Contrato Sellado

En una mansión grande blanca y elegante estaba Uchida Casio, sentado detrás de su escritorio pensando en su siguiente paso. Acababa de terminar una llamada con su padre, precia que su hija era realmente de su sangre, ella ni siquiera respetaba a su abuelo. El creía que lo único que necesitaba era el matrimonio familiar para poder acceder más fácil con los Ootani, era muy beneficioso solo de nombre.

Ahora debía informar a la familia pues sabía que se desataría un caos y no quería tener que lidiar con sus dramas.

Cito a todos en su estudio, era necesario prepararlos, pues no quería que lo hicieran quedar mal con una familia tan distinguida cómo los Ootani.

Unas horas más tarde, su esposa Iwata Yuko estaba sentada en la sala, con su vestido carisimo de paris, tomando té, esperando a los demás, ella logro obtener todo cuando la primera esposa murió, y eso le encantaba. En poco tiempo entro Uchida Ginebra, la hermanastra, con su largo cabello castaño medio ondulado, su cortó vestido destacaba su largas piernas, aunque tal vez los tacones altos que traía también ayudaban. Todo lo que traía puesto costaba millones, eso era lo que creía que merecía. Se sentó en el otro sillón largo.

- Madre, sabe cuál fue el motivo por qué nos citó padre, tenía una reunión muy importante.-

- No lo sé, no me ha informado nada.-

Sus conversaciones eran tan cortas. Que se quedaron en silencio un largo tiempo. Hasta que su madre hablo.

- Ginebra, cariño cuando piensas en hacer que tú padre y yo seamos abuelos?-

La mujer se estremeció, ella no quería niños, eso le quitaría su hermoso cuerpo, y su vida de libertad y lujos también terminaría. Además de que no quería tener algo que la ate a su esposo.

Estaba considerando seriamente el divorcio, pero cuando lo menciono su padre se lo impidió, no podía divorciarse ahora, ya llevaba varios años casada.

- Madre, aún no es el momento, ya vendrán los niños.-

- Llevas diciendo eso desde que te casaste, si no hubieras perdido a tu bebé en ese entonces.-

Suspiro, no podía entender a su hija, si le iba a quitar a el marido a su hermana había otras formas, no tenía porque terminar casada y sin nada más.

- Madre por favor...-

En ese momento entro su esposo. Nagai Hiro, ahora todo un directivo de su compañía, de buen porte, aunque con su cara demasiado seria le quitaba mucho del esplendor de su rostro.

Miró a las dos mujeres y paso a sentarse junto a su esposa, y ahí se quedó quieto, sin decir nada.

Más silencio incómodo, ese era el tipo de familia que eran.

Cuando entro Casio, observó a todos, y se sentó con su pose de negocios, consciente o inconscientemente todos ya sabían que este era un tema muy importante para el jefe de familia, tenían que tener cuidado de lo que decían. Sin más preámbulos hablo.

- Este sábado tenemos un evento importante, todos tendrán que asistir. Sin excepción.-

Todos contemplaron un momento hasta que Hiro hablo.

- Suegro, que tipo de evento, de que familia estas hablando?.-

Casio sonrió, realmente este yerno suyo era rápido para las cosas.

- Compromiso, vamos a ir al compromiso de la familia Ootani.-

Todos se sorprendieron pues esa familia es una de las más importantes en el país. Y que los invitaran a un compromiso en esa familia era algo increíble.

Todos estaban pensando en la información dada, y cada uno hizo sus conclusiones.

- Cariño, eso es increíble, el entablar una amistad con ellos nos dará más clase.-

- Si padre, los Ootani son muy respetados en el círculo social y eso nos va a elevar.-

Dijo con una sonrisa y un sonrojo evidente, ella estaba tan sumida en sus recuerdos que no se dió cuenta de como se delataba.

- Vaya, parece que mi esposa está encantada y ansiosa por ver a alguien de la familia Ootani.-

Ese comentario la saco de sus fantasias, ella sabía que su matrimonio no iba nada bien pero no quería demostrar su verdadero ser a su ahora esposo. Por ello sonrió y dijo.

- Jajaja, claro tienes razón cariño, soy amiga del nieto del señor Ootani, íbamos a la escuela juntos. Es lindo volver a ver a viejos conocidos.-

Quiso pasar desapercibida, pero esas jugadas ya no funcionaban con su esposo.

- Suegro, [El ignoro a su esposa y siguió hablando con Casio] quienes son los que se van a comprometer?, no le encuentro sentido que nos inviten si las familias no son cercanas.-

- Vaya Hiro, realmente eres único, quisiera que fueras mi hijo para dejarte a cargo de todo.-

- Le agradezco mucho suegro, pero ese lugar es de su hija.-

Podría parecer que se refiere a su esposa, pero realmente no sabían a quien se refería pues eran dos las hijas.

- Hmm... Si, por supuesto. Hiro tiene razón, nuestras familias no son tan cercanas de esa manera, pero mi padre se encontró con el señor Ootani y entre plática terminaron hablando de una unión marital.-

Todos se sorprendieron, no esperaban está revelación, era algo increíble de muchas maneras, pero Hiro lo sabía el entendía porque hacían eso y a quien mandarían a un matrimonio arreglado. En cambio Ginebra no lograba comprender lo que estaba pasando, todo por estar sumida en sus fantasias.

- Padre, puedo saber quién es de la familia Ootani el que se va a casar?.-

- [La miró y suspiro pesadamente, pues logro ver la mirada de desesperación de su segunda hija.] Ootani Ren.-

Estaba contenta, no esperaba está gran noticia, ella iba a sonreír ampliamente cuando sintió el anillo en su dedo. Sus delirios se detuvieron, entonces todo lo dicho por si padre tomo más sentido, las dos familias se iban a unir pero no podía ser ella porque ya esta casada. Volteo a ver a su marido y este ya la estaba observando, eso le causó un pequeño susto pero aún así siguió mirandolo.

- Que sucede esposa mía, ahora sí estás dispuesta a darme el divorcio?.-

Su sonrisa era tan placentera que molesto mucho a Ginebra, ambos querían divorciarse hace mucho tiempo pero por la imposición de sus familias no lo habían hecho todavía.

Sus padres la miraron y luego a Hiro. Lo que acababan de escuchar no fue agradable pero también sabían que ese matrimonio ya era un caso perdido, en casi seis años no habían podido tener un hijo, y su relación era muy forzada. Era cuestión de tiempo para que su matrimonio terminará.

- Chicos por favor no hablen de esa manera, ustedes...-

- Está bien, [Hablo Casio, si querían terminarlo ahora no importaba, pues dentro de poco tendrían una unión mejor] si quieren separarse pueden hacerlo, pero después de la unión de la familia Ootani con nuestra familia.-

En ese momento fue cuando Ginebra entendió lo que estaba pasando. Incluso se le olvidó que le dieron la oportunidad de divorciarse.

- Padre, de que hablas?. [Hablo nerviosamente, no quería creer lo que decía su padre, no lo quería aceptar] Unión de quién? Quien se va a casar?.-

Casio la miró, al menos esperaba que se comportará en frente de su esposo. Pero su desilusión se hizo evidente cuando terminó de hablar.

- Tu hermana se va a casar con Ootani Ren.-

Así fue su respuesta concisa, y en ese momento un gran grito se escuchó.

- QUÉ?, QUE ACABAS DE DECIR?. NO, NO, NO PUEDE SER.-

Todos la miraron con sorpresa, ella fue muy dramática y eso solo hizo sentir a Hiro el mayor imbécil del mundo. Pero ella siguió gritando. Incluso se levantó y tiro algunas cosas de la mesa.

- YO NO PUEDO PERMITIR QUE ESO SUCEDA.-

Su padre comenzó a molestarse, ella no podía actuar como quisiera. Mucho menos con temas relacionados con los Ootani. Se levantó y una palabra fue suficiente.

- Silencio.-

Ginebra se encogió y regreso a su asiento, sabía que había hablado de más. Volteo a ver a Hiro, este la miraba de una forma burlona. El ya vio a través de ella hace mucho tiempo.

- Saori se casara con Ootani Ren y el sábado los quiero a todos en la fiesta de compromiso. Es todo lo que necesitan saber.-

Diciendo eso se retiró del lugar, dejando a todos pensativos, tristes e iracundos.

Hiro se levantó y se fue, el ya no necesitaba seguir en esa familia si Casio accedió al divorcio ya no tenía porque seguir ahí.

En el lugar solo quedaban madre e hija, ambas analizando el mejor curso de acción que tomar.

- Ginebra cariño, por qué no tomas lo que dijo tu Padre y te divorcias. -

- NO PUEDO, No puedes ver lo que está pasando?. Esa maldita piensa quitarme lo que es mío, claro no me extraña que haya aceptado, fue porque sabía muy bien que yo amo a Ren, pero que no crea que le voy a permitir casarse con el, primero la mato.-

Dijo todo eso muy agitada, estaba llena de rabia, no podía creer a lo que había llegado.

- Cariño~, porque te molestas de esa manera, te saldrán arrugas, por favor cálmate. Analiza bien la situación, si arruinas esto tú padre no estará contento.-

- Que me importa si está o no contento. El también sabía de Ren y yo y aún así se atreve a casar a esa perra con el, no lo permitiré.-

- Suficiente Ginebra, es tu culpa estar en esta situación.-

Le dijo alzando la voz, estaba empezando a molestarle la actitud de su hija, sabía que la había mimado y la había criado para obtener lo que ella quisiera, pero debía saber dónde detenerse, y más con los asuntos de su padre. Respiro y continuo hablando.

- Tu sabes bien a lo que me refiero, si no te hubieras empeñado en quitarle su prometido a tu hermana está situación sería diferente.-

El comentario la molesto mucho pero no había por qué enojarse pues era la verdad.

- Y qué si se lo quite. Esa maldita no se merecía nada. Pero ahora quiere venir a quitarme lo mío!!. No lo voy a permitir, ese matrimonio no va a suceder.-

- Cariño, será mejor que pienses bien las cosas, tú padre puede ser ... Terrible. Mejor no lo provoques.-

- Mientras yo no haga nada, el no me reclamará.-

- Mi niña, estás jugando con fuego, pero bueno, ese es tu problema. Yo no me meteré ni te ayudaré.-

- Qué?, por qué madre?.-

- Conozco a tu padre, se que esto no es simple, este matrimonio es algo más grande de lo que crees, si arruinas esto estás sola.-

Se levantó y se fue, ella sabía que algo muy grande estaba pasando y si se trataba de negocios, Casio se pondría muy furioso.

Y ahí se quedó Ginebra pensando en todo lo que había pasado, ella no iba a quedarse a ver lo que estaba por pasar. Ella volvería a destruir a esa hermana suya.