, pero déjeme explicarle, la emperatriz insinuó que el emperador era estéril burlándose de que no hemos tenido hijos, es por eso que… _ la mujer trataba de justificarse, pero para Sunna esas mujeres eran una vergüenza para la familia imperial.
* Cállate maldita, tu no eres nadie para dar lecciones a nadie y menos a la esposa legítima _ dijo mirándola con odio y desprecio.
Parados cerca de la escena estaban Galatea, Gamaliel y Zaria, la última era abrazada por su madre y hermanos quienes acariciaban su cabello, el médico estaba en camino para curar a la bella emperatriz, los sirvientes salieron al patio llamados por Mina, ella había sido quien avisó a la emperatriz madre sobre lo que sucedía.
* Esta es una advertencia para todos, no pienso tolerar que la emperatriz Zaira sea intimidada en este palacio, así que quiero que vean cual es el castigo por hacer esa ofensa.
* Guardias, denles 30 latigazos a esas mujeres, quiero ver brotar sangre de sus espaldas, quiero que se desmayen de dolor para que aprendan _ dijo Sunna con furia e inmediatamente los guardias rompieron sus vestidos dejando sus espaldas desnudas y empezaron mientras Sunna contaba.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco…
Los sirvientes temblaban de miedo por los gritos de dolor de las concubinas, la emperatriz madre era conocida por ser amable y benevolente pero también era cruel y despiadada en la misma medida.
Zaria miró a los sirvientes de reojo con una sonrisa siniestra haciéndolos estremecer, ellos acaban de ver el poder y la astucia de la joven emperatriz, ofenderla sería realmente la muerte para un pobre sirviente.
Después de que las mujeres se desmayaron por el dolor, Zaria fue llevada a su habitación, Mina miraba con preocupación a Zaria, su madre y hermano se quedaron hasta tarde, el médico curó sus heridas y rasguños, aunque eran superficiales quedarían visibles unos días.
* Cariño, lo siento tanto, hablaré con mi hijo de esto, no quiero que vuelva a pasar _ dijo Sunna con el alma en un hilo.
* Emperatriz madre, gracias por su ayuda, de no haber estado aquí, quien sabe lo que hubiera pasado _ dijo Zaria con voz débil y ronca por llorar.
* Mi niña, voy a dejar guardias para que se ocupen de tu seguridad, Priano llega mañana de su viaje, no quiero que estes desprotegida _ dijo Sunna mientras se dispone a marcharse, esto lo va a saber Víctor su marido, el ex emperador va a querer matar a esas mujeres.
Todos se retiraron, el médico dejó un brebaje para que lo tome y descanse bien, había golpes que aun dolían, pero cuando Mina se aseguró de que todos se habían ido, corrió a la habitación de su señorita para ver como esta, pero cuando ella entró y se miraron con Zaria ambas largaron una carcajada.
* Srta. Zaria, no puedo creer que haya salido tan bien la trampa _ dijo Mina entre risas más susurradas.
* Mina, esas perras van a saber quien soy yo, ellas me dieron todo el material que necesitaba _ dijo entre risas mientras que Mina prepara su brebaje, sabe que la emperatriz está adolorida.
En la mañana Priano llegaba después de cabalgar toda la noche, había tenido un mal presentimiento sobre lo que pasa en el palacio así que creyó que era mejor volver antes, su primo Mitran lo acompañaba, pero fue el primero en darse cuenta de algo, la señora Pina quien era la encargada del palacio antes de que Camelia se haga cargo de ese trabajo fue quien los recibió y estaba dando órdenes en el lugar.
* Primo, la señora Pina es quien está manejando el palacio, la intrusa de Camelia no te ha estado recibiendo como una esposa devota _ dijo extrañado.
Priano miró a su primo con curiosidad, aunque está cansado y no quiere saber de nada, recién lo había notado, sus concubinas eran como tener a un grupo de amigas en su casa, ni siquiera notaba si ellas andaban con él o no.
* Llama a la señora Pina, quiero saber donde está Camelia _ dijo, pero algo le decía que esto tenía que ver con esa hermosa y angelical fiera que ahora vive en su palacio.
La señora Pina entró al lugar con educación haciendo una reverencia, aunque en su interior está más feliz que gato con sillón nuevo, tiene miedo de la reacción de Priano.
* Saludos al emperador, señor del imperio _ dijo Pina con una reverencia.
* Señora Pina, ¿Por qué no ha salido Camelia a recibirme? _ dijo Priano esperando que la respuesta no tenga el nombre de Zaria en medio, pero…
* Las concubinas emboscaron a la emperatriz Zaria en el pasillo que va hacia el ala este, ellas la golpearon, pero la Emperatriz madre y la Duquesa Galatea con el joven Gamaliel la esperaban para tomar el té, al enterarse fueron a socorrer a la emperatriz Zaria, la emperatriz madre ha castigado a las concubinas con 30 latigazos por haber golpeado a su esposa _ dijo Pina viendo que Priano sé para de su asiento furioso, salió de su despacho como una flecha.
Priano llegó al dormitorio de Zaria y vio a dos guardias que lo saludaron de inmediato.
* Saludos al emperador, señor del imperio _ dijeron dejándolo pasar, Priano se acercó a la cama mientras la bella Zaria duerme, pero los golpes y arañazos son notorios, realmente le habían dado una paliza, él se acercó y acarició su rostro tratando de no tocar sus moretones y rasguños, en ese momento un pesar se apoderó de su corazón, se veía tan frágil y delicada, era tan diferente a la angelical fiera que ve todo el tiempo, sentía que quería darles una dosis extra de latigazos a las concubinas en ese momento.