Un CEO Para La Villana

—¡Señorita Emma!

Escucho una voz y me giro para ver a una señora mayor con varias bolsas en las manos.

—¿Gladis?

pronuncio su nombre de manera automática y ella se acerca a mí con una sonrisa.

—Pero... ¿Dónde estaba? Estuve preocupada por usted señorita Emma.

Dice la señora, pero el hombre que me trajo sale del auto con evidente enojo.

—Mire señorita, después que usted me pague puede hablar todo lo que quiera, pero yo tengo que irme.

Su voz sale brusca y yo me sobresalto un poco.

—Oh, lo lamento señor ¿Cuánto es?

pregunta Gladis para luego pagarle al hombre y este se marcha de inmediato sin mirar atrás.

—Señorita entre a casa, sus padres no están y su hermana está durmiendo... Puede estar tranquila.

La señora me abre la puerta y camino detrás de ella mirando los alrededores de la mansión.

—Waoo, es más lujosa que la mansión dónde vivía.

Murmuro.

—¿Dijo algo?

Gladis me pregunta y yo niego inmediatamente.

Luego de caminar un poco entramos a la enorme mansión muy lujosa y cómoda.

—Señorita Emma, vaya a su habitación y póngase cómoda que yo le llevaré el desayuno.

—De acuerdo.

Susurro y me encamino a la habitación de este cuerpo con ayuda de sus recuerdos y subo unas largas escaleras hasta llegar a la última puerta del pasillo.

Entro a la habitación y es muy linda, no como la mía del pasado, pero sí, se mira muy cómoda.

Luego de mirar cada rincón entro a lo que supongo es el baño y quedo maravillada de la forma como funciona, así que con calma me tomo una relajante ducha en la gran tina y limpio este cuerpo por completo.

Al terminar elijo un hermoso vestido largo de color negro y tomo asiento en la habitación pensativa.

¿Será que volveré a mi mundo? Aunque la verdad no estoy interesada en volver, de la única manera que me gustaría ir allá es para volver a asesinarlos una y otra vez a esos malditos.

La puerta de la habitación es tocada y doy el permiso para pasar.

—Señorita, aquí le traigo el desayuno.

—Gracias Gladis.

Menciono con media sonrisa y ella lo deja en una pequeña mesa y se retira cerrando la puerta tras ella.

Comienzo a comer toda la extraña comida y la verdad está muy delicioso, y termino comiéndolo absolutamente todo.

(...)

Llevo horas acostada mirando el techo y la verdad estoy aburrida, así que me levanto y me miro en el gran espejo quedando sorprendida.

Miro con asombro mi hermosa cabellera roja y mis preciosos ojos azules.

—Wao, que lindo es este cuerpo.

Me halago mientras miro las hermosas curvas y pechos muy firmes y grandes.

Su rostro es bastante angelical y parece de una chica muy joven cuándo en realidad tiene veintitres.

—Vaya, que lindo rostro.

Toco mi cara y mi sedoso cabello quedando súper encantada.

—Mmm, me encanta.

Gladis se encargó de traerme la comida mientras yo permanecí encerrada pensando en lo que haré para mí futuro.

—Señorita Emma, la cena está lista ¿Cenará aquí o en el comedor?

—¿Mi familia está ahí?

—Asi es.

—Perfecto, entonces bajaré.

Me levanto de mi cómodo asiento y me miro al espejo una última vez más.

—Iré a convivir un rato con mi familia.

—¿Está segura señorita Emma?

pregunta Gladis con duda.

—Por supuesto, nunca había estado tan segura.

Menciono para luego comenzar a caminar con dirección a mi adorada familia.

Bajo las escaleras con gracia y llego al comedor donde escucho diferentes voces.

—Papá iré contigo a tu próxima reunión de trabajo, como tú futura heredera es necesario que aprenda del mejor.

—Por supuesto que sí, ya debes ir aprendiendo todo lo necesario.

Escucho otra voz más grave y en ese instante entro al comedor.

—Buenas noches, familia ¿Cómo están?

pregunto con una brillante sonrisa y observo como la rubia me mira asustada, creo que se ha vuelto más blanca de lo que ya es.

—¿Emma?

Pregunta ella con cara de espanto mientras me barre con la mirada buscando lo que no se le perdió.

—Hola... Hermanita ¿Cómo estás?

Le pregunto tomando asiento a su lado mientras le sonrío con gracia.

—Bi... Bien...

Murmura con evidente nerviosismo.

—Ah, me alegro.

El plato de mi cena llega y observo esa carne tan rica que no espero para devorarla.

Siento seis pares de ojos en mi persona y decido levantar la vista lentamente.

—¿Paso algo?

pregunto de manera delicada.

—Nunca bajas a cenar ¿por qué no estás con tu novio?

—¿Por qué debería de estar con ese bueno para nada?

Hablo sin dejar de comer y mi padre golpea la mesa frunciendo el ceño.

—Es tu futuro esposo, es con él con quién debes de estar, además ¿Cumpliste con el que él te pidió?

—Tal vez...

—¿Tal vez? De tu esfuerzo depende nuestras familias ¿Cómo que tal vez Emma?

Grita y alzo la mirada observando su rostro enojado haciendo que ruede los ojos.

—La verdad no entiendo por qué tienes que gritar tanto... Estamos cenando... Gladis, ayúdame a llevar mi cena a mi habitación, no soporto estar donde hay tanto ruido, mis oídos son muy sensibles.

Menciono levantándome de la mesa y mi padre vuelve a golpear la mesa.

—¿Cómo te atreves a ser tan descortés con tu padre? ¿Acaso no te he enseñado educación?

La voz de mi supuesta madre se escucha y yo solo tuerzo los labios.

—Padre, si continúas golpeando la mesa de esa mentmera la vas a descomponer... Y madre... Tengo suficiente educación... Que tengan buenas noches, querida familia.

Salgo de la sala de comedor caminando con elegancia, mientras muevo mis delicadas caderas sin mirar a la asquerosa familia que tengo atrás.

Llega a mi habitación y me quedo observandola por unos minutos.

—Al parecer tendré que irme de aquí y buscar otro lugar.

Murmuro mientras llevo mi delicada mano a mi mentón pensativa.

—Voy a pasar señorita Emma.

La voz de Gladis interrumpe mis pensamientos.

—Pasa Gladis.

Hablo y observo como ella trae mi cena y la miro por unos segundos.

—Necesito un favor tuyo Gladis.

—¿En qué puedo ayudarla señorita?

—Necesito que me ayudes a buscar un lugar donde vivir de manera cómoda.