Talia una mujer de veinticinco años, ha estado profundamente enamorada de Rafael, un compañero trabajo quien desde sus comienzos allí, ha mostrado ser su caballero de brillante armadura, su amor llego a ser tan grande que incluso era demasiado obvia al respecto, llegando a despertar la curiosidad de su mejor amiga Selene, quien también pertenecía a la misma empresa y área de trabajo. Selene, en su condición como amiga de ambos comenzó a ayudarla en su objetivo de poder conquistar al hombre y llegar a declararle su amor. Todo su amor se transformó en un completo dolor, un año después, luego de ver a su amiga Selene de la mano de Rafael, anunciando su noviazgo, dolida y despechada, acepta la invitación de unos amigos a ir a un casino, Ahora para terminar de arruinar su vida, su libertad ya no le pertenecía, luego de esa noche de copas, despertó en una habitación de un hotel marcada por un ALpha.
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Capitulo 24. Un día Especial
Salieron del lugar, Talia no sabía que había estado tanto tiempo allí, hasta el punto en que ya casi comenzaba el atardecer, subió al auto ayudada por el chofer y enseguida el hombre se puso en marcha luego de entrar al auto apresurado, en quince minutos llegaron a una boutique de ropa exclusiva, donde la excentricidad y el derroche de dinero saltaba a la vista, enseguida el personal la reconoció, aunque Talia no sabía cómo. Especialistas en moda se encargaron de mostrarle una selección de prendas que iban acorde con su maquillaje y hacían juego con los pendientes, del cual al parecer ya todos tenían conocimiento, luego de escoger el atuendo y ayudarla a acomodarlo, se colocó los pendientes y nuevamente salieron corriendo del sitio, ya estaba casi anocheciendo.
- ¿Cuántas paradas faltan? – le dice Talia al chofer
- La próxima será la última – le responde el hombre poniéndose en marcha, al cabo de veinte minutos llegaron al mismo punto de partida.
- ¿Es una broma?, estamos en el hotel – le dice Talia al chofer
- Señora debemos apresurarnos, recuerde – le dice ayudándola a salir rápidamente – por favor entre al hotel y suba a su habitación – le dice el hombre dejando a Talia justo en la puerta de entrada.
- Bien – le dice suspirando, entro al hotel, paso por el lobby, llego al ascensor y subió hasta llegar al piso de la suite matrimonial, camino por el pasillo y llego a la puerta, la cual se encontraba entre abierta, entro y vio todo el lugar decorado con rosas, velas aromáticas y pétalos de rosas, al final justo en el balcón se encontraba Maximiliano vestido de con un traje que acentuaba su complexión y el color realzaba sus encantos – Maximiliano, ¿Qué es todo esto? – le dice impresionada.
- Esto, es porque hoy es un día muy especial – le dice Maximiliano esbozando una gran sonrisa encantadora
- ¿Especial? – le dice confundida - ¿es por la Luna de Miel? – le dice tratando de adivinar
- Podría ser, pero no – le dice - ¿en serio no recuerdas que día es hoy? – le dice intrigado
- No, no tengo idea, lo siento – le dice de forma sincera
- Tranquila, yo lo recordare por ti de ahora en adelante – le dice sonriendo, luego suena el teléfono de Maximiliano, quien lo saca y atiende la llamada – sí, ya pueden comenzar – le dice a la persona al otro lado de la línea.
- Maximiliano, no estoy entendiendo - ¿se le estaba escapando algo?, toda esa incertidumbre la estaba matando.
- Pues veras – saca otra caja roja, un poco más grande que la anterior, aunque más fina – esto – abre la caja y le muestra un collar con pequeñas incrustaciones de diamantes, haciendo juego con los pendientes – es porque este día es muy especial y es el primero de muchos – saca el collar de la caja y se acerca hacia Talia para colocárselo en su cuello, después la voltea hacia la vista de la ciudad quedándose atrás de ella abrazando su cintura. Un destello de luz que subió al cielo y luego se esparció en una gran explosión de colores, uno tras otro los fuegos artificiales comenzaron a decorar el cielo nocturno, Maximiliano se acercó a su oído y le dijo – Feliz cumpleaños Talia – la mujer volteo a mirarlo, mientras él le sonreía – tu misma me lo dijiste ayer y lo olvidaste – le dice, era verdad, él le pregunto su fecha de nacimiento el día anterior - no dormí en casi toda la noche planificando esto, ¿te gusto? – le pregunta susurrando a su oído.
- Si – le dice sonriendo admirando las hermosas luces en el cielo – me encanto – le dice fascinada
- Entonces valió la pena el esfuerzo – le dice- aunque aún falta la cena y otras cosas – le dice y luego la besa.
- ¿Cómo lograste que mi familia no me felicitara recordándome mi cumpleaños? – ella siempre olvidaba esa fecha del año, siendo sus padres quienes se lo recordaban
- Es un secreto que prefiero conservar – le dice sonriendo, en realidad solo tuvo que conseguir el número de los padres de Talia y contarles de su plan.
- ¿De verdad pensabas despedir al chofer? – le dice Talia luego del beso
- Sabía que te contendrías a menos que te diera un incentivo – le dice riendo
- Eres un tramposo – le dice viendo al hombre
- Solo cuando la ocasión lo amerita – la vuelve a besar de forma más profunda y apasionada, Talia se volteó hacia él continuando con el beso y lo abrazo colgándose de su cuello.
- ¿La cena no se va a enfriar? – le dice Talia tratando de entrar en razón, aunque Maximiliano no paraba de besar su cuello. El hombre voltea a ver un momento la mesa puesta y luego continua en lo que estaba.
- Yo creo que no habrá problema - le dice tomando nuevamente los labios de Talia entre los suyos, saboreando con su lengua cada parte de ella, mientras la mujer se derretía entre sus brazos, la cargo hasta llevarla a la cama y allí se encargó de quitarle cada una de las prendas que cuidadosamente habían tardado en arreglar, mientras dejaba sus besos regados en la piel de Talia, sintiendo el roce de sus manos, el calor de sus cuerpos, su lengua pasando por donde el hombre quisiera, mientras ella acariciaba su cabello y su espalda, tan solo recibiendo todo el placer que el hombre le ofrecía, entre gemidos incontrolables llenos de sensaciones y espasmos que recorrían cada pequeña parte de ella, intensificándose cuando comenzó a sentirlo en su interior, llenando todo a su paso, provocando una necesidad de no querer separarse con cada embestida, embriagando su mente y su cuerpo con todo ese placer. Luego de hacer el amor y terminar con una cena fría en la que culminaron riendo por no haberla comido antes, fue así como Maximiliano logro crear uno de los cumpleaños más apresurados, ajetreados y lleno de sorpresas que Talia hubiera vivido y también uno de los mejores.