CORRIENDO A LA VELOCIDAD DEL AMOR

CAPÍTULO 5.

En su apartamento, Briana tomo una ducha y comenzó a prepararse algo de cenar. El día había sido largo y decepcionante. Ella sabía que el hecho de haberse casado inconscientemente no cambiaba el hecho de que se había equivocado. Estaba ansiosa por hablar con su mejor amiga y pedirle los detalles de aquel hecho. ¿Cómo puede ser que Audrey jamás le haya dicho que se casó en Las Vegas?

A pesar de todo, le decepciono saber que Zack ya tenía otra relación desde hace tres años. Desde el día en que todo se fue al carajo. ¿Que hubiese pasado si se casaban? ¿Hubiese seguido con esa relación clandestina?

Briana quito esos pensamientos de su cabeza y decidió ver una película. Envió un mensaje de audio al grupo de WhatsApp que tenía con sus amigos del hospital contando lo horrible que fue su fin de semana y luego de escuchar los comentarios de los chicos, dejo el teléfono y siguió viendo la película hasta que fue interrumpida por el timbre. Sin ganas, se puso de pie para abrir la puerta y allí estaba nada más y nada menos que Zack.

—¿Qué haces aquí? —pregunto ella.

—Vine a disculparme. —Exclamo él. —Sé que no estuvo bien lo que hice.

—Pues no. —Dijo Briana.

—Lucia y yo somos pareja desde que comenzamos a patinar juntos, hace tres años. —Confeso como si nada, dejando a Briana perpleja.

—¿Por qué no lo dijiste, Zack? —pregunto Briana.

—Porque mis padres jamás la aceptarían. Ellos te aman. —Dijo. —Y a Lucia la ven como una zorra interesada. Y no es así. La amo, es una mujer excepcional.

—No puedo creer todo esto, Zack, fueron tres años. Tres años en los que estuviste saliendo con una mujer a escondidas de todos.

—Lo sé. —Dijo. —De verdad lamento lastimarte. Pero tú no eres santo de devoción. Estás casada con nada más y nada menos que con mi tío.

—Ni siquiera recuerdo que fue lo que ocurrió y como. —Dijo ella. —Mi cabeza está a punto de explotar. No le encuentro ninguna explicación a esto.

—Es increíble que gracias a eso estemos aquí. —Dijo Zack.

—Es que… Ni siquiera te amo. Ya lo dije, mi amor por ti se acabó cuando vi lo fácil que me reemplazaste y ahora, no haces más que confirmar cuanta razón tenía.  —Dijo ella. —Además, tú tenías a otra mujer escondida. Es estúpido que me culpes por esto.

—De verdad lo siento Briana. —Dijo. —Espero que seas feliz ahora que ya no contaras con nosotros.

Briana lo observo sorprendida. No podía creer el narcisismo que demostraba. Eso hacía que su pedido de disculpas parezca una cruel mentira.

—No te preocupes Zack. —Exclamo ella. —De verdad me alegra que todo esto acabara.

Briana lo acompaño hasta la puerta de su apartamento y le pidió amablemente que se retire. Ya no había nada que hablar con ese hombre.

Días después, Briana se encontraba trabajando en el hospital. Los últimos días no fueron demasiado movidos, lo cual agradecía. Ella se encontraba haciendo sus rondas médicas cuando vio a Charlotte saliendo de uno de los consultorios del área de ginecología y obstetricia.

—Charlotte. —Dijo Briana, sonriéndole a la mujer que no veía desde hace unos días.

—Briana, cariño. —Dijo, depositando un beso en su mejilla. —¿Cómo estás?

—Estoy bien. ¿Qué haces aquí?

—Bueno… Serás la primera en saberlo, y eso me alegra. —Sonrió. —Estoy embarazada.

Briana la observo sorprendida.

—No lo puedo creer. Te felicito. —Dijo ella, sonriéndole.

—Gracias cariño. —Dijo. —Mi embarazo es riesgoso debido a mi edad. Debo tener demasiados cuidados y visitas al médico.

—Estoy feliz por ti y por Brian. —Exclamo ella. —De verdad.

—Me alegra verte bien. —Sonrió la mujer. —Eres bienvenida cuando quieras.

—Creí que estarían enojados conmigo.

La mujer negó.

—Eres como una hija para nosotros. Lo que haya pasado contigo y mi hijo no es razón para darte la espalda. Te veré pronto, ¿sí?

—Lo sé. —Dijo Briana emocionada. —Prometo ir pronto.

Ambas se despidieron y Briana siguió con su trabajo. De verdad se alegraba por sus ex suegros. Luego de tener a Zack, no lograron concebir a otro niño y con el tiempo se fueron olvidando del asunto. Fue sorprendente que, a los cuarenta años, Charlotte haya quedado embarazada. Sin dudas sería un proceso difícil, pero sabía que ella lo lograría y daría luz a un niño hermoso y sano.

En cuanto a Audrey, Briana aún no encontró el momento para hablar con ella. Cuando se cruzaban ella estaba trabajando o viceversa. El sábado ambas estarían libres, por lo que, Briana decidió que sería el momento de enfrentar la verdad.

Ese día, Audrey y Henry insistieron en que salieran a un bar. Briana no quería, ya que lo que debía hablar con su amiga no era un tema que se pudiera conversar en un lugar así, pero no le quedo más opción.

—¿Pasa algo Briana? —pregunto Henry. —Has estado rara toda la semana y hoy no es la excepción.

—Zack y yo finalmente terminamos. —Suspiro la pelirroja.

—Eso es algo muy bueno. —Exclamo Audrey.

—Lo encontré teniendo sexo con su pareja de patinaje en los vestuarios del circuito de carreras. Específicamente entre los vestuarios de los pilotos.

—¡Pero qué hijo de p…! —Audrey no alcanzo a terminar la frase porque Henry le cubrió la boca con su mano.

—Hay algo más. —Exclamo Briana. —El día que Zack fue a pedir el permiso para casarnos, descubrió que no podía casarse conmigo porque yo ya estoy casada. —Exclamo Briana, dejando a ambos amigos con los ojos abiertos.

—¿Cómo que te casaste? ¿Cuándo?, y ¿por qué nosotros no lo sabíamos?

Briana observo a Audrey, quien parecía recordar algo y se puso pálida.

—En resumen, yo me casé hace tres años en Las Vegas y Zack y Lucia llevaron una relación clandestina durante este mismo tiempo. Desde que comenzaron a patinar juntos, según ellos mismos.

—No puede ser. —Exclamo Audrey. —¿Quién? ¿Quién es el novio?

—Eso es lo peor de todo. —Dijo Briana.

—No lo entiendo. Fueron juntas a Las Vegas hace tres años. ¿Acaso no sabes nada? —pregunto Henry viendo a Audrey.

—Recuerdo que aquella noche nos pasamos de copas y estuvimos con dos hombres muy, pero muy sexis, aunque ni siquiera recuerde sus rostros. —Dijo Audrey, ocultando lo que sabía. —Y digo sexis porque en mis lagunas mentales recuerdo que en algún momento hicimos aquel comentario estando a solas.

—Dios, no puede ser. —Dijo Henry.

—Ay amiga. —Exclamo Audrey. —Te juro que yo no tenía idea que esos casamientos eran legales. Quiero decir, recuerdo esa parte. Recuerdo una boda y recuerdo a un Elvis. Pero nada más. ¿Pero como puede ser algo así legal? ¿Una boda realizada por un Elvis?

—Pues aquellas bodas son oficiadas por un ministro. Y resulta que “Elvis” es uno de ellos. Así que sí, amiga. Esa boda es legal en el Estado de Nevada y… por lo visto en todos los estados.

Audrey se cubrió la cara con las manos.

—No lo puedo creer. —Dijo Audrey. —¿Viste el certificado?, tal vez sea falso. Quizás podamos desestimarlo.

Briana comenzó a buscar en su bolso la copia del papel que le entrego Zack ese día en la pista. Sin embargo, a su domicilio llego el certificado original y, Briana suponía que a Kilian le llego el mismo.

—Tal vez se pueda hacer si no se consumó el matrimonio. Ustedes me entienden. —Dijo Henry y ambas quedaron en silencio. —¿El matrimonio no se consumó, verdad?

—¡No lo sé! —Dijo Briana. —¡No lo sé porque ni siquiera lo recuerdo!, tengo lagunas y lagunas en mi mente. Solo recuerdo fragmentos. Pero en ninguno de ellos aparece el rostro de él.

—Bueno, calma. —Exclamo Audrey, suspirando. —Lo mejor será averiguar la identidad de tu falso esposo y hablar calmadamente con él, explicarle la situación y pedirle que por favor te dé el divorcio. Creo que lo entenderá. Tal vez él tiene una vida y no querrá encontrarse en la misma situación que tú, si algún día quiere casarse, ¿no es así?

—¿Cómo se llama, Briana? —pregunto Henry, observando a su amiga, expectante.

—Kilian Becker. —Dijo Briana.

Audrey y Henry se giraron, esperando encontrarse con la figura de ese hombre a sus espaldas, pero no había nadie. Volvieron a ver a su amiga confundidos.

—¿Qué haría aquí el tío de tu exnovio?

—No están entendiendo. —Dijo ella, mostrándoles el certificado. —Kilian Becker es mi esposo.