Edward Sackler El CEO Cruel Y Despiadado

Edward se dirigía a toda prisa por las calles de Seattle para poder llegar a la hora pactada por su padre, tenía que conducir por largo rato ya que la mansión Smith se ubicaba a las afueras, pensando en que debía haberle pedido a Carl su chofer que lo trajera pues se sentía demasiado cansado y agobiado con toda está situación. De camino decidió hacer una llamada a Rebecca. –Amor, vaya es un gran milagro que me llames después de todo el día estará esperando por ti. Resonó una voz llorona del otro lado del teléfono. –Rebecca nos vemos a las 8 en nuestro restaurante favorito, necesitamos hablar sobre algo. –Está bien Edward nos veremos en un rato. Edward colgó la llamada.

Por fin logró llegar a la mansión, al entrar al estacionamiento vió el auto de sus padres y sin nada de ánimos pero con el deber por delante tuvo que bajarse y tocar la puerta. Fue recibido por el ama de llaves una mujer anciana pero que todavía demostraba energía, se le veía un semblante tranquilo y cálido. –Me están esperando mis padres y los Smith. Dijo Edward sin el más mínimo interés en ser cortés.

–Adelante jovén Edward, ya lo esperan en el salón. Le respondió el ama de llaves.

Edward entró en la mansión que a su parecer era grande pero muy anticuada, ya nada lo podía impresionar de los Smith. Al entrar en el salón vió a sus padres sentados en un sillón sosteniendo una plática con otro anciano ese debe ser el mal nacido de Jeff Smith penso para sus adentros. Observó a su madre acercarse para saludarlo y a su padre echarle un vistazo a su reloj para comprobar su puntualidad como siempre lo ha hecho. –Edward hijo ven para presentarte. Susanne lo tomó del brazo después de darle un beso en la mejilla y ambos caminaron hasta estar frente a frente con aquél anciano. 

Mark se aclara un poco la garganta. –Jeff el es mi hijo Edward, hijo él es Jeff Smith abuelo de Alice. Edward con la mirada entrecerrada extiende su mano para dar un apretón de manos a Jeff. –Mucho gusto Edward. Esté no respondió y por el contrario decidió tomar asiento mostrando su desagrado por tal situación.

–Alice aún no ha llegado, tuvo un leve retraso en la oficina pero ya viene en camino. Menciona Jeff 

Edward reviró los ojos en señal de desaprobación por la falta de educación de la chica y habló. –Solo puedo darles una hora de mi tiempo ya que después tengo otro compromiso. 

Mark volteo a ver a su hijo con ojos de reproche. –Hijo estás a punto de comprometerte, creo que no tienes otro compromiso más importante que ese por ahora. 

Edward con una sonrisa sarcástica dirigió la mirada a su padre. –Padre no puedes también adueñarte de mi tiempo. Después de eso guardó total silencio por un largo rato observando con desesperación su reloj viendo el tiempo pasar y pensando que de aquella chica no había noticias. -Ojalá que también esté en desacuerdo y no se le ocurra aparecer por aquí, pensó Edward para sus adentros.

Pasados 45 min de haber llegado Edward empezaba a desesperarse y sentirse intolerante por la falta de respeto, -Por lo menos trabaja y no está sólo despilfarrando de oquis el dinero, Pensaba Edward en su cabeza. 

Aclaro su garganta para hablar. –Saldré un momento, necesito hacer una llamada, dijo Edward. –Nada es importante ahora hijo, mencionó Susanne. –No hay ningún problema, te esperamos Alice debe estar por llegar. Habló Jeff.