Seducción Encubierta

Cree que es Leo pero resulta que es Ethan, —Me está espiando señor Reynolds— Dice mientras baja las gradas.

—No, Señorita Montclair, fui al baño y no pensé encontrar aquí arriba y como la vi decidí acercarme a hacerle compañía. —Espero no ser una molestia.

—No para nada es una molestia, Reynolds, pero a mi parecer si estaba espiando.

La luz de las velas bailaba en las paredes de la mansión, creando sombras inquietantes. Harper y Ethan bajaron las escaleras en forma de caracol, sus pasos resonando en el silencio.

Ethan se detuvo, y Harper lo hizo también. Se quedaron mirándose a los ojos, y Ethan sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—¿Qué pasa? —preguntó ella, levantando una ceja.

Ethan no dijo nada. Simplemente la miró con una expresión intensa.

Harper se dio la vuelta para seguir bajando, pero Ethan la detuvo colocando su mano en su brazo.

—Espera —dijo él.

Harper se volvió hacia él, sus ojos llenos de interrogación.

—Tiene algo aquí—dijo Ethan.

Harper sintió su corazón latir con fuerza. ¿Qué tenía?

—¿Qué es? —preguntó ella.

Ethan se acercó a ella, Harper abrió la boca para hablar, sintió el aliento caliente y los labios de él en su mejilla.

Ethan se acercó a ella con pasos decididos, el aroma de su colonia inundando sus fosas nasales. Harper abrió la boca para hablar, pero sus palabras se quedaron atascadas en su garganta cuando sintió el calor de su aliento en su mejilla. Su piel se erizo.Ethan dio un paso atrás, se giró sobre sus talones y miró hacia la escalera y comenzó a bajarlas, sus pasos resonaron en el suelo de madera. Cuando le dio la espalda a ella, su sonrisa se hizo más amplia a medida que descendía.

Harper no dijo nada , aliviada de que la tensión se hubiera roto pero también preguntándose qué le había pasado a Ethan.

Harper bajó las escaleras y, al llegar al primer piso, buscó a sus amigas por la fiesta. Ya empezaba a vaciarse: algunos invitados se habían ido, y otros estaban a punto de hacerlo. Cuando las encontró, Isla y Sara estaban cansadas y querían irse. Zoe, por su parte, estaba borracha, y Sofía, aunque también algo ebria, podía mantenerse en pie. Las cuatro se dirigieron a la salida

Antes de salir de la mansión, Harper miró a Ethan y, cuando se aseguró de que la mirara, le guiñó un ojo.

Seis días después de la fiesta, Harper Montclair seguía interpretando el papel con un ingenio que ha perfeccionado con el tiempo.La noche caía sobre la ciudad, y las luces de neón del club nocturno se encendían una a una. Harper se miró en el espejo del baño y sonrió. Su vestido negro era ajustado y ceñido, y sus tacones altos la hacían parecer aún más alta y esbelta.

Estaba decidida a tener una buena noche. Había trabajado duro para llegar hasta aquí, y no iba a permitir que nada se interpusiera en su camino. Harper salió del baño y se dirigió a la pista de baile. La música era alta y la gente bailaba frenéticamente. Se abrió paso entre la multitud y se acercó a un grupo de hombres que estaban sentados en una mesa.

—Hola —dijo con una sonrisa—. ¿Me invitan a una copa?

Los hombres se miraron entre sí. Uno de ellos se levantó, era elegante, vestido con un traje oscuro, le ofreció la silla.

—Por supuesto —dijo—. ¿Qué te gustaría tomar?

Harper se sentó y le dio su pedido al camarero.

—Soy Harper —dijo—. ¿Y ustedes?

—Yo soy Daniel —dijo el hombre que le había ofrecido la silla—. Estos son mis amigos, Charlie y Louis.

Harper se presentó a los demás hombres y comenzó a hablar con ellos. Era una habladora hábil, y pronto se ganó su confianza. Pero ella se enfocó más en Daniel lo observó, estudiando sus gestos y expresiones faciales cuidadosamente,Sus labios se curvaron en una sutil sonrisa mientras se observaba a su presa.Cuando la copa del hombre estuvo vacía, —¿Puedo ofrecerte algo para beber?—preguntó Harper, su voz suave y melodiosa mientras se acercaba a su lado, dejando un rastro de fuerte perfume.

Daniel la miró, sorprendido por su cercanía. —Un vaso de whisky, por favor—.

Harper asintió con un guiño coqueto y se levantó, caminando con gracia hacia la barra. Cada paso que da es un movimiento calculado, parte esencial de su actuación. Charlie y Louis observaron a la chica y molestaron a su amigo, levantando sus cejas de arriba y abajo.

El hombre negó divertido por sus amigos.

Ella sabe cómo mantener a los hombres interesados, cómo crear una mirada misteriosa que los haga sentir curiosos.Mientras esperaba en el bar, sus pensamientos se aceleraban. Planeó cada palabra, cada gesto, todo para su próxima encuentro. Cuando el camarero le entregó un whisky, Harper le agradeció con una sonrisa y volvió a su misión.

—Toma, dijo, entregándole un vaso.Daniel lo miró con interés. —Gracias.

La conversación fluyó con facilidad, intercambiaron historias y se rieron. A medida que la noche avanzaba,Harper se sentía cada vez más segura de sí misma. Sabía que tenía a los hombres comiendo de su mano. La chica había tejido una red de engaños, compartió mentiras sobre su vida, creó una historia en la que Daniel parecía disfrutar más de su compañía.

—¿Nos vamos a algún sitio más tranquilo? —preguntó Daniel.

Harper sonrió. Había logrado su objetivo.

—Claro —dijo—. ¿Adónde te gustaría ir? —A mi apartamento —dijo Daniel.

—Me encantaría —dijo. Harper asintió y se inclinó hacia él, mirándolo fijamente,sus labios sin tocar su oído.— Es es un buen lugar para continuar nuestra conversación privada.

El hombre asintió, sus ojos brillando expectantes.Los dos se despidieron de Charlie y Louis. Juntos abandonaron el club y así, Harper Montclair salió del club nocturno con un nuevo objetivo en mente.

Harper mantuvo su encantadora sonrisa mientras continuaba tejiendo su red de engaño.