Katsuki es un chico que se enamoró de su mejor amigo de la infancia Izuku, para no expresar sus sentimientos hacia las personas decidió escribir en un diario íntimo. Este libro es aquel diario el cual Katsuki escribía todos sus pensamientos y sentimientos a lo largo de los días.
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Mi novio...
Todavía no puedo creerlo. Todavía siento como si estuviera soñando. Como si en cualquier momento despertara y todo esto fuera una fantasía, una ilusión creada por mi mente cansada. Pero no lo es. Es real. Izuku… Izuku dijo que sí.
Recuerdo cada detalle de ese momento. El temblor en mis manos, el nudo en mi garganta, la aceleración de mi corazón. Recuerdo el silencio que precedió a mis palabras, el silencio que parecía extenderse eternamente, un abismo de miedo y esperanza. Y luego, las palabras salieron, torpes, entrecortadas, pero sinceras. Palabras que habían estado atrapadas en mi pecho durante tanto tiempo, palabras que finalmente encontraron su libertad.
Le dije que lo amaba. No lo grité, no lo reclamé, no lo exigí. Lo susurré, con la voz apenas audible, con la esperanza de que mi sinceridad traspasara el sonido. Y lo miré a los ojos, buscando una respuesta, una señal, cualquier indicio de sus sentimientos.
Había un silencio, un silencio lleno de tensión, de expectativa, de miedo. Un silencio que pareció durar una eternidad, pero que en realidad fueron solo unos segundos. Y luego, vi su reacción. No fue una explosión de alegría, no fue un grito de felicidad. Fue algo más sutil, algo más profundo. Fue una mirada de sorpresa, de incredulidad, de… de comprensión.
Y luego, una sonrisa. Una sonrisa tímida, insegura, pero genuina. Una sonrisa que me derritió el corazón, que me hizo sentir una alegría tan intensa que me dejó sin aliento. Una sonrisa que confirmó todo lo que había esperado, todo lo que había temido, todo lo que había soñado.
Me abrazó. Un abrazo cálido, suave, protector. Un abrazo que me envolvió en su ternura, que me dio consuelo, que me dio seguridad. Un abrazo que me hizo sentir amado, apreciado, valorado. Un abrazo que me hizo sentir completo.
Y entonces, dijo que sí. No fue un sí gritado, no fue un sí exuberante. Fue un sí suave, un sí tímido, un sí que resonó en mi alma con una fuerza inmensa. Un sí que me confirmó que no estaba soñando, que todo esto era real, que mis sentimientos eran correspondidos.
"Mi novio...¿Tienes idea de lo bien que suena esa jodida palabra? No puedo creer que también te sientas de la misma manera, Cada día me fascinas más nerd"
Desde entonces, todo ha sido un torbellino de emociones. Una mezcla de alegría, de alivio, de esperanza. Un sentimiento de plenitud que nunca antes había experimentado. Es como si una gran carga se hubiera quitado de mis hombros, como si una gran roca se hubiera quitado de mi pecho. Puedo respirar de nuevo. Puedo vivir de nuevo.
0Hemos pasado días juntos, disfrutando de la simpleza de nuestra compañía. Hemos hablado durante horas, hemos compartido secretos, hemos reído, hemos llorado. Hemos construido un futuro juntos, un futuro lleno de amor, de respeto, de comprensión. Un futuro que nunca antes había imaginado posible.
Todavía hay momentos de duda, momentos de miedo. Momentos en que me pregunto si todo esto es real, si todo esto es demasiado bueno para ser verdad. Pero luego, lo miro a los ojos, lo abrazo, lo beso… Y sé que es real. Es real y es perfecto. Es más perfecto de lo que jamás hubiera podido imaginar. Y todo gracias a mi valentía, a mi honestidad, a mi decisión de enfrentar mis miedos y confesar mis sentimientos. Porque a veces, la mayor valentía es la de ser vulnerable. Y yo, Katsuki Bakugo, finalmente me permití ser vulnerable. Y encontré la felicidad.
"Te haré feliz. Te lo prometo."
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