Mi nombre era Nicolle, era la cantante más famosa del momento, tenía la vida perfecta, hasta que... Desperté en el cuerpo de Victoria, una emperatriz hermosa y bondadosa, amada por su pueblo, pero ignorada por su esposo. En este Imperio si el emperador puede tener un harén yo también, entonces... ¿por qué no hacerlo?. Construire mi propio harén y haré pagar al emperador en nombre de la verdadera Victoria.
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Hágalo usted su majestad.
Alexander dejó un rastro de besos de mis labios hasta mi cuello, admitó que aún estoy nerviosa, pero simplemente me dejó llevar.
Sus manos también entran en acción y comienzan a acariciar mis muslos y mis caderas, el beso se fue intensificado, no lo puedo comparar con Nain y Zyan pues hasta sus besos tienen una marca distintiva, me gusta. Sus manos continuaron su recorrido hasta mis senos, dónde los apretó y dio un ligero masaje, al sentir el tacto de su mano contra mi piel sólo pude dejar suspiros ahogados entre besos.
De un momento a otro Alexander me quitó el camisón, y de nuevo no llevaba ropa interior, y es que la ropa aquí es demasiado incómoda, inclusive la ropa interior, por lo que no la usó para dormir.
Al ver mi cuerpo completamente desnudo Alexander sonrió de manera dulce, me hizó a un lado y también se puso de pie.
Alexander: Hágalo usted su majestad.
Victoria: ¿Qué?.
Me hizó señas y me indicó que le quitara la ropa, ¡Dios!, nunca había desnudado a un hombre. Al verme indecisa Alexander tomó mis manos y las guió hasta los botones de su camisa dejando expuesto su bien trabajado torso, sabía lo que venía así que aleje mis manos y cubrí mi rostro con ellas.
Victoria: P-por favor, sigue tú.
Alexander sonrió de lado y me hizó caso, cuando volví a ver él también ya estaba completamente desnudo.
Tengo que admitir que hice buenas elecciones, todos mis concubinos hasta ahora tienen un muy buen cuerpo, además de ser amables e inteligentes.
Alexander se volvió a sentar en la orilla de la cama y me guió para quedar frente a él, de un movimiento rápido hizó que quedará sentada sobre él, no lo había hecho de está manera, es nuevo pero me gusta.
Él comenzó a besar de nuevo mi cuello y lentamente fue bajando hasta mis senos, con ellos estuvo jugando con su lengua y dientes, yo sólo me dejé hacer mientras soltaba ligeros jadeos, por lo que le hacía a mis senos y porqué sentía chocar nuestras zonas íntimas.
Alexander: ¿Puedo seguir su majestad?. Preguntó algo agitado.
Victoria:... Si...
Después de unos pequeños besos más Alexander me tomó dd las caderas me levantó un poco, sólo para acomodar su "cosa" en mi entrada y sin previó avisó entró en mí, solté un gran gritó, en está posición lo sentí más profundo.
Alexander: Lo siento, ¿la lastime su majestad?.
Victoria: No... Estoy bien.
Alexander: Su...
Victoria: Sólo dime Victoria.
Alexander asintió con una sonrisa y con sus manos fue guiando mis caderas, las movía de atrás hacía adelante y en circulos, ambos lo estabamos disfrutando. Después me pidió dar saltitos, nada exagerado, y así lo hice... ¡Oh, Dios!, está posición es increíble. Permanecemos en está posición un buen rato, hasta que me cansé, y Alexander me giró para quedar recostada en la cama y él encima de mí, así continuamos hasta la madrugada, me quedé dormida, de lo contrario Alexander me seguiría torturando. Ese es el único inconveniente de los concubinos, como tienen una buena condición física, lógicamente también tienen un buen rendimiento en la cama.
Me dejó dormir sobre su pecho, mientras con sus manos me abrazaba, aunque parece más frío que los demás concubinos, Alexander también es muy dulce y gentil, me gusta, me gusta mucho.
Al día siguiente desperté porque sentí besos en mis labios y rostro, al abrir los ojos ví a Alexander que ya tenía una bata puesta, me estaba besando.
Alexander: Buen día.
Victoria: Buen día...
Alexander me siguió besando y de momento se deshizo de su bata y bueno... Lo que pasó después fue lo mismo que hicimos prácticamente toda la noche. Después de un mañanero, me ayudó a desayunar y a darme un baño, es muy lindo, él se apresuró a cambiarse y me dio privacidad para que las chicas me ayudaran con la rutina de siempre.
Alexander: ¿No te puedes quedar más tiempo?.
Victoria: Lo siento, tengo unos asuntos que tratar, pero te veré después.
Se despidió de mí con besó. Y finalmente salí de ahí, vaya que tiene un gran apetito sexual. Sacudi mis pensamientos y me fui directamente a la oficina pues tenía que empezar a organizar la fiesta de bienvenida para el segundo, que será en dos semanas. Para mi fortuna las chicas saben sobre estas cosas y me van guiando.
No sé como sea el segundo príncipe, tampoco sé como era nuestra relación, pero supongo que si el emperador me lo está pidiendo a mí tal vez sea porque nos llevemos bien.
También recordé que la próxima semana es el cumpleaños de Yerik, cumple 23 años y se ve cómo de 18, le tengo preparado algo muy lindo, sencillo pero lindo. Pero para poder llevar a cabó mi plan necesitó ir al pueblo, podría mandar a alguien, pero no lo haré, quiero hacerlo todo yo misma, pero tendré que ir en carruaje pues al parecer los concubinos se pusieron de acuerdo y todos salieron hoy, bueno está bien, supongo que puedo soportarlo. Y así empezó mi viaje, nada bueno que decir, al llegar enseguida me dirigí a la pastelería de la última vez.
Vendedor: ¡Su Majestad!, que alegría volver a verla.
Victoria: Lo mismo digo.
Vendedor: ¿Puedo ayudarla en algo su majestad?.
Victoria: Si, verá quería ordenar....
Le di unas indicaciones y el aceptó hacerlo, lo dejé pagado y le dije que vendría a recogerlo después de unos días. Todo hecho salí de ahí pero aún no quería regresar al Palacio, por lo que comencé a caminar viendo a mis alrededores y las sonrisas que todos me brindaban, llegué de nuevo a la plaza dónde me quedé sola la última vez y hoy había algo nuevo, había música, estaba un señor con un especie de "guitarra" tocando una hermosa melodía.
Que agradable, hace tanto que no escuchaba música y que no cantaba, lo cuál es triste ya que la música era mi vida, me encantaba lo que hacía, supongo que todo eso acabó por el momento, aunque no tiene porque ser así, quizás aun pueda hacerlo, tal vez...