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Guardian Deluxe

Guardian Deluxe

Status: En proceso
Genre:Romance / Aventura / Intrigante / Madre por contrato / Venganza de la protagonista / Supersistema
Popularitas:261
Nilai: 5
nombre de autor: John Ander Giraldo

En un mundo dominado por entidades poderosas, los humanos se han refugiado en colonias protegidas por los Guardianes Deluxe, seres dedicados a defender el imperio y luchar contra la vil tiranía. En una colonia particular, la princesa Meily busca expandir su reinado y mejorar sus tierras, luchando personalmente en el campo de batalla. Su ansiedad se disipa momentáneamente cuando un día encuentra a dos Guardianes Deluxe que cambiarán su vida para siempre.

NovelToon tiene autorización de John Ander Giraldo para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La primera victoria

—¡Markel... Markel, oye Markel, despierta! —Markel abrió los ojos con sueño y algo disgustado—. Sé que no te gusta que te levante después de dormir, pero tu hermano se volvió a perder con la leña. Ve a buscarlo mientras yo preparo el pescado —dijo una mujer amable con un carácter fuerte.

—Sí, sí... como sea. Qué tonto es Aka —un Markel de seis años fruncía el ceño, visiblemente malhumorado. A pesar de eso, obedeció y se dirigió a buscar a Aka.

—No sé por qué le sigues dando tareas si no es capaz ni de recoger leña solo —exclamó Markel mientras se dirigía a la salida.

—No seas tan duro con él. Aunque no es capaz de hacer muchas cosas, se esfuerza por intentarlo, y eso lo valoro mucho. Además, eres su hermano, deberías apoyarlo más. Yo estoy muy ocupada, así que es tu deber, ¿no crees? —la mujer le sonrió mientras hacía labores de cocina en una cueva profunda pero hogareña.

—Él no es mi hermano. ¿Por qué insistes en hacernos hermanos? No va a cambiar la relación que llevamos —Markel respondió indiferente.

—Ay, Markel... Mira, sé que no lo sientes igual y lo entiendo, pero aunque no lo creas, la familia es lo único que te quedará. Los valores más importantes, la confianza, el refugio de sentir que siempre tendrás un lugar a dónde ir y, sobre todo, estamos para ayudarnos y vivir tranquilos cuidándonos unos a otros, no como simples extraños o amigos, sino como hermanos. Ustedes dos son la mayor bendición que pude haber tenido después de la catástrofe ocurrida. Nunca lo olvides. Aka ahora mismo estará pensando que sus hermanos vendrán a rescatarlo. Ahora ve a por él deprisa, está empezando a hacer frío.

—Bien... —murmuró Markel y se fue.

Se dirigió al lugar donde Aka debería estar, pero no lo vio.

—¡Aka, ¿dónde estás?! —gritó Markel, pero no recibió respuesta. Hasta que una débil voz respondió al llamado.

—Hermano, aquí, ayuda —Markel siguió la voz y vio un montón de madera amontonada. Supo que Aka estaba atrapado debajo.

—¡Aka! ¿Estás bien? ¿Cómo te quedaste atrapado? —esta vez, más preocupado, Markel comenzó a sacar la madera uno por uno, evitando un derrumbe sobre Aka.

—Traté de llevar todos los troncos a la cueva y caí por el precipicio —respondió Aka.

—¿Eres tonto? No puedes cargar con todo eso solo. Podrías haberte matado si no hubiera estado yo. ¿En qué pensabas? —su tono era ahora más molesto.

—Lo siento, no quería que te enojaras porque llevaba pocos troncos y hace mucho frío... —Lágrimas brotaron de los ojos de Aka. Markel exhaló fuerte y no dijo nada, proponiendo que ambos cargarían con la leña juntos, a lo que Aka aceptó contento.

—Oye Aka, ¿tuviste miedo? —preguntó Markel mientras llevaban la leña.

—Un poco al principio, pero luego se me pasó porque sabía que vendrían a buscarme mi hermana Vanessa o tú.

—Sí... jamás te dejaría solo, hermano —dijo Markel, dejando escapar una sonrisa mientras veía a Aka.

Volviendo al presente, Markel se levantó, pero su rostro no se apreciaba claramente. Algo en él había cambiado.

—Esta sensación... se siente tan bien... —dijo Markel.

A su lado vio al Paladín de la Guadaña muerto en el suelo y dejó escapar una sonrisa.

—Muy bien, hermano, ahora es mi turno —murmuró mientras tomaba la guadaña—. Creo que encontré mi tipo de arma por fin...

En el palacio, los Paladines tenían rodeado a Aka. Lo atacaban en conjunto y Aka apenas podía seguirles el ritmo. Meily intervino, pero no pudo hacer mucho; no lograba coordinarse con Aka y rápidamente fue apartada por un golpe inesperado del tercer Paladín.

—¡No estorbes, princesa, luego será tu turno! —exclamó el Paladín.

Yeico quiso unirse a la pelea también, pero la Paladina lanzó un ataque con las garras, destruyendo la espada de Yeico y hiriéndolo con sus garras.

—Los humanos son muy débiles, no son capaces de aguantar nada, aun con armadura —exclamó la Paladina sonriendo.

—¡No, detente! —gritó Aka, corriendo hacia la Paladina para detenerla. Ella se volteó para atacarlo frenéticamente.

—¡Me tienes harta! Eres muy débil, patético. No te das cuenta de que ni eres nuestro contrincante. ¿Por qué sigues luchando? —exclamó la Paladina enojada, atacando con furia.

El otro Paladín notó una herida profunda en el brazo inferior de Aka. La forma de la herida lo alteró.

—¿E-es imposible? ¿Es otro Ryoma? —murmuró asustado el Paladín.

—¡Hay que acabar con él ahora! —asustado, el Paladín se dirigió a su compañera. Ella, enojada, se dispuso a acabar con la vida de Aka, empujándolo de frente para que el otro Paladín lo golpeara lateralmente en la nariz, provocándole un derrame nasal severo. La Paladina preparó su brazo para cortarle el cuello, pero sus esfuerzos fueron interrumpidos por un corte aéreo de guadaña que la separó de Aka.

—¿Y eso? —preguntó la Paladina.

—¡Markel! —gritó Meily.

Markel llegó al campo de batalla haciendo una entrada sorpresiva. Todos notaron un cambio en su rostro: parecía estar sonriendo, pero lo que más les llamó la atención fue que sus pupilas habían desaparecido, dejando sus ojos completamente en blanco.

—¡Hora de cocinar, hermano! —gritó Markel, abalanzándose directo a la Paladina. Ella se puso en guardia, pero Aka la inmovilizó por la espalda. Markel aprovechó para darle un fuerte golpe en el rostro, impactándola contra la pared. El otro Paladín trató de escapar, pero no pudo hacerse intangible. Meily aprovechó para apuñalarle el estómago con la última daga que le quedaba.

—¡Agh... está idiota! —gritó el Paladín. Antes de que pudiera atacarla, Markel le dio un fuerte golpe lateral que lo arrinconó contra la pared.

De entre los escombros, la Paladina salió furiosa, dispuesta a acabar con sus vidas, pero Markel lanzó cortes con la guadaña en todas direcciones. Los cortes no eran arrojados, sino estáticos.

—¿Está usando su habilidad de alma? —pensó la Paladina atónita—. No debimos subestimarlos... —exclamó la Paladina, con la cara destruida por el golpe de Markel.

El instinto de Markel le dijo que debía golpear con fuerza los cortes en el aire que había creado. Lo hizo, apuntando a la Paladina. Ella apenas logró esquivarlos, pero Aka saltó cerca de donde estaba y la atacó con su espada, cortando horizontalmente ambos ojos y dejándola ciega. Yeico aprovechó para acercarse y, con su espada rota, la apuñaló con el filo que quedaba, matándola definitivamente. Él mismo cayó exhausto, su cuerpo ya no le daba más. Solo quedaba un Paladín.

—No puede ser... solo dos Guardians Deluxe y esta gente nos han vencido... debo huir —pensó el Paladín que quedaba, apenas de pie por todas las heridas recibidas. Los soldados fueron tras él, pero se forzó a hacerse intangible y trató de escapar. Rápidamente, Markel le cortó el camino, con los ojos en blanco y su sonrisa distintiva.

—Hacerte intangible es una habilidad curiosa, pero ¿sabes qué es más curioso? Que puedas seguir aguantando en ese estado; debe ser agotador... —dijo Markel, actuando demente. Sacó lo que parecían ser unas flores de su bolsillo—. Me pregunto si también tu respiración es inmune a esto —le arrojó las flores, que emanaron un gas que causó dolores de cabeza y tos desenfrenada. Las esporas hicieron efecto, volviendo tangible al Paladín. Los soldados aprovecharon para atacar, pero el Paladín no se rindió y emanó una explosión de pulso, alejando a todos menos a Aka, quien resistió y corrió directo hacia él, tacleándolo contra la pared. Markel lanzó la guadaña, incrustándolo contra la pared, y en medio quedó atrapado el Paladín. Este trató de quitarla con su brazo, pero Markel arremetió contra él, estrellando su brazo contra la pared y dejándolo a pecho descubierto para que Aka pudiera darle el golpe de gracia.

Aka corrió directo hacia el Paladín empuñando su espada y el Paladín, en un último intento, mordió la espada justo antes de que Aka lo apuñalara, evitando con sus últimas fuerzas que este pudiera avanzar más. Ya todos estaban exhaustos y no podían continuar; todo dependía de Aka en ese momento. Él forzó su espada para apuñalarlo tanto como podía, pero la fuerza del Paladín parecía no tener límites. Emitió otro pulso para tratar de sacarlos de encima, pero ellos no se rendían. Los ciudadanos, que observaban todo, no pudieron evitar gritar de emoción y darle ánimos a los Guardians Deluxe.

—¡ACABEN CON ÉL! —

—¡NO SE RINDAN, POR FAVOR! —

—¡¡¡YA CASI LO CONSIGUEN!!! —

Gritaban los ciudadanos deseando que ya acabara todo.

—¡Hermano, tú puedes! —gritó Markel también, sus ojos habiendo vuelto a la normalidad.

Aka presionó más y más hasta que finalmente la mandíbula del Paladín no aguantó más y cedió ante la fuerza de Aka, quien no se detuvo y logró atravesarlo, poniendo fin a su vida de una vez por todas.

Meily, quien estaba arrodillada, dejó caer lágrimas de alivio y felicidad, y los ciudadanos gritaron de alegría. Fueron a socorrer a los Guardians Deluxe y a Yeico, quienes cayeron inconscientes. También intentaron socorrer a Meily, pero ella no quería. Aunque hubieran ganado, aún estaban los Vorus, quienes podían irrumpir cuando menos se lo esperaran. Pero entonces los soldados que quedaban se pusieron de pie y juraron proteger la capital hasta que todos estuvieran sanos y salvos. Podían dejar la protección en sus manos. Meily discrepaba, pero al final cedió. Al ver a su hermano, prometió ayudarles cuando sus heridas fueran tratadas.

Esa noche, la capital del Fénix, por primera vez, presenció una invasión y, por primera vez, presenció una gran victoria.

Los Guardians Deluxe estuvieron dos días en urgencias hasta que finalmente despertaron. El primero fue Aka. Una vez despierto en la camilla, vio a Meily, quien tenía su cabeza apoyada a los pies de la camilla de él, dormida. Aka sentía un hormigueo raro en su cuerpo, efectos de la lucha, asumió. Al moverse de la camilla provocó que Meily se despertara.

—Lo siento, no quise despertarte, princesa —mencionó Aka apenado.

—Aka, despertaste por fin —exclamó Meily, quien se dirigió a él dándole un fuerte abrazo.

—Oye, oye, no tan fuerte que aún me duele —exclamó Aka ligeramente adolorido.

—Estaba preocupada... —dijo Meily, ya con un tono más dulce que transmitía cariño.

Aka no dijo nada por un segundo, pero luego devolvió la sonrisa dulce y la abrazó de vuelta.

—También me alegra que estés bien, Meily... digo, princesa. Lo siento —se sonrojó Aka al darse cuenta de lo directo que fue.

Meily dejó salir una risa ante lo que dijo.

—No te preocupes, ven, vamos a ver cómo está Markel —mencionó Meily.

—Markel, cierto. ¿Dónde está? —preguntó Aka, acordándose de su hermano.

—Está en la otra habitación. Los soldados y yo hemos estado luchando contra ciertos Vorus que atacaban y apagando el incendio, pero no tuvimos problemas. Con las frutas, vallas, esporas y hongos que ustedes tenían, hemos podido mantenerlos a raya, aunque ya se acabaron. Disculpen si gastamos su arsenal sin permiso —mencionó Meily.

—Ah, sí... no te preocupes. Siempre podemos conseguir más en los bosques —dijo Aka, aliviado pero algo decaído.

Llegaron al cuarto y vieron que Markel estaba despierto, ya de pie, revisando si no tenía alguna fractura. Aka vio a su hermano y sonrió, para luego dejarse caer contra la pared de la sala.

—Ese fue un enfrentamiento duro —dijo Markel, sentándose a su lado con mucho cuidado—. No esperaba que los Paladines fueran tan poderosos.

Aka asintió, recordando los golpes y las esquivas que habían definido la batalla.

—¿Crees que estamos preparados para esto? —preguntó Aka, con su voz cargada de duda.

Markel miró a su hermano, notando la preocupación en sus ojos.

—No lo sé, pero no tenemos otra opción. Debemos seguir adelante, por nuestra gente, por la capital —exclamó Markel.

El silencio los envolvió por un momento, roto solo por la presencia de Meily, quien no sabía qué decir o hacer ante la charla abierta de ambos hermanos. Aka cerró los ojos y permitió que sus pensamientos divagaran, recordando los días de entrenamiento y las cacerías que habían hecho.

—¿Recuerdas cuando éramos niños? —dijo Aka de repente—. Siempre soñábamos con ser héroes, vivir una vida mejor, defender lo que es nuestro... pero nunca imaginé que sería tan difícil.

Markel sonrió, una chispa de nostalgia en sus ojos se vio reflejado en el.

—Sí, lo recuerdo. Pero también recuerdo que siempre superaste cualquier obstáculo que se te presentaba. Y sé que lo harás de nuevo, hermano.

Aka asintió, sintiendo una renovada determinación.

—Gracias, Markel, necesitaba escuchar eso.

Con una última mirada a su alrededor, los hermanos se pusieron de pie, ambos sonrientes, chocando puños para con orgullo decir...

—¡GANAMOS! —

Tras haber acabado de recuperarse, Markel fue llamado por Meily a través del comunicador a su habitación en la noche. Markel fue y, al entrar, vio a cuatro chicas humanas junto con Meily.

—¿De qué se trata esto? —preguntó Markel.

—Mira nada más... nunca había visto un Guardian Deluxe tan cerca de mí —dijo una de las chicas que tenía lentes.

—Sí, se llama Markel. ¿Qué les parece? —comentó Meily—. Disculpa, Markel, mis amigas querían ver de cerca a un Guardian Deluxe y se me ocurrió llamarte a ti.

—¿Te quieres quedar? —exclamó otra de sus amigas con el pelo trenzado.

—No, gracias —dijo Markel, dándose la vuelta y disponiéndose a irse.

—Te quedas aquí, es una orden —al decir esas palabras, los ojos de Markel se volvieron amarillos y no pudo resistirse a volver a donde Meily.

—¿Qué fue... eso? —preguntó Markel, confundido.

—Como eres mi Guardian Deluxe, puedo darte órdenes, ya sea que te gusten o no, y no puedes resistirte por más que quieras —exclamó Meily.

—Vamos, será divertido. Quédate —dijo otra de las amigas de Meily, cerrando la puerta y dejando a Markel adentro.

—¿Por qué no llamas a alguien más? —preguntó Markel, molesto.

—Vamos, no te enfades. Solo queremos pasarla bien un rato, hace mucho que no podíamos. Solo por esta noche, ¿sí? —dijo Meily, abrazando a Markel. Nervioso, Markel simplemente cedió.

Esa noche jugaron muchos juegos de mesa y contaron historias que les llenaron de nostalgia y recuerdos. Además, trenzaron un poco el cabello de Markel y las chicas se divirtieron mucho esa misma noche.

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Foquita Retrasada
¡Tu personaje principal es tan inspirador! Definitivamente recomendaré esta novela a mis amigos.
Shong: Te lo agradezco mucho 😊
total 1 replies
Erika Solis
Tu capacidad de crear un mundo tan fascinante y detallado es impresionante, ¡realmente tienes talento!
Shong: Muchas gracias 😊
total 1 replies
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