Perdí La Memoria

Osmara subió al elevador y cerro los ojos.

- No Osmara, deja de sentir cosas, pensaba mientras su corazón latía rápido.

Entro a su habitación y sonrió. Al recordar, que el dijo que ella tenía buena carne. Mordió sus labios. Si era un cumplido vulgar, pero el no quiso decirlo, su mente lo había traicionado, ella también pensaba que el se miraba muy bien con sus trajes costosos y cuando estaba dormido en su cama miró sus manos y por alguna razón pensó que eran unas manoss muy varonil para un hombre que no debe hacer nada.

Se cambió y tomo su maleta, salió del hotel miró otra camioneta igual a la de ella pero no le tomo importancia, se subió a su carro y se marchó.

Llegó en la noche a su hogar, Esteban la esperaba en la entrada principal se acercó a ella, ella lo abrazo, le dijo que tenían que guardar los medicamentos en el refrigerador y que había logrado que los nuevos clientes firmarán los contratos.

Esteban la felicito y mencionó que solo ella podía lograrlo, ella se despidió de él, entro a la casa y su hermana la recibió.

- Dime qué me compraste mi pizza. La abrazo su hermana

- No pude pasar a la pizzería, lo siento.

- Pero tú me lo prometiste, paso por la pizza y cenamos juntas, me lo prometiste.

- Se me hizo tarde, pero la próxima vez comprare dos.

- ¿Por qué se te hizo tarde?, dijo enojada su hermana.

- Por qué salía a comer con alguien, sonrió Osmara.

- ¡Tuviste una cita!, grito su hermana.

- ¡cállate!, no quiero que nadie se entere, si tuve una cita y fue un desastre pero jamás me había divertido tanto.

- El te gusta, se ve.

- No, claro que no.

- Si te gusta, mira como te pones, estás roja.

Osmara tapo sus mejillas.

- Es que dijo que tenía buenas carnes y se que es vulgar pero no pude enojarme.

- Por qué te gusta.

- Lo bueno es que no voy a volver a verlo y ya no volveré a ponerme roja.

- Estás segura que no volverás a verlo.

- si, sonrió Osmara segura de que jamás iba a volver a ver a Arick y que así no iba a correr peligro de entregar su corazón.

Arick regreso a su casa, en todo el camino no dejaba de pensar en Osmara y sentirse un tonto, pudo pedirle su número pero ni eso se atrevió a pedirle.

Llegó a su casa, su tía estaba en la entrada con los brazos cruzados.

- ¡Sin avisar, te marchas dejando todo votado!, ¡estoy muy enojada!, ya me contó Luca lo que hiciste, ¡ya no eres un niño Arick!, cuando vas a madurar y dejar de perseguir a esa bruja.

Tu madre debe estar llorando desde el más allá y tu padre retorciéndose. Abre los ojos.

- ¡Ya basta!, grito Arick. ¡Ahora no quiero sermones!, ya se que me equivoqué, ya no voy a volver con ella, puedes estar tranquila.

- ¡Así siempre dices y siempre corres a su lado!

- Ahora solo lo que quiero es correr a los brazos de Osmara, dijo sonriendo.

- Osmara, ¿quién carajo es Osmara?

- La mujer más hermosa, pero es tan difícil de conquistar, que no estoy a su altura.

- Es broma, hay Arick eres un cursi. Ya me imagino la clase de mujer que es esa tal Osmara y claro que nadie va estar a la altura de un Savala.

- Te hubiera agradado tía. Arick se acercó sonriendo. Buenas noches. Se despidió con un beso en la mejilla de su tía.

Entro a su habitación y cuando estaba en su cama pensaba en ella, que carnes mujer sonrió al escucharse decir eso.

Arick al día siguiente continuo con su vida, fue a buscar a su chófer hasta su casa el señor no quería abrirle la puerta.

- ¡Gregorio se que estás ahí!, por favor disculpame por los mensajes que te mandé, se que no es tu culpa lo de la gasolina, por favor regresa a trabajar.

El chófer estaba impresionado al escuchar a su jefe diferente, pensaba que tal vez estaba enfermo, abrió la puerta y Arick estaba sonriendo.

- Amigo necesito que vayas a buscar mi auto y que preguntes por Osmara, el señor Domínguez sabe todo, dile que quiero pagarle a ella por el favor que me hizo, trata de sacarle toda la información, quiero saber todo de ella.

- No va a despedirme o gritarme, decía el chófer temeroso.

- No, si estuvo horrible lo que pase pero volvería a pasarlo solo por verla de nuevo a ella. Vamos, no me hagas esperar ya vístete y llévame a la oficina.

- Si señor.

En el camino a la empresa, Arick le contó todo lo que vivió, el chófer se sentía muy mal y le pidió disculpas al joven, pero Arick estaba tan emocionado, que no hacía más que sonreír.

Llegó a la oficina y le entrego un portafolio con dinero a su chófer para el viaje, le dijo que le pagará al señor Domínguez y que pagará la grúa para qué regresarán su auto. El moría por regresar pero sabía que había dejado mucho trabajo pendiente y que sus socios estaban molestos con el, por qué no había firmado algunos proyectos y eso significaba que perdieran dinero.

El chófer salió y entro su amigo Luca.

- Ya me contó Yolanda que conociste a una mujer. ¿Dime qué no es Verónica?

- A veces pienso que tú y mi tía tienen algo, dijo Arick molesto.

- Me ama dijo Luca. Y bien cuenta, decía ansioso.

- Veronica me volvió a terminar y si conocí a otra, dijo sonriendo.

- Vaya, vaya. Cuéntame cabron. Lo abrazo.

Arick le contó todo lo que vivió en esos días, Luca no dejaba de reírse.

- Ya me imagino la cara de Osmara al ver a Verónica desnuda, lo peor es que no le dijiste que ibas a ciudad Mendoza a cogerte a tu ex y en su lugar le mencionaste que ibas por trabajo.

Arick se sentó en su silla y se sintió un idiota.

- Debe pensar que soy un mentiroso y que soy un imbécil.

- Relájate, ella no te interesaba, además estabas enojado por qué no quiso ayudarte. Pero lo de tienes buena carne, eso fue lo más estupido que pudiste decirle. Pobre chica debe estar asustada.

Arick se lamentaba por todas las estúpideces que había hecho.