Una Nueva Oportunidad

La vida en la secundaria tampoco había sido fácil para mí, mis compañeros de clase me despreciaba porque mis padres se habían divorciado, aunado a eso el hecho de que Carolina se ganaba a todas las personas que se le acercaban la escuela para mí era un infierno.

Esa mañana llegue como de costumbre, recordaba que el día de las pruebas para entrar a la universidad mi amada hermanastra y su combo de media neurona me tenía algo preparado. Así que me adelante a sus planes.

Caminaba con pasos firmes por los pasillos del enorme colegio, una sonrisa maquiavélica se dibujaba en mi rostro y no era para menos pues hoy les daría una cucharada de su propia medicina. Llegue al salón recordando que Carolina entraría después de que yo llevando consigo su teléfono para grabar todo lo que sucedería a continuación.

"Hola Alexa", el saludo de Lissandro me trajo a la realidad.

"¿Quién eres y quien te dijo que podías hablarme?", respondí mirándolo con desprecio.

"Perdón, seguramente no te acuerdas de mí, pero soy Lissandro Mendoza el hijo de..."

"No me interesa quien seas ahora si me disculpas tengo cosas que hacer". Este idiota se la pasaba en el colegio solo porque era hijo de una profesora, porque si la inútil de mi ex suegra trabaja en esta misma institución.

Continúe mi camino dejándolo ahí parado como un idiota, no me interesaba perder mi tiempo con un ser tan desagradable. Ahora que lo veía bien no entiendo como me pudo gustar, es un poca flor que solo anda detrás de la primera estúpida que se le resbale.

Me quede sentada en una banca fuera del salón, me tome todo el tiempo del mundo para entrar al aula, saque algunas frutas y con calma empece a consumirlas. Carolina hizo su aparición, no se veía muy feliz, pero no demostré que me afectaba en algo.

"¿No piensas entrar a clases?", pregunto visiblemente furiosa.

"Aún es temprano, además necesito aire fresco", respondí despreocupada.

"Levántate y entra al salón, mi padre no gasta tanto dinero pagando tus estudios para que te quedes vagando por las instalaciones de la institución". Una vena se empezó a marcar en la frente de Carolina haciendo que una sonrisa se dibujara en mis labios.

"Cálmate un poco, te estás arrugado y apenas tienes quince, mejor adelántate tú que la profesora está por llegar". Mis palabras fluían de manera natural como si nada de lo que ella decía me importara.

"Dije que entres al salón y más te vale que no te niegues porque le diré a mi papá que solo estás haciendo que él gaste dinero". Carolina me tomo del brazo con fuerza.

No le permitiría que me amedrentara como en el pasado, así que la empuje haciendo que tropezara y cayera sentada al suelo. "No vuelvas a poner tus sucias manos sobre mí, si se te ocurre volver a tocarme acabaré con tu estúpida y horrible cara".

Carolina empezó a llorar haciéndose la víctima, era algo normal en ella, se levantó y corrió hacia dentro del salón olvidándose por completo de lo que había planeado para mí, al abrir la puerta un pote de sangre de animal cayó sobre ella bañándola completamente, nuestros compañeros de clase empezaron a reír y algunos hasta fotos y videos le sacaron, mientras yo continuaba sentada en mi puesto comiendo la fruta que había llevado. "Tú hiciste esto", gritó señalándome con su dedo todo lleno de sangre.

Puse cara de confusión llevando mi mano al pecho. "No sé dé que hablas, yo no me he movido de este lugar desde que llegué". Me había asegurado de estar a la vista de las cámaras de seguridad, ya que en el pasado toda esa suciedad había caído sobre la profesora de inglés, la cual me odiaba. Carolina y sus amigas subirían el video a Internet y me culparían a mí por todo y como esa mujer y yo no nos llevábamos bien todos pensarían que lo hice por venganza.

Carolina corrió hasta donde estaba yo, aunque fui más rápida que ella y pude esquivar su ataque, haciendo que mi hermanita terminara sobre el suelo. "Te lo advertí, no te metas conmigo ya no soy la misma tonta a la que tú y tus descerebradas amigas molestaban". Di media vuelta y fui hasta el salón donde presentaría mi prueba de ingreso a la universidad, me senté en el primer asiento para que no me fueran a culpar por copiar.

"Buenos días, jóvenes, por favor tomen asiento". Levante la mirada cuando escuché a la persona que había entrado, mi corazón empezó a latir con fuerza al ver frente a mí a Sergio, llevaba un traje sastre justo a la medida, su muy bien trabajado cuerpo quedaba marcado a través de la ropa que llevaba puesta.

Sergio no me dedico ni una sola mirada, paso frente a mí como si fuera invisible para él. "Se les hará entrega de unas hojas las cuales voltearan cuando les indique, queda de más decir que no se aceptara ningun tipo de trampa si alguien es capturado cometiendo el ilícito quedara descalificado automáticamente". Sergio entregó un lote de evaluativos en mis manos, por unos segundos nuestras miradas se cruzaron, pero él rápidamente rompió la conexión.

Decidí no pensar más en este asunto y concentrarme en este examen, no podía dejar que nada me afectará, solo debía concentrarme en obtener las mejores notas.

Centre toda mi atención en presentar la prueba, olvide a todos a mi alrededor logrando responder todas las preguntas de manera efectiva. Hice algunas marcas en la hoja garantizando que nadie la cambiará y si llegaba a pasar tendría las pruebas para poder defenderme.

Estaba tan concentrada en lo que estaba haciendo que no me di cuenta en que momento entro la pesada de Carolina, el tiempo paso y la hora de entregar el evaluativo había llegado, Sergio pidió que entregaremos y fuéramos saliendo, me levante con confianza deje la hoja sobre el escritorio y salí sin voltear a verlo. Entendía que aún no era el momento de poner en marcha la siguiente parte de mi plan.

Ya afuera del aula fui abordada por Carolina y su séquito de idiotas, las cuales me rodearon tratando de amedrentarme.

"Planteaste todo lo que paso, verdad", dijo Carolina furiosa.

"No se a que te refieres, yo estaba sentada tranquilamente comiendo mi fruta". Respondí de manera inocente.

"Esto no se quedara así, me has declarado la guerra y no descansaré hasta verte comer tierra", así fue como en esta vida Carolina me declaró la guerra.