Nada raro, renací en la novela que escribí cuando tenia 9 años, el problema es que soy la extra que nunca apareció, ¿Por qué? por que ella murió antes que siquiera iniciara la historia.
- ¿Y ahora cómo le haré para vivir?
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No será igual
A pesar de la corta edad de Eleonor, ella lucía imponente ante todos, si duda tenía la presencia de una princesa, Cuco caminaba a su lado con la misma mirada amenazante de Eleonor, en cierto modo era extraño ver a una chica de 18 años y un niño de 10 con esa actitud (Sí Eleonor tenía 18 años, por lo tanto, cuando fue exiliada tenía 14, y esa es la razón por la que cada vez que ve a Augusto lo quiere desollar vivo) mientras caminaba y veía la mirada de las concubinas, doncellas y sobre todo la de la emperatriz no podía evitar imaginar el opening "Ábranse perras" de Gloria Trevi.
Eleonor miraba a todos con el desdén que caracterizaba a la verdadera princesa, pero al dirigir la mirada a la emperatriz sonrió con burla y malicia, haciendo que esta apretara las manos en su vestido con furia.
- ¿Dónde está la emperatriz madre? _ pregunta Augusto en un tono frío.
- La, la emperatriz madre se encuentra en su palacio, cuando se enteró de su desaparición enfermó, por ello no pudo venir a su encuentro. _ respondió la emperatriz.
- mm ya veo, la veré después. _ frío y sin prestar atención.
- eh,
- La emperatriz no tiene nada grave el médico le recetó reposo eso es todo _ habla con superioridad.
Eleonor no le presta atención al tono de su "querida y adorada cuñada" (sarcasmo) y decide ir directo hacia el palacio de la emperatriz madre con Cuco siguiéndole.
cuando Eleonor llego los guardias no querían dejarla entrar pues aunque solo habían pasado 4 años ella había cambiado mucho, y los guardias no la reconocían pero después de un minuto se percataron de quien era, dejándola así pasar. la emperatriz madre quien tenia de nombre Catalina, se encontraba tomando té en el jardín de su palacio.
- Saludos a la gran luna mayor, madre del sol del imperio Smarald _ dice Eleonor mientras hace una perfecta reverencia, pues la princesa podría haber sido todo menos una mal educada, la mal educada era ella que no le gustaba hacer todo eso, en fin, si quiere ocupar el lugar de Eleonor tiene que hacerlo bien.
- oh, pero mira en verdad eres tú, mi Eleonor, has regresado _ se pone de pie para abrazarla mientras unas lágrimas resbalan por sus mejillas.
Eleonor no lo pudo evitar y empezó a llorar, por más que luchaba para calmar sus lágrimas estas no le obedecían terminando por llorar.
<¿Qué me pasa?, ¿Por qué no me puedo contener?, ¿Acaso la verdadera Eleonor sigue dentro de mí? Sí, eso debe de ser, yo nunca lloro, además ella no es mi madre>
Por alguna razón ese pensamiento solo hizo que se sintiera más triste y se aferrara a los brazos de Catalina mientras sacaba toda su tristeza por medio de sus lágrimas.
- Madre sf lo siento sf yo lo siento mucho, no quise dejarte sola, sf yo no merezco tu amor _ esas palabras no eran dedicadas a Catalina sino para la madre de Magnolia, quien debió de sentir mucha decepción cuando se enteró lo que hacía su hija, aunque en su interior Magnolia deseaba que la segunda al mando haya limpiado todo.
- Mi querida hija no tienes que sentir nada, yo nunca estuve de acuerdo con ese castigo, eres solo una niña, no merecías ser alejada de tu madre.
- Madre, sf...
- shhh, no digas nada, ven siéntate a mi lado, tenemos mucho de que hablar.
Así pasaron unas horas donde Eleonor le contó todo lo que vivió en el bosque, así como le presentó a cuco. Cuando consideró correcto decidió marcharse a su palacio, gracias a las memorias de Eleonor no era necesario un guía, pues ella sabía perfectamente a dónde era. Después de caminar por un buen rato, llego a la entrada de este los guardias que lo custodiaban no la querían dejar entrar.
- Lo siento princesa, pero tenemos orden de la emperatriz, de no dejar entrar a nadie a este lugar _ dice uno de los guardias.
- Yo soy la dueña de este palacio, ¿por qué la emperatriz tiene que decidir quien entra o no a él? _ lo mira amenazante.
- lo siento son órdenes.
Eleonor se da la vuelta y se dirige al despacho del emperador, no puede creer asta donde llega la osadía de esa mujer, después de un momento llega al despacho del emperador golpeando con fuerza la puerta de este, para abrirla.
- me quieres decir con que derecho tu esposa puede decidir sobre mis pertenencias. _ lo mira amenazante.
- En primer lugar, estás en el palacio, no en el bosque, tienes que aprender a comportarte, esa no es manera de entrar, en segundo lugar soy el emperador me debes respeto y en tercer lugar mi esposa jamás tocaría nada que fuese tuyo. _ dice mientras se para y golpea el escritorio.
- Primero, yo entro como se me da la gana, segundo, me importa un comino si eres el emperador o no, tercero, tú esposa se adueñó de mi palacio, y ordenó que nadie entrara ni siquiera yo.
- ¿Es eso cierto Evelyn? Tú hiciste eso. _ Augusto voltea hacia el sofá que se encuentra a un lado del despacho, pues ahí se encontraba la emperatriz Evelyn.
- Majestad yo no... _ tartamudea mientras busca una escusa _ la princesa dijo no querer regresar, por ello me pareció correcto decorar el palacio para que mi hijo lo ocupara.
*Recuerdo*
- Hermano la emperatriz me quito la mesada de este mes, tienes que hacer algo, ella no puede adueñarse de lo que me pertenece.
- ¡¡Cállate!!, Evelyn ya me contó como traste a esa doncella, me alegra que haya decidido reprender tu conducta, el hecho de que seas una princesa no te da derecho a pasar por encima de los demás. _ le grita.
- Hermano yo no, eso es mentira, esa maldita zorra...
¡Tas! resonó un sonido por toda la habitación, el emperador le había dado una cachetada. En ese momento Eleonor comenzó a derramar lágrimas, cerró los ojos mientras empezó a sentir una gran energía apoderarse de ella. En cuanto los abrió una sombra negra salió de su cuerpo lanzando a Augusto contra la pared, mala suerte eso la condenó al exilio...
*fin del recuerdo*
< no yo no actuaré así, mi batalla no será igual>
