SEXTO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Desde que puedo recordar, todos buscan abrazarme, tomarme las manos o simplemente acercarse a mi. No soy alta, por lo que siempre me dicen que parezco una pequeña muñeca. Salvo mi familia, rehúyo de cualquiera... excepto él. Si está cerca mío, me alejo, pero por lo rápido que hace latir mi corazón.
Desde que puedo recordar, solo he sentido dolor, solo he escuchado gritos. Siempre estuve en un entorno frío y miserable, siempre me he mantenido distante... hasta ella. Siempre me he sentido cálido a su alrededor y me aterra que esa calidez se extinga, en manos de mi propia sangre.
La historia de Lily y Sebastian.
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SEBASTIAN 16 AÑOS (CAP. 08)
Desde que era pequeño, no puedo precisar la edad, siempre había una señora mala que me lastimaba. No importa con qué me golpeaba: manos, pies, correa, palo; cada vez que la veía sabía que el dolor venía. Recuerdo el primer día de colegio. Ella me llevaba de la mano y se presentó como mi madre. Después vi a mi alrededor y todas las madres de los demás niños los tomaban en sus brazos y pegaba sus bocas en sus mejillas. Mas tarde me enteré que esos eran abrazos y besos, unas de las demostraciones de amor de madres a hijos. Yo no conocía nada de eso, hasta que los conocí.
Gracias a Dios, mi vida cambió a los 6 años.
FLASHBACK
SEBASTIAN 6 AÑOS
Me mantengo lo más quieto que pueda, ya que un pequeñito movimiento me hace doler mucho. Ayer mi "madre" me dio con la correa en los hombros. Respiro despacio, porque eso tambien duele. Desde mi sitio veo a unos niños jugar y adelante de ellos se encuentra un niño que siempre sonríe: Garreth. Al inicio era un poco difícil decir su nombre, pero con la práctica ya puedo decirlo bien. Claro, no es algo que él sepa, ya que no hablo con nadie. Justo por hablar con un niño, solo para decirle que me dejara pasar, hizo que recibiera el castigo de ayer.
De todos mis compañeros, es el único que siempre es recogido por muchas personas: un señor muy serio, unas niñas más grandes que nosotros y una señora que lo carga y le da vueltas riendo. Ella debe ser su mamá, no su madre, porque las madres son malas y lastiman; las mamás son buenas y dan cariños. ¿Cómo sería si yo tuviera una mamá y no una madre? Tal vez, me reiría tanto como Garreth. No, tal vez no, sí me reiría. A veces práctico una sonrisa y risa, pero no se ve bien. Estoy pensando en ese Sebastian con sonrisa cuando toca el momento que más odio del día: la salida. Agacho la cabeza y acomodo mis cosas para salir. Estoy por terminar, cuando escucho su voz.
*- Hey, Sebastian, ¿quieres ir a mi casa a jugar?
No sé qué estoy sintiendo. Nunca me sentí así. Cómo se llamará esto. Por más que quiero sonreír y gritar si, no puedo. Solo espero que no note que quiero llorar, mientras sacudo mi cabeza.
*- Oh, bueno. Otro día será. Hasta mañana.
Solo asiento con mi cabeza, sin mirarlo. Hoy, cuando mi "madre" me pegue, lloraré no solo por el dolor sino porque no pude aceptar su invitación. Voy hacia el auto de madre y me siento muy triste. Llego a ella y veo una pequeña sonrisa en su rostro. Tiemblo de miedo. Ella agarra uno de mis hombros y no puedo evitar sacudirme despacio por el dolor. Estoy resignado y a punto de subir al auto, cuando alguien la llama.
^ Evitemos las presentaciones. Cada uno sabe quién es el otro. Entonces, solo diré esto una vez: el chico vendrá a mi casa todos los días y las noches irá con ud. Piensa bien tu respuesta.
Mi madre lo mira y empieza a fruncir el ceño. Estoy aguantando la respiración, hasta que ella suelta mi hombro y se va al auto; dejándome con el señor extraño. Que a ella no le guste este señor, debe ser algo bueno, ¿verdad?. Cuando estoy pensando en ir a casa corriendo, llega Garreth.