El Despertar De La Pasión

Empezaron a entrar los primeros rayos del sol por los ventanales. Aurora se empezó a despertar, pero casi no se podía mover, se sentía como aprisionada. Abrió los ojos poco a poco y al levantar la cabeza vio que la causa de su incomodidad era porque Ricardo la tenía abraza. Se sentó de repente y grito.

- ¿Pero qué rayos hace aquí?!!!!

Ricardo se levanta sobresaltado por el grito de Aurora.

-¿Qué pasa? ¡¿Por qué gritas?

- ¿Cómo que por qué?, despierto y está metido en mi cama!!!

- Tranquila, te lo puedo explicar. - dijo Ricardo tratando de calmar a Aurora.

Justo en ese momento que estaban los 2 en la cama entra sorpresivamente la Sra. Marjorie, que escucho gritar a Aurora y se asustó, pensó que algo grave les había pasado.

- Disculpen por entrar así, pasaba por el pasillo y escuché los gritos y me asusté. ¿Está todo bien? - pregunto con cara de angustia.

- Tranquila Sra. Marjorie, no pasa nada. Es solo que Aurora tuvo una pesadilla, y a veces ella grita cuando tiene pesadillas, ¿verdad amor? - dijo Ricardo mientras aprovechaba para abrazarla. Y sonreírle.

- Ah sí, si, no se preocupe, es que cuando viajo a un sitio nuevo me pasa, más bien, discúlpeme por haberla asustado. - decía Aurora mientras su cara se ponía roja de vergüenza.

- Está bien, me quedo tranquila, bueno tortolitos, cuando estén listos los espero para desayunar. - dice esto y se retira de la habitación cerrando la puerta.

Al irse la Sra. Marjorie, Aurora salta de la cama, y no recuerda la pijama que lleva puesta. Le dice con tono de enojo a Ricardo.

- Explícame que haces en la cama, se suponía que dormías en el sofá.- dice señalando el sofá.

Ricardo no podía decir una sola palabra, ya que estaba embelesado viendo a Aurora en esa pijama que se veía tan hermosa, tan sexy, que se le pasaron tantas cosas por la cabeza. De repente la necesidad de poseerla invadió su cabeza.

- Ey, jefe. ¿Me va a responder si o no?

- Dis... discúlpame Aurora, no te molestes, yo te puedo explicar. No tenía malas intenciones, y no quiero que tomes a mal lo que te voy a decir, pero eres una mujer muy hermosa, y si no te cubres no me podré concentrar para hablar. A fin de cuentas soy hombre y tú eres muy hermosa y esa pijama es muy sexy y... y... y...

En ese momento Aurora se dio cuenta de que estaba en pijama frente a su jefe. Agarro la sabana de la cama y se envolvió como un taco.

Ricardo solo aguantaba la risa, para que Aurora no se fuera a molestar más.

- Bien ya estoy cubierta, ahora explíqueme. - dijo Aurora con tono serio.

- Es que anoche hacía mucho frío, y el sofá es muy incómodo, y te vi, durmiendo tan profundo y la cama es tan grande que pensé que no habría problema si me mantenía de un lado de la cama y no te tocaba. La verdad no sé en qué momento te abracé. En mi defensa se suponía que iba a levantarme antes que tú.

Aurora lo miraba fijamente, y sintió lástima por él, debió estar muy incómodo para pasarse a la cama, pensó.

- Está bien jefe, lo disculpo. Me imagino su incomodidad para hacer esto. Está noche veremos qué idea se nos ocurre para que pueda dormir bien.

Respondió Aurora, con una cálida sonrisa. La sonrisa que se le quedaría gravada en la mente a Ricardo.

- Bueno, vamos a prepararnos y vamos a bajar a desayunar, es de mala educación hacer esperar a la anfitriona.

Hablo Ricardo y se empezaron a preparar. Ya cuando ambos estaban listos. Bajaron juntos al comedor, dónde los esperaba Marjorie con un exquisito desayuno.

El desayuno fue un grato momento, con una buena comida.

- Bueno, ya que terminamos vamos a dar un paseo para que conozcas el paraíso que es Vail. Dijo Marjorie

La cara de Aurora se iluminó, pensó si así era el camino del aeropuerto a la casa, el resto debería ser más maravilloso.

Ricardo vio con detalle esa expresión y no pudo evitar sonreír. Esto lo vio la Marjorie y pensó, de verdad son una linda pareja, Ricardo ve con tanto amor a su esposa. Creo que tome una buena decisión.

Así, salieron a pasear. El valle de Vail es realmente hermoso, el aire tan limpio, con tanta naturaleza, paisajes en ensueño, tan diferente a la ciudad de Nueva York. Se divirtieron mucho.

Fueron a un pequeño centro al pie de la montaña, había restaurantes, bares, la vista a la montaña era maravillosa.

La estaban pasando muy bien, y Ricardo tomaba de la mano a Aurora, y la trataba como una reina. Era como si de verdad fueran una pareja de recién casado. En un momento, que Aurora le dice a Ricardo en el oído.

- Jefe no cree que está exagerado en su papel de esposo.

Ricardo sonríe y le responde con un tierno beso, que dejó a Aurora congelada. Lo que no sabía Aurora es que Ricardo ya había decidido que la iba a conquistar. Así que él estaba aprovechando todos los momentos para conquistar ese corazón que ya lo había flechado.

Entraron a un restaurante para almorzar y mientras que Ricardo fue al baño, Marjorie aprovecho para hablar a solas con Aurora. Y hacerle preguntas.

- Aurora, veo que Ricardo es muy atento contigo.

- Si, así es. Él es un hombre encantador. - comento Aurora un poco nerviosa.

- Y cuéntame, como empezó esta historia de amor entre ustedes. - pregunto intrigada Marjorie.

Aurora estaba tranquila, ya que en el avión ella y Ricardo ya habían montado toda la historia de amor. Por si preguntaban.

- Bueno, nos conocemos desde hace 5 años, cuando entre a trabajar en la editorial como su asistente. Y con el paso del tiempo, el trato empezó a nacer un sentimiento mutuo. Lo cierto es que Ricardo y yo somos 2 personas que no debían enamorarse, pero sucedió. Trate de evitarlo, pero no pude, no puedo evitar un amor así como el nuestro.

- Y ¿Son felices? - pregunto Marjorie

- Si!!! Muy felices - respondió Aurora con una sonrisa.

En eso llega Ricardo y sentándose le pregunta.

- ¿Qué tanto hablan?

- De como comenzó su historia de amor.

- Si amor, le estaba contando como nació nuestro amor. - respondió Aurora.

Llegó la comida y comenzaron a almorzar muy divertidos. Hasta ahora Marjorie estaba totalmente convencida de que estaban enamorados.

Para terminar el día de paseo fueron a ver unas tiendas en el centro de Vail, y mientras Aurora y Marjorie veían unas hermosas botas, Ricardo salió a atender una llamada del trabajo.

Mientras desde adentro lo miraba Aurora, pensando en ese día tan maravilloso, en lo encantador que se había portado con ella Ricardo y empezó a sentir mariposas en el estómago. Pero justo en el momento que colgaba la llamada se le acercó una mujer que ya ellos conocían. Era Isadora.

- Hola cariño, me extrañaste - le pregunto Isadora mientras se le acercaba con la clara intención de besarlo en los labios.

Ricardo reaccionó rápido y la esquivó, y con voz gruesa y temple frío le pregunto.

- ¿Qué demonios haces aquí?

- Vine a salvar nuestra relación, le pedí el divorcio a tu hermano, y tome el primer avión para Vail, y aquí estoy. - dijo con una gran pose y sonrisa.

- Quiero que te alejes de mí, no me importa si te vas a divorciar o si ya de divorciarte, lo que yo alguna vez sentí por ti murió el día en el que te casaste con mi hermano.

- Pero amor, tienes que perdonarme - dijo con cara de puchero.

- Pues no cuentes con eso. Además, yo estoy casado y amo a mi esposa. Le dijo mientras se la quitaba de encima. Temía que saliera Aurora y los viera así. No quería que hubiese un malentendido.

Aurora por su parte miraba todo desde la tienda y sentía como le hervía la sangre de la rabia de ver a esa mujer tratando de besar y abrazar a su esposo.

Cuando iba a salir a confrontarlos entro Ricardo buscando a Aurora.

- Amor, ¿terminaron de comprar? Ya quisiera que nos vayamos a casa, se me daño lo que quedaba de día. - dijo Ricardo con mirada fría.

- Si, Ricardo, ya estamos listas. - respondió la voz de Marjorie desde la caja. Ella no se había dado cuenta de lo que había pasado afuera.

- Entonces nos vamos. - dijo Ricardo y tomo a Aurora por la cintura para salir de la tienda.

Afuera todavía estaba Isadora, y miraba muerta de rabia y celos como se iban abrazados la pareja.

Ya en la mansión de Marjorie, subieron a su habitación a platicar, Ricardo quería contarle lo ocurrido a Aurora.

Ricardo le pide a Aurora que se siente y comienza a contarle lo que pasó con Isadora. Y todo lo que él le dijo. No quería malos entendidos entre ellos.

Ella lo escuchaba con atención y sentía que su enojo empezaba a desaparecer. Pero se preguntaba ¿Por qué sentía enojo y celos? ¿Será que me estoy enamorado de mi jefe?

Movió la cabeza para sacar esas ideas.

- Me crees, ¿verdad? - le pregunto Ricardo.

Ella asistió. Se levantó y fue al baño a tomar una ducha. Necesitaba relajarse. El le dijo desde afuera que se duchara tranquila que el iba a estar abajo hablando del manuscrito con Marjorie. Y salió de la habitación.

Ella entro a la ducha, y se tomó su tiempo para darse una buena y relajante ducha. Pero al querer salir se dió cuenta de que no tenía toalla.

Salió de la ducha, se asomo a la habitación para cerciorarse de que estuviera sola, al ver que no estaba Ricardo, camino hasta donde estaba la toalla en ese preciso momento entro Ricardo y la vio completamente desnuda. Las gotas de agua caían sobre su cuerpo provenientes del cabello totalmente empapado de Aurora, su piel blanca deslumbró a Ricardo, era como porcelana.

- No me mires!!! - grito Aurora. Tratando de taparse con las manos.

Ricardo no podía quitarme los ojos de encima. Pensaba que era una diosa y que quería poseerla en ese mismo instante. Cómo hipnotizado dió un par de pasos hacia ella, era como una fuerza de atracción.

Cuando sintió que una almohada lo golpea volvió en sí y se dio la vuelta.

- Lo lamento, de verdad lo lamento, te juro que no vi nada Aurora - decía Ricardo mientras se daba vuelta dándole la espalda a Aurora y sonreía con picardía.

- Mentiroso!! Sal de la habitación ahora mismo. - le gritó Aurora, totalmente avergonzada.

Aurora totalmente avergonzada se envolvía en la toalla, sentía que su corazón se le iba a salir del pecho.

Luego que se arregló y bajo a cenar, no podía ver a Ricardo a la cara sin que se sonrojara.

Y este no había podido dejar de pensar en ella y en la escena. ¿Cómo iba a poder dormir ahora en el mismo cuarto? No sabía si se podría controlar.

Llegó la hora y estaban juntos y solos en la habitación. Ricardo empezó a hablar.

- Aurora por favor, no quiero que te sientas incómoda conmigo por lo que pasó. Discúlpame de verdad - le dijo con cara de vergüenza.

- Jefe, cree que no ví como me miraba, no se cómo mirarlo ahora - dijo Aurora totalmente ruborizada.

- Lo lamento, de verdad. No quiero que te sientas incómoda conmigo. Perdóname por favor - le dijo Ricardo con voz lastimera.

Aurora respiro profundo y le dijo.

- Tranquilo jefe, no se preocupe, sé que no lo hizo con mala intención. Vamos a hacer como si nunca pasó nada. - le dijo Aurora con una suave y dulce voz mientras le extendía la mano para hacer el trato.

Ricardo le toma la mano y dice

- Trato hecho. - le sonríe cálidamente.

Luego se levanta y empieza a preparar el sofá. Aurora lo ve y le dice.

- Jefe, la cama es bastante grande para los 2, si cada uno se compromete a no pasar la muralla de almohadas podemos compartirla. - dijo con una dulce voz mientras bajaba la cabeza y jugaba con sus manos.

- ¿De verdad Aurora? - le pregunto Ricardo un poco asombrado.

Ella asintió y Ricardo fue a preparar la cama, hizo una muralla con varias almohadas y se acostaron.

Sin embargo, no podían dormir. Estaban muy nerviosos. Y empezaron a platicar allí Ricardo le contó toda su historia con Isadora.

Él quería ser lo más transparente con Aurora. Si quería tener una oportunidad.

Ella le contó que había quedado huérfana a los 15 años. Sus padres murieron en un accidente. Así que la crío su tía Elizabeth, ella la adoraba, hasta que murió y se quedó sola. Aprendió a bailar con su papá para celebrar sus quince años, fiesta que nunca llegó ya que antes de la fecha ellos murieron, el amor a la lectura se lo inculco su padre, su libro favorito es 100 años de soledad. Porque era también el favorito de su padre. No todo el mundo lo entiende. Sus flores favoritas son las rosas porque le recuerdan a su mamá. Ella siempre olía a rosas. Tampoco ha dormido con un hombre nunca, porque ningún hombre le parecía el adecuado, ella también sin darse cuenta había formado una coraza a su alrededor, ya había perdido muchos seres queridos y no quería volver a sentir eso, su sueño es ser editora como su padre. Vive sola en casa de sus padres. Esa casa es un tesoro para ella.

- Aurora, gracias por contarme cosas tan íntimas. Me honras con tu confianza.

Aurora sintió y se dio la vuelta dándole la espalda a Ricardo y le dijo.

- Buenas noches, jefe.

- Buenas noches, Aurora. Descansa.

Así, se quedaron dormidos los dos soñando cada uno con el otro.