María, una niña que no se sentía feliz con su vida, experimentó un cambio radical al salvar a su amiguita. Su vida dio un giro inesperado, dejándola atrás para convertirse en una intrépida aventurera. En su nuevo camino, conoció a amigos que la apoyaron y enemigos que le pusieron obstáculos. Su querido maestro también jugó un papel importante en su transformación. ¿Podrá Shiner alcanzar sus metas en esta nueva vida llena de desafíos?
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batallas
El día finalmente llegó. Shiner, con un nudo en el estómago, se dirigió a la Academia de Magia junto a Ren. Yen y Kal, sus compañeros de viaje, llegarían un poco más tarde. Al entrar, el mismo hombre que le había dado la noticia de su admisión la recibió, esta vez presentándose como Abel Davies. Con una sonrisa amable, la guió hacia un pequeño recinto donde un colector la esperaba.
"Aquí tienes, jovencita," dijo el colector, entregándole un broche con el emblema de un dragón grabado en oro. "Te será útil para identificarte dentro de la Academia."
Shiner, aún aturdida por la velocidad de los acontecimientos, recibió el broche y salió del recinto. Ren, quien la esperaba afuera, le mostró un documento con un gesto de complicidad.
"Shiner, esta es tu acta de nacimiento falsa," dijo Ren, con un tono de voz tranquilo pero firme. "No puedes andar por ahí sin documentos. Así que, de ahora en adelante, te llamarás Iría Shiner Montclair. Eres hija de Mónica Beeny y Jeans Montclair, personas que ya murieron y no tienen familia. No te preocupes, nadie te buscará."
Shiner, confundida y un poco molesta, solo pudo asentir.
"Claro, maestro, pero... ¿está bien eso?" preguntó Shiner, con un tono inseguro.
"Claro que sí, Iría," respondió Ren, con una sonrisa reconfortante.
"Yo no soy Iría," replicó Shiner, con un tono de voz más firme, casi enojada.
"Eso no dice tu acta de nacimiento, Iría," replicó Ren, con un tono divertido.
"Ya!" exclamó Shiner, frustrada.
"Bueno, Iría, ya me tengo que ir," dijo Ren, con un gesto de despedida. "Cuídate."
Ren se alejó, dejando a Shiner sola en el patio de la Academia. Shiner, con una mezcla de nervios y confusión, intentó procesar toda la información que había recibido. Había entendido que le tocaba un combate con uno de los profesores que enseñaban en primer grado. No debía preocuparse, le había dicho Ren, pero la idea de enfrentarse a un mago experimentado la llenaba de inquietud.
Después de una larga espera, un joven se acercó a Shiner.
"Hola, buenos días, yo soy Kota," dijo el joven, con una sonrisa amable.
"Un gusto, yo soy Iría Shiner Montclair," respondió Shiner, con un tono cortés.
"Qué lindo nombre," comentó Kota, con un brillo en sus ojos.
"Gracias," respondió Shiner, con un leve sonrojo.
"Oye, tú vienes de parte de la familia Dragon, ¿cierto?" preguntó Kota, con un tono de curiosidad.
"Sí, ¿por qué?" respondió Shiner, con un tono de confusión.
"Es que me sorprende que alguien tan dulce como tú esté relacionada con ellos," comentó Kota, con un tono de sorpresa.
"Todos me lo dicen, pero no entiendo por qué," respondió Shiner, con un tono de frustración.
"Te cuento," dijo Kota, con un tono de explicación. "La familia Dragon es una de las familias más salvajes que existen. Cometieron un pecado y están tratando de remediarlo, bueno, solo el padre, pero ese error marcó a toda su familia."
"Desconocía eso," dijo Shiner, con un tono de comprensión. "Ya entendí."
En ese momento, otro joven se acercó a ellos. Kota se levantó de golpe y fue a recibirlo, arrastrando a Shiner con él.
"Mira, Iría, él es Zero," dijo el joven, presentando a Shiner al otro chico.
"Un gusto conocerte, Zero," dijo Shiner, con un tono educado.
"Para mí no," respondió Zero, con un tono brusco y arrogante.
"Zero, eso es muy grosero de tu parte," dijo Kota, con un tono de reproche.
"Y a mí qué," respondió Zero, con un tono desafiante.
Shiner, con una mezcla de incomodidad y curiosidad, observó la interacción entre los dos jóvenes. No podía hacer nada más que esperar a que la llamaran para su combate. Después de un rato, un hombre se acercó al grupo.
"Así irán los combates," dijo el hombre, con un tono de autoridad. "Primero Zero, luego Kota y por último Iría."
Shiner, cada vez más cansada de que la llamaran Iría, se mordió la lengua para evitar hacer algún comentario. No podía hacer nada para cambiar su nombre falso.
Al rato, sonó una campana. Kota y Shiner fueron escoltados hacia un área cercana al público para presenciar el combate. Shiner subió con Kota y se sentaron juntos en unos asientos exclusivos para los participantes.
Zero salió a la arena y se enfrentó a su contrincante, Lucio Gorgana, un mago con estadísticas altas y valorado en el Rango B. La batalla comenzó con una velocidad mínima por parte de Zero, pero Lucio atacó con mucha rapidez. Zero, confiado en su poder, se vio sorprendido por la velocidad de su oponente.
"Siempre los nobles se burlan de los más bajos," dijo Lucio, con una sonrisa cruel. "Pero no ven que sin ellos no habría nobles."
Zero, enfurecido por las palabras de su oponente, comenzó a atacar con una velocidad increíble. Nadie podía ver lo que hacía, pero Shiner, con su visión aguda, logró distinguir los golpes de Zero. Zero golpeaba a Lucio en diferentes partes del cuerpo, con una precisión asombrosa.
Después de un rato, Zero detuvo su ataque. Lucio yacía en el piso, sangrando. Zero había usado un poder único, un ataque mortal que había dejado a su oponente al borde de la muerte. Pero, en un acto de misericordia, Zero lo había revivido.
La multitud aplaudió con entusiasmo. Zero, con una expresión de satisfacción, salió de la arena. Luego, llamaron a Kota para su combate. Kota se despidió de Shiner y salió a la arena.
Shiner, con una mezcla de nervios y emoción, observó el combate de Kota. El contrincante de Kota era Lanz Vandol, un mago valorado en el nivel A. Lanz tenía una espada grande y estaba cubierto de cicatrices. Sus estadísticas eran superiores a las de Lucio, el contrincante de Zero.
La batalla comenzó con una intensidad impresionante. Kota, con su magia única, logró desviar los ataques de Lanz. Shiner, con la mirada fija en el combate, no podía creer la destreza de Kota.
Zero, quien se había sentado junto a Shiner, observó el combate con una expresión de incredulidad
La batalla de Kota comenzó con una intensidad que dejó a todos boquiabiertos. Lanz, con su espada reluciente, se abalanzó sobre Kota, pero el joven mago esquivó el ataque con una agilidad sorprendente. Los golpes de Lanz eran poderosos, pero Kota los desviaba con una facilidad que parecía desafiar las leyes de la física.
Zero, quien se había sentado junto a Shiner, observaba el combate con una expresión de incredulidad. No podía creer lo que estaba viendo. Kota, un joven que apenas había llegado a la Academia, se enfrentaba a un mago experimentado como Lanz con una destreza que superaba cualquier expectativa.
"¿Cómo hiciste trampa?" preguntó Zero, con un tono de voz acusador.
Shiner, con la cara roja de furia, se giró hacia Zero.
"Yo no hice trampa," dijo Shiner, con un tono de voz firme. "Todo lo hice con mi cabeza. ¿Qué te hace pensar que hice trampa?"
"Es obvio," respondió Zero, con una expresión de superioridad. "Lo hiciste perfecto y en poco tiempo. No hay forma de que hayas pasado el examen sin hacer trampa."
"Yo me esforcé para pasar," dijo Shiner, con un tono de voz desafiante. "Estudié y por eso pasé el examen. Y no me importa lo que pienses."
Zero se quedó en silencio, con la mirada fija en la batalla de Kota. Shiner, con un gesto de desdén, volvió a mirar el combate. No podía creer la arrogancia de Zero. Él, que había pasado el examen con un poder único que le permitía manipular la realidad, se atrevía a acusarla de trampa.
La batalla entre Kota y Lanz se intensificó. Kota, con su magia única, comenzó a contraatacar. Sus ataques eran precisos y poderosos, y Lanz se vio obligado a retroceder.
Shiner, con el corazón en la garganta, observaba el combate. No podía creer la fuerza de Kota. Él, que apenas tenía experiencia, se enfrentaba a un mago experimentado como Lanz con una valentía y una destreza que la dejaban sin aliento.
Zero, con la mirada fija en Kota, comenzó a sentir una punzada de admiración. Él, que siempre había creído en su superioridad, comenzó a dudar de sus propias habilidades. Kota, con su magia única y su determinación, le había demostrado que incluso un joven estudiante podía desafiar las expectativas.
La batalla llegó a su clímax. Kota, con un último ataque poderoso, logró derrotar a Lanz. La multitud aplaudió con entusiasmo, y Kota salió de la arena con la cabeza en alto.