La historia se centra en 12 personajes que descubren que poseen poderes especiales y que son la clave para salvar al mundo. Estos personajes tienen que aprender a controlar sus poderes y luchar contra fuerzas oscuras. La historia se desarrolla en el marco de "La Sociedad de Poder", donde los personajes deben enfrentarse a diversos desafíos y peligros.
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7. Una gran aventura está a punto de comenzar.
GÉMINIS:
Tras un entrenamiento breve pero doloroso, el abuelo nos pidió salir a examinar el funcionamiento del reloj que Ofiuco nos había obsequiado.
Resultaba extraño, pues él ya había poseído muchos relojes similares. Sin embargo, tanto el abuelo como su nieto coincidían en percibir una aura enigmática que emanaba del singular reloj.
Lo más peculiar no era el reloj en sí, sino la desconfianza que ambos sentían hacia ese objeto aparentemente inservible.
A pesar de ello, no protesté. Preferí actuar. Era eso o quedarme sentada, presa de los nervios, rumiando los sucesos de las últimas dos horas. Por eso, nos encontramos en el jardín, inspeccionando el reloj por dentro y por fuera con detenimiento.
—Esto es absurdo—exclamé tras unos minutos de observación. Mi única objeción a este reloj es su color blanco; yo hubiera preferido uno negro.
Capricornio rechazó la idea de que hubiera algo sospechoso, aconsejándome que fuera más precisa con mis palabras.
—¡Oh!—exclamó Escorpio, apretando los labios para dar más fuerza a sus palabras—¡Pelea, pelea, pelea!
—La lucha que se avecina te enfrentará a mí—es anunciamos simultáneamente.
Me concentré en mi reloj, ignorando la sonrisa burlona de Capricornio. Revisé la cámara, las fotos, Google, la Play Store; todo parecía normal. Quizás el abuelo y Ofiuco se habían equivocado.
Unos minutos después, fui al baño. Al salir, me encontré con Aries, apoyada en la pared, mirando hacia el jardín con los ojos cerrados. Me acerqué y le puse una mano en el hombro; ella se sobresaltó, mirándome con alivio al reconocerme.
—¿Soy yo o tú estás vigilando al abuelo?—le pregunté, observándola con incredulidad.
—¿Confías en él?—me preguntó, arqueando una ceja. Le dije:—¿No te parece extraño que nos haya secuestrado, nos ataque y luego diga que nos entrenará?
—No lo sé—susurré—Pero creo que no deberías dudar de un abuelo que apenas puede mantenerse en pie por el dolor de espalda.
—Eso fue muy despiadado de tu parte—negó Aries lentamente.
—Fuiste más cruel al dudar de él—Miré al abuelo para asegurarme de que seguía allí. Estaba de espaldas a nosotros, mirando su reloj como si lo viera por primera vez. Aries se acercó y miró en la misma dirección, con los labios apretados.
—Estoy seguro de que está contactando a agentes expertos para que vengan a eliminarnos—dijo en voz baja, sin apartar la mirada de la pantalla.
—Veamos, ¿qué es esto...?—preguntó el abuelo con el entrecejo arrugado—¿De verdad los jóvenes ahora encuentran esto gracioso?
Observé a Aries con el ceño fruncido. Era evidente que no estaba llamando a agentes experimentados, pero parecía inquieto frente a la pantalla. Eso sí que era extraño.
El abuelo comenzó a hacer clic con fuerza en la pantalla, como si así pudiera obtener mejores resultados de lo que estaba haciendo. De repente dejó de moverse, observando atentamente la pantalla.
—¿Qué?—preguntó en un susurro—¿Qué es ese rojo? Dice YouTube, espero que no sea nada fuera de lo común.
Intenté no reír, negando lentamente mientras Aries ponía los ojos en blanco.
Sao, concentrado en su reloj, comentó en voz baja—Me pregunto qué ocurrirá si presiono esto...
De pronto, sin previo aviso, comenzó a sonar la melodía de "Barbie Girl". El abuelo Sao dio un respingo, soltó el reloj y lo miró como si fuera un objeto maldito. Unos segundos después, esbozó una sonrisa.
—Tras pensarlo bien, esta canción me agrada—afirmó.
Me quedé asombrada, implorando en silencio que no empezara a bailar. Pero, como siempre, la fortuna no estaba de mi lado.
El abuelo saltó de un lado a otro, contorsionando su cuerpo en posturas extrañas y cantando la canción a pleno pulmón, alterando casi todas las palabras sin sentido alguno.
—¿Qué está haciendo?—susurré, sintiendo una presencia tras de mí, alguien desconocido, que no era Aries—¿Por qué el abuelo parece poseído? Me está atemorizando.
Grité de terror, tapándome la boca arrepentida, esperando que Sao no me hubiera escuchado. Pero seguía igual de extraño que segundos antes.
—¡Sagitario!—se quejó Aries—¡Casi me sacas el corazón con el susto!
—Perdón—pidió el chico—Los vi escondidos y quería asegurarme de que todo estaba bien.
Asentí con la cabeza y suspiré aliviada, antes de volver a mirar al abuelo. Sao bailaba de una forma aún más extraña. Si no lo hubiera estado observando, diría que un demonio se había apoderado de él.
—Quiero irme...—susurré con miedo. No podía creer que un anciano como Sao pudiera doblar su cuerpo en ángulos imposibles.
—¡Rápido!—me pidió Aries. No quería terminar traumatizado. Y definitivamente, no estaba pidiendo refuerzos para acabar con nosotros.
Aunque no necesita ayuda para hacerlo—añadió Sagitario.
Suspiré con fastidio. Yo ya estaba traumatizado. Di media vuelta y me acerqué a los demás, antes de sentarme junto a Tauro y mirar hacia otro lado.
—¿Qué le ocurre a Géminis?—preguntó Libra a Sagitario. Luego, se giró hacia mí—Te ves mal...
—Digamos que vimos a alguien bailar—intentó explicar Aries.
—¿Fue mi abuelo, verdad?—adivinó Ofuco.
Aries y yo intercambiamos una mirada de confusión, antes de mirar a Ofuco.
—Ya estoy acostumbrado— explicó—De niño lo vi bailar una vez, pero ya lo superé. O eso creo...
Trague con dificultad. Si después de tantos años Ofuco seguía marcado, ¿quién me aseguraba que yo iba a superarlo?
—Qué bueno que estén todos reunidos. Quiero contarles algo muy importante.
SAGITARIO:
—Sagitario, necesito tu ayuda—susurró Géminis, tirando de la manga de mi chaqueta.
El abuelo estaba de pie frente a nosotros, mirándonos con una amplia sonrisa, sujetando su reloj con su mano izquierda. Miré a Aries, quien tenía la vista fija en el suelo, con expresión ausente.
—¡Tengo una noticia asombrosa!—anunció Sao—Mañana, al amanecer, tendrán que ir al bosque, donde permanecerán dos meses, sobreviviendo solo con sus habilidades—explicó.
Capricornio, decepcionado, preguntó—¿No se suponía que nos iba a entrenar?
—Sí, lo haré—lo tranquilizó Sao—Pero primero necesito asegurarme de que estén preparados. Si sobreviven dos meses, los entrenaré.
Todos permanecimos en silencio, reflexionando sobre la propuesta del abuelo. Tauro fue el primero en hablar, tocándose la barbilla mientras miraba al vacío con el ceño fruncido.
—Podría ser muy sencillo—susurró el chico—Ofuco podría crearnos una vivienda, ropa y comida. Así, seguro que podemos sobrevivir"
—¿Por qué no lo haces tú?—replicó Ofuco—¿No es cierto que tú también tienes el poder de la creación?
Tauro estaba a punto de responder, pero Sao se adelantó, con una sonrisa en el rostro.
—No se trata de eso, chicos. Cada uno debe colaborar para que estos dos meses pasen rápido y sin problemas—explicó—En una lucha, todos deben participar y evitar que una sola persona haga todo el trabajo. ¿Lo entienden?
Todos asentimos, empezando a comprender. Esta pequeña prueba era para aprender a trabajar en equipo y ser más autónomos al usar nuestros poderes. Sonreí con determinación: Sao no era solo un anciano que bailaba de forma extraña, sino un hombre muy inteligente.