Amor Ardiente

La vida parecía estabilizarse para Valeria y Daniel después de la recuperación de la madre de Valeria. La relación entre ellos se había fortalecido gracias al apoyo incondicional de Daniel durante ese difícil periodo. Sin embargo, justo cuando las cosas empezaban a mejorar, una sombra del pasado de Valeria reapareció, amenazando con desestabilizarlo todo.

Una tarde, mientras Valeria estaba trabajando en su estudio fotográfico, recibió un mensaje inesperado. Al ver el remitente, su corazón dio un vuelco: era Julián, su exnovio. El mensaje era breve y directo: "Necesito verte. Es importante."

Valeria no había pensado en Julián en mucho tiempo. Su relación había terminado de manera abrupta y dolorosa, y no había mantenido contacto desde entonces. Sin embargo, la curiosidad y una ligera sensación de incomodidad la llevaron a aceptar reunirse con él.

Se encontraron en una cafetería cercana al estudio. Julián parecía igual que siempre, con su actitud confiada y su sonrisa cautivadora. Valeria sintió una mezcla de nostalgia y aprensión al verlo.

—Hola, Valeria. Gracias por venir —dijo Julián, sonriendo.

—Hola, Julián. ¿Qué es tan importante que no podía esperar? —preguntó Valeria, tratando de mantener una distancia emocional.

Julián suspiró y miró a Valeria con una expresión seria.

—He estado pensando mucho en ti, Valeria. Lamento mucho cómo terminaron las cosas entre nosotros. He cambiado y quiero intentar arreglar lo que rompí. Sé que es mucho pedir, pero me gustaría tener otra oportunidad.

Valeria se quedó en silencio, procesando sus palabras. Antes de que pudiera responder, sintió una mano en su hombro. Al volverse, vio a Daniel, con una expresión de sorpresa y preocupación en su rostro.

—Valeria, ¿qué está pasando aquí? —preguntó Daniel, con la tensión evidente en su voz.

—Daniel, te presento a Julián, mi exnovio —dijo Valeria, sintiéndose atrapada entre ambos hombres.

Daniel miró a Julián con desconfianza y luego se volvió hacia Valeria.

—¿Por qué no me dijiste que ibas a verlo? —preguntó, tratando de mantener la calma.

—No quería preocuparte, Daniel. Solo vine para escuchar lo que tenía que decir —respondió Valeria, sintiendo la tensión aumentar.

—Parece que llegué en un mal momento. Deberíamos hablar en otro momento, Valeria —dijo Julián, levantándose y mirando a Daniel con una expresión desafiante.

—Eso sería lo mejor —respondió Daniel fríamente.

Julián se despidió y se marchó, dejando a Valeria y Daniel en un incómodo silencio. Regresaron al apartamento, donde la tensión finalmente explotó.

—¿Por qué no me dijiste que ibas a verlo, Valeria? —preguntó Daniel, visiblemente molesto.

—No quería que te preocuparas. Solo quería escuchar lo que tenía que decir —respondió Valeria, tratando de calmarlo.

—¡Pero no es solo eso! Aparece de la nada y tú accedes a verlo sin decirme nada. ¿Qué más me estás ocultando? —exclamó Daniel, dejando salir toda su frustración.

—¡No te estoy ocultando nada! Solo fue una conversación. Julián es parte de mi pasado y no significa nada para mí ahora —respondió Valeria, sintiendo cómo la ira comenzaba a crecer en su interior.

—No parece así desde donde yo estoy. ¿Realmente piensas que puedes mantenerme fuera de estas cosas? ¡Estamos en esto juntos, Valeria! —dijo Daniel, alzando la voz.

—¡No tienes derecho a cuestionar mis decisiones! —gritó Valeria, con lágrimas de frustración en los ojos.

La pelea continuó, cada palabra cargada de dolor y desconfianza. Finalmente, exhaustos, se quedaron en silencio. Daniel se levantó y se dirigió hacia la puerta.

—Necesito un poco de aire. Volveré más tarde —dijo, cerrando la puerta tras de sí.

Valeria se quedó sola en el apartamento, sintiendo cómo la ira y la tristeza la abrumaban. La aparición de Julián había sacado a la luz inseguridades y miedos que pensaba que había superado. Sabía que tendría que enfrentar esas emociones y encontrar una manera de reparar su relación con Daniel.

Horas después, Daniel regresó. Encontró a Valeria sentada en el sofá, con los ojos enrojecidos por el llanto. Se sentó a su lado, y por un momento, ninguno de los dos dijo nada.

—Lo siento, Valeria. No debí reaccionar así. Es solo que... no quiero perderte —dijo Daniel, con la voz llena de arrepentimiento.

—Yo también lo siento, Daniel. Debería haberte contado todo desde el principio. No quiero que haya secretos entre nosotros —respondió Valeria, tomando su mano.

Se abrazaron, sintiendo el peso de las emociones y la tensión disiparse lentamente. Sabían que la aparición de Julián había sido una prueba para su relación, y que aún había mucho por resolver. Pero también sabían que, si trabajaban juntos, podían superar cualquier obstáculo.

La sombra del pasado seguía presente, pero Valeria y Daniel estaban dispuestos a enfrentarlo juntos, con la esperanza de que su amor fuera lo suficientemente fuerte para resistir cualquier prueba.