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EL MAESTRO DE LA MUERTE

EL MAESTRO DE LA MUERTE

Status: Terminada
Genre:Escena del crimen / Completas
Popularitas:297
Nilai: 5
nombre de autor: José Luis González Ochoa

Haniel Estrada ha logrado obtener su título oficial de detective de la policía tras los eventos ocurridos en contra de su ahora muerto padre.🕵️‍♂️

Ahora como el tutor de su hermana adolescente y de la hija del detective Rodríguez, debe dividir su tiempo entre ser "Padre" y su pasión, pero toda felicidad tiene su fin.🙃

Su medio hermano Carlos ha jurado venganza en contra de Haniel y sus protegidas por la muerte de su padre y promete ser el próximo asesino serial y superar a su padre😬

¿Podrá Haniel proteger a sus seres queridos y evitar tantas muertes como las que ocurrieron antes?💀

NovelToon tiene autorización de José Luis González Ochoa para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

UN DISPARO AL AIRE

Sofía bajó del auto de su hermano y se quedó parada en la acera, mirando cómo Haniel se alejaba entre el tráfico. La multitud de gente que caminaba por las banquetas la envolvió de inmediato, y ella se sumió en el flujo de personas que se dirigían a sus destinos.

Mientras caminaba, Sofía notó la variedad de vendedores que bordeaban las calles. Había vendedores de frutas y verduras frescas, con sus puestos coloridos y aromáticos, que ofrecían todo tipo de productos frescos y deliciosos. También había vendedores de ropa y accesorios, con sus tiendas y puestos llenos de prendas y objetos brillantes y llamativos.

Sofía siguió caminando y llegó a la universidad, donde se encontró con una pequeña huelga de estudiantes que estaban molestos con el instituto. Los estudiantes estaban reunidos en el patio central, con carteles y pancartas que decían "No a la restricción de alimentos" y "Libertad para elegir". Algunos de ellos estaban sentados en el suelo, mientras otros hablaban y gesticulaban apasionadamente.

La huelga parecía pacífica, pero había un aire de tensión en el ambiente. Sofía se detuvo un momento a observar, y notó que algunos estudiantes estaban comiendo sándwiches y frutas que habían traído de casa, mientras otros estaban comprando comida en los puestos cercanos.

Sofía siguió su camino hacia su clase, pero no pudo evitar sentir simpatía por los estudiantes que estaban luchando por sus derechos. La universidad era un lugar donde se suponía que debía haber libertad de expresión y pensamiento, pero parecía que las reglas y restricciones estaban limitando esa libertad.

Mientras caminaba hacia su clase, Sofía notó el aroma a café y pan fresco que salía de una cafetería cercana. Decidió seguir adelante, sabiendo que tenía clase pronto y no quería llegar tarde. La multitud de gente y los sonidos de la ciudad la envolvieron de nuevo, y Sofía se sumió en sus pensamientos mientras se dirigía a su destino.

Al llegar a la entrada de la universidad, Sofía se topó con el control de seguridad, donde unos guardias se encargaban de revisar las pertenencias de todos aquellos que ingresaban. La fila de estudiantes y profesores era larga, y el aire estaba lleno del sonido de murmullos y conversaciones en voz baja.

Los guardias, vestidos con uniformes grises y armados con detectores de metales, revisaban cuidadosamente las mochilas y bolsas de cada persona. Algunos estudiantes protestaban en voz baja, mientras otros se resignaban a la espera.

Sofía se unió a la fila y esperó su turno, notando la tensión en el ambiente. Los guardias eran estrictos y no permitían que nadie pasara sin revisar sus pertenencias. La seguridad era estricta debido a los incidentes del pasado, cuando algunos maestros habían muerto debido a comida envenenada que sus estudiantes habían traído de casa.

La memoria de aquellos incidentes todavía estaba fresca en la mente de los estudiantes y profesores, y la universidad había tomado medidas drásticas para evitar que algo similar volviera a suceder. Los guardias revisaban cada bolsa y mochila con cuidado, buscando cualquier signo de alimentos o armas.

Cuando llegó el turno de Sofía, el guardia le pidió que abriera su mochila y mostrara su contenido. Sofía sacó su laptop, sus libretas y sus útiles escolares, y el guardia los revisó cuidadosamente. Después de unos momentos, el guardia asintió y le permitió pasar.

Sofía se sintió aliviada al pasar por el control de seguridad y se dirigió hacia su clase. La universidad era un lugar seguro, gracias a la vigilancia constante de los guardias. Mientras caminaba, Sofía notó la presencia de cámaras de seguridad en todos los rincones del campus, y se sintió protegida por la seguridad que la rodeaba.

La fila de estudiantes y profesores se movía lentamente, y Sofía se sumó al flujo de personas que se dirigían a sus clases. La universidad estaba llena de vida y energía, y Sofía se sintió emocionada de estar allí, a pesar de la seguridad estricta.

Sofía caminó por los pasillos de la universidad, escuchando el sonido de sus pasos en el suelo de baldosas blancas y grises. El aire estaba lleno del murmullo de conversaciones y el sonido de puertas que se abrían y cerraban. La iluminación fluorescente del techo iluminaba el pasillo, creando un ambiente luminoso y acogedor.

Al acercarse a la sala de conferencia, Sofía reconoció el lugar de inmediato. La sala era grande y espaciosa, con asientos dispuestos en gradas que descendían hacia la parte delantera. La pizarra grande y el escritorio del profesor estaban ubicados en la parte del fondo, creando un espacio para que el profesor impartiera sus clases.

Sofía entró en la sala y se sentó en uno de los asientos superiores, desde donde podía ver toda la sala. Ya había algunos estudiantes allí, charlando y riendo en voz baja. La sala estaba llena de un ambiente de expectación, ya que faltaban menos de 5 minutos para que la hora de clase iniciara.

El profesor aún no había llegado, pero Sofía sabía que estaría allí pronto. Se sacó su laptop y sus libretas de la mochila y las colocó en la mesa delante de ella. La sala estaba en silencio, excepto por el sonido de los estudiantes que charlaban en voz baja.

Sofía miró alrededor de la sala, notando la familiaridad del lugar. La sala de conferencia era un espacio donde había pasado muchas horas estudiando y aprendiendo. Se sintió cómoda y relajada, sabiendo que estaba en un lugar donde podía crecer y desarrollarse como periodista.

De repente, se escuchó el sonido de la puerta que se abría, y el profesor entró en la sala. Sofía se enderezó en su asiento, lista para comenzar la clase. El profesor sonrió y saludó a los estudiantes, y la clase comenzó con un tema interesante y apasionante.

Sofía se sintió transportada a un momento del pasado mientras el profesor hablaba sobre la valentía de los periodistas en zonas de guerra. La mención a la valentía y el sacrificio de los periodistas que buscan hacer un cambio en el mundo resonó profundamente en ella, y de repente se encontró recordando una noche trágica de su pasado.

La imagen de aquel sótano oscuro y la sensación de miedo y adrenalina que la invadió en ese momento volvieron a ella con claridad. Recordó el peso del rifle en sus manos y la decisión que tomó en ese momento. La esposa de su padre, una persona que se había presentado como una psicóloga amable y confiable en su escuela, había demostrado ser una persona peligrosa y manipuladora que había puesto en peligro la vida de su hermano.

Sofía recordó la sensación de urgencia y desesperación que la invadió cuando vio que la esposa de su padre estaba a punto de asesinar a su hermano. En ese momento, no tuvo otra opción que tomar el rifle y disparar para proteger a su hermano. La acción fue rápida y decisiva, y Sofía se sintió sacudida por la intensidad del momento.

Mientras el profesor seguía hablando, Sofía se sintió más determinada que nunca a seguir adelante con su carrera como periodista. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se le presentara. La experiencia de aquella noche trágica le había enseñado que la valentía y la determinación pueden hacer una gran diferencia en la vida de las personas, y estaba decidida a utilizar esa experiencia para hacer un impacto positivo en el mundo.

Después de que el medio turno de la universidad había llegado, todos salieron disparados a la cafetería y algunos salieron del instituto para ir a comer en las afueras. Aunque les habían impedido ingresar alimentos, no había ninguna regla que les impidiera salir a comer fuera del instituto. La regla era sencilla: no ingresar con alimentos de fuera a la universidad, y si querían consumir dentro de la institución, debían comprar en la cafetería de la misma, donde los elementos de seguridad vigilaban constantemente para que las normas de salud se llevaran a cabo dentro de los empleados del comedor.

Sofía se dirigió a la cafetería, pues pensaba que salir a la calle era una pérdida de tiempo y agotamiento que no valía la pena. No tenía amigos cercanos con los que ella pudiera ir a pasar el tiempo mientras la hora de la comida pasaba, así que normalmente se dirigía al comedor con el dinero que su hermano le daba a ella.

La cafetería estaba llena de estudiantes que charlaban y reían, mientras hacían cola para comprar su comida. El aroma a comida caliente y fresca llenaba el aire, y Sofía se sintió atraída por el olor a pan fresco y café recién hecho. La cafetería era un espacio amplio y luminoso, con mesas y sillas dispuestas en filas ordenadas. Los empleados del comedor se movían rápidamente, preparando platos y atendiendo a los estudiantes.

Sofía se unió a la cola, mirando el menú que estaba expuesto en una pizarra en la pared. El dinero que su hermano le había dado le permitía comprar una comida decente, y ella se decidió por un plato de pasta con verduras y un vaso de jugo de naranja. Mientras esperaba en la cola, Sofía miró alrededor de la cafetería, observando a los estudiantes que comían y charlaban.

Cuando llegó su turno, Sofía pidió su comida y pagó con una sonrisa. El empleado del comedor le entregó su plato y su vaso de jugo, y Sofía se dirigió a una mesa vacía cerca de la ventana. Se sentó y comenzó a comer, disfrutando del sabor y la textura de la comida. La cafetería era un lugar acogedor y familiar, y Sofía se sintió cómoda allí.

La cafetería estaba llena de estudiantes que charlaban y reían, disfrutando de su comida. El aroma a comida caliente y fresca llenaba el aire, y el sonido de las conversaciones y los cubiertos golpeando los platos creaba un ambiente animado. De repente, un estudiante se subió a una de las mesas y sacó un arma, un magnum .357. El sonido del disparo al aire fue ensordecedor, y todos se quedaron en shock. El aire se llenó de un silencio tenso, y los estudiantes se miraron entre sí con miedo en los ojos.

El joven que había disparado gritó que nadie se moviera, o les dispararía. Su voz resonó en la cafetería, y los estudiantes se quedaron paralizados. Algunos se agacharon debajo de las mesas, mientras otros se quedaron congelados en sus asientos. El joven empezó a gritar a las cámaras de seguridad que rodeaban el comedor, exigiendo que las autoridades del instituto lo vieran.

"¡Quiero hablar con el Dr. Leonardo Márquez!", gritó el joven. "Si no se aparece en este momento en la cafetería, empezaré a matar a personas al azar". Su voz era firme y decidida, y los estudiantes se miraron entre sí con terror. Algunos empezaron a llorar, mientras otros se cubrían la boca con las manos para contener un grito.

Sofía, sin embargo, estaba serena. Había pasado por situaciones más difíciles en el pasado, y este tipo de amenazas no la intimidaban. Estaba alerta y observaba la situación con atención, analizando cada movimiento del joven. Su mente estaba trabajando a toda velocidad, pensando en posibles salidas y soluciones. Miró alrededor de la cafetería, buscando cualquier oportunidad para actuar.

La cafetería estaba llena de tensión y miedo, pero Sofía estaba tranquila y enfocada. El joven armado parecía estar cada vez más agitado, y su voz se estaba volviendo más alta y más desesperada. ¿Qué pasaría a continuación? ¿Qué exigencias tendría el joven? La incertidumbre era palpable, y todos esperaban con ansias la respuesta.

Mientras tanto, las cámaras de seguridad estaban grabando todo lo que sucedía, y las autoridades del instituto estaban siendo alertadas.

Entiendo mejor el contexto. Gracias por la aclaración. En ese caso, puedo ayudarte a crear la escena.

El joven armado tomó entre sus brazos a una estudiante que se encontraba cerca de él, rodeándola por la espalda y apuntándole a la sien. La estudiante estaba temblando de miedo, y sus ojos estaban llenos de lágrimas. El joven parecía cada vez más agitado, y su respiración se estaba volviendo más rápida y superficial.

Justo cuando se disponía a disparar, se escuchó un disparo de una arma semiautomática que resonó en la cafetería. El joven no tuvo tiempo de reaccionar antes de que la bala le diera directamente en el pecho, liberando a la estudiante y haciéndolo caer de espaldas al suelo. La estudiante se desplomó al suelo, sollozando de miedo y alivio.

El sonido del disparo todavía resonaba en el aire, y el olor a pólvora y sangre llenaba la cafetería. La ropa del joven se empezó a empapar de sangre, y un charco rojo se formó en el piso. Los estudiantes alrededor quedaron en shock total, algunos gritando y otros llorando.

Sofía alcanzó a ver cómo el joven agonizaba, y el sonido de su respiración se estaba volviendo más débil y más lento. La sangre se le escapaba de los pulmones, y su rostro se estaba volviendo pálido. Uno de los elementos de seguridad se acercó hacia ella, su uniforme y su equipo de protección visibles en medio del caos.

"Señorita, por favor, regrese a su aula y recoja sus pertenencias", dijo el oficial. "Luego, diríjase a la zona de emergencias en la institución. Aquí no es seguro".

Sofía asintió con la cabeza, todavía en shock por lo que había sucedido. La cafetería estaba llena de confusión y miedo, y el sonido de las sirenas de los vehículos de emergencia se estaba acercando.

Sofía salió de la cafetería en medio de una multitud desesperada por escapar de la brutal escena que acababa de presenciar. Se dirigió apresuradamente a la sala de conferencia, abriéndose paso entre los pasillos abarrotados de estudiantes. Al llegar, encontró la sala parcialmente vacía, con solo unos pocos estudiantes dispersos. Las pertenencias del profesor ya no estaban en su lugar habitual, y Sofía se acercó a su asiento para recoger sus cosas.

Allí, sobre su mochila, encontró una carta blanca en un sobre sin remitente. La carta parecía haber sido colocada allí deliberadamente, y Sofía se sintió un escalofrío al verla. Recordando el mensaje cifrado que había encontrado en la puerta de su casa hace cinco años, abrió el sobre y leyó la carta.

"Así mismo como los padres de ese muchacho, que vieron por última vez a su hijo con vida, tendrán que verlo ahora pero con una bala que se la quitó. Así como ellos tendrán que preguntarse quién es el responsable, así yo me hice los mismos cuestionamientos, enterarme de la muerte de mi madre derivada de un disparo de un rifle y que dicho rifle fue activado por ti, así mismo como vi el cuerpo de mi padre tirado en la carretera después de que tu madre le quitara la vida, así mismo pasará contigo y tu hermano".

Las palabras de la carta parecían cortarla como un cuchillo. La incertidumbre la estaba consumiendo, y la carta parecía ser solo el comienzo de una serie de eventos que la llevarían a un camino desconocido y peligroso. Sofía se quedó allí, paralizada por el miedo y la confusión, sin saber qué hacer a continuación.

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