Emelie, una joven de 17 años regresa de visitar a su familia durante las vacaciones para descubrir que su novio y su mejor amiga la han traicionado y jugado con ella. Pero las vueltas del destino le demostrarán que siempre hay que dejar algo atrás, para que algo mejor llegue a nuestras vidas, en su caso, podría ser Sebastian, el joven profesor que se ha mudado recientemente a la ciudad.
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Ahora todo tiene sentido
Decidí no insistir tanto, no quería arruinar su fiesta. Por lo que le di un sorbo a la bebida. En ese momento sentí como mi boca y garganta ardían y sentía un sabor un poco amargo. Quería escupirlo, pero me aguanté y decidí simplemente tragarlo.
-¿Te gusta? Es un whisky a las rocas- Dijo mi novio, sonriendo.- Te hará entrar en ambiente.
Yo solo asentí y me uní a Nicole, quien solo observaba la escena ante ella.
-Oye, Hola- le dije, con una sonrisa.- Intenté llamarte hoy, para que viniéramos juntas, pero no pude contactarme contigo.-
- Lo siento, me sentía un poco enferma. Por lo que me quedé en cama todo el día.-
- ¿Estás bien?- Le pregunté, pero ella solo me respondió con otra pregunta:
-Tú nunca tomas, ¿no te caerá mal? Es una bebida fuerte.- Señalado el vaso que reposaba en mi mano.
- Si, lo sé. Solo tomaré este.- Dije un poco extraña.
Salir a fiestas no era de mi agrado y me sentía incómoda en el ambiente en el que me encontraba. Marcus se acercó un par de veces y me ofreció algunas bebidas, pero luego se fue a disfrutar con sus amigos. Lo que no me molestaba, pero me sentía un poco sola, ya que las chicas comenzaron a hablar de chicos guapos que veían en la fiesta, cosa que no era de mi interés y Nicole me había estado evitando toda la noche.
Por otro lado, Roxane, estaba disfrutando de su fiesta, la mayor parte del tiempo en la pista de baile, con algunos jóvenes que se le acercaban al lugar.
En algún momento de la noche, miré el vaso que sostenía en la mano y logré ver que lo había terminado. Aunque su sabor no me gustaba, le pegaba sorbos de vez en cuando para intentar, pasar un poco el rato.
Decidí ir al baño, para retocar mi labial, pero cuando quise pararme del asiento, sentí como todo a mi alrededor giraba. Me había embriagado, con un solo vaso, me reí de mi misma y busqué con la mirada a mis amigas. Pero no logré verlas. Por lo que me dispuse ir sola al tocador, mientras intentaba disimular mis pasos tambaleantes.
Estaba a unos pasos de él, cuando escuché voces familiares discutiendo.
- ¿A ti qué te importa con quién baile y con quién no?. Te recuerdo que el otro día me dejaste plantada con tal de ir a revolcarte con la mojigata de tu novia.- Exclamó Roxane, enfadada con quien tenía enfrente.
- Cariño, sabes que solo es para divertirme, nadie se compara a ti en la cama, de cualquier modo-. Contestó Marcus mientras reía y jalaba de ella desde su cintura para luego besarla en la boca.
No lo podía creer, ahora todo tenía sentido. ¿Cómo podía haber sido tan estúpida? Una mezcla de humillación y rabia inundó mi ser. Pero intenté calmarme y me propuse alejarme de allí. Acción que se me complicaba, debido al alcohol que recorría mi cuerpo.
-¿Quieres un trago, preciosa?.- Dijo aquel sujeto que apestaba a alcohol mientras me sujetaba de la cintura. Su aroma hizo que me sintiera aún más mareada, por lo que intenté alejarlo, pero este no me dejaba en paz.
