Maryory Williams es una mujer de 33 años de edad periodista de profesión cuya carrera está a punto de ser destruida por defender a su antiguo amor de la secundaria y se encuentra en un momento muy importante de su vida porque debe enfrentar su mayor reto profesional, Porfirio Ruíz es un hombre de 33 años, un exfutbolista exitoso el cual está enfrentando el peor momento de su vida
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Capítulo XXIV: Amor con mano dura parte 1
Porfirio estrechaba entre sus brazos a Maryory mientras la besaba de forma muy apasionada, la sujetaba con fuerza mientras ella se sentía muy confundida debido a su reacción, deseaba alejarse, aunque era muy difícil, y no solo se debía a lo mucho que le gustaban sus besos sino también a como la hacía sentir su cercanía, cuando casi se quedaron sin aliento Porfirio dejó de besarla, sintió como ella hundía su rostro en su pecho y continuaba estrechándola con fuerza debido a que era un momento muy emotivo para ambos
-Maryory no tienes idea de lo feliz que me siento en este momento – Susurró Porfirio
Escucharon que alguien tocaba fuertemente a la puerta y se separaron porque se dieron cuenta de que se trataba de Víctor, el sobrino de 05 años de Maryory
-Tía abre la puerta – Gritaba el niño mientras tocaba la puerta
Maryory se sonrió porque adoraba a sus sobrinos y caminó en dirección a la puerta para abrirla mientras Porfirio la observaba con curiosidad porque no conocía esta faceta de Maryory y le gustó cuando ella estrechó entre sus brazos a su sobrino y era tan maternal que estaba asombrado porque Dalia jamás fue así con sus hijos
-Cariño, recuerda lo que hablamos cuando estoy trabajando - Dijo Maryory en un tono de voz muy dulce
-Tía ayúdame, la abuela quiere que duerma la siesta – Protestó el niño
El niño hizo un puchero muy adorable y Maryory lo abrazó nuevamente y lo colmó de besos, luego se les unió Jesús el niño de 04 años y entre ambos la mantenían ocupada, a Porfirio le preocupaba que fueran tan bruscos con Maryory después de todo ella estaba embarazada y luego se dio cuenta de que era muy egoísta de su parte pedirle que hiciera a un lado a sus sobrinos porque ahora que tendría sus propios hijos
-Si creen que su tía va a evitar que duerman la siesta, ambos están muy equivocados – Dijo Matilde
Matilde sonreía ante la imagen de los dos bribones buscando apoyo en Maryory para evitar la hora de la siesta, y cuando se dio cuenta de la presencia de Porfirio lo saludó e insistió en que ambos niños debían irse porque era evidente que Porfirio y Maryory debían conversar de un tema muy importante
-Vas a ser una buena madre – Aseguró Porfirio
Porfirio no podía evitar comparar a Dalia con Maryory y ambas eran tan diferentes, Maryory es una mujer muy sofisticada y coqueta, también una excelente profesional y muy orientada a la familia, Dalia, por el contrario, era muy hermosa, odiaba trabajar, le gustaba ir a fiestas y eventos, gastar como si no existiera un mañana, era demasiado egocéntrica y no le gustaba nada de lo relacionado con la familia, sin embargo, usó su embarazo para atraparlo en un matrimonio y por eso se sentía tan amargado de que Eusebio no era su hijo biológico
-Supongo que ya tengo un poco de experiencia, aunque el trabajo más difícil lo está haciendo mi mamá – Dijo Maryory sonriente
Ahora que estaba seguro de que eran sus hijos, quería ser parte de su vida de forma muy activa y sabía que debía llegar a algún tipo de acuerdo con Maryory porque no estaba dispuesto a hacerse a un lado y dejarla enfrentar toda esta situación sola, el problema es que toda la amargura que sentía en su interior era algo difícil de controlar
-Maryory voy a asumir mi responsabilidad, así tú no lo quieras – Dijo Porfirio con hostilidad
Maryory resopló con frustración, frunció el ceño y negó con la cabeza porque odiaba lo que Dalia le había hecho a Porfirio debido a que convirtió a un hombre amable y gentil en un ser hosco, hostil, lleno de mucha rabia, apatía y desamor, y aunque lo amaba no era su culpa lo que hizo esa mujer y tanto ella como sus hijos no tenían por qué sufrir las consecuencias, así que no permitiría que Porfirio la convirtiera en una felpuda
-Porfirio no tienes por qué hablarme de esa manera, ya que estoy dispuesta a que lleguemos a un acuerdo para la crianza de nuestros hijos - Dijo Maryory con frialdad
Porfirio se sorprendió al escucharla hablar de esa manera tan fría porque estaba acostumbrado a su actitud amable y desinteresada con él, comenzó a enojarse, sin embargo, luego recordó que se estaba comportando como un idiota con Maryory y se merecía que lo tratara de esa manera
-Te recuerdo que si lo deseo puedo hacer de tu vida un infierno, así que no me vuelvas a tratar de esa manera – Lo señaló con mucho enojo
Maryory jamás haría que Porfirio enfrentara una situación tan difícil, debido a que estaba en desacuerdo con la forma en la cual eran tratados los hombres en los tribunales, porque si bien existen muchos padres irresponsables y merecían sanciones muy duras por parte de las autoridades, los que luchaban por sus hijos recibían el mismo trato también y no le parecía justo.
-Lo siento mucho Maryory es que realmente estoy preocupado de que me hagas a un lado – Admitió Porfirio
Maryory observó su expresión avergonzada y se conmovió porque no deseaba reprenderlo más, después de todo Porfirio necesitaba un poco de amor con mano dura y aunque ella no tenía ninguna expectativa de que la relación entre ambos fuera más allá de ser amigos y padres de dos niños debía establecer desde ese momento como sería la situación entre ambos.
-No lo voy a hacer, aunque eso va a depender de tu actitud – Dijo Maryory con un tono de voz muy amable
Porfirio sintió alivio porque notó su cambio de actitud, se sentía ansioso y quería ser más activo durante su embarazo, después de todo Dalia le negó esa oportunidad, además estaba tan ocupado debido a su carrera, ahora que era entrenador de la selección nacional, tenía más tiempo y esperaba que Maryory si se lo permitiera
-¿Te gustaría que nos mudáramos juntos? – Preguntó Porfirio
Maryory negó con la cabeza porque la única razón por la cual le proponía eso era debido al embarazo y ella quería algo más, si alguna vez eso ocurría era porque deseaba que se convirtiera en su compañera de vida, no como la madre de sus hijos, para Maryory se trataba de una situación de todo o nada
-No – Respondió Maryory con frialdad
Porfirio se sintió un poco decepcionado porque quería tenerla cerca y cuidar de ella y no le importaba si no estaba enamorado de Maryory, incluso si ella le decía que se casaran, estaría dispuesto porque su cercanía lo hacía sentir en paz y apreciado, y eso siempre le causó curiosidad.
-Es que quiero estar pendiente de ti y cuidar de los bebés - Admitió Porfirio
Maryory lo observó con amabilidad y se dio cuenta de que había tomado la decisión correcta para ella y sus hijos, incluso para Porfirio, era un hombre muy amable, el problema es que estaba roto y no sentía que ella era la indicada para curar sus heridas.
-Vivimos en el mismo edificio y si necesito algo te escribo, no te preocupes porque te mantendré informado en todo momento, además de que puedes ir a las citas con el obstetra - Dijo Maryory
Maryory era buena para realizar planificaciones, así que ambos conversaron sobre lo que harían durante los próximos meses a medida que avanzaba el embarazo.
-Maryory espero que no te importe, pero me gustaría que mi identidad como el padre de tus hijos se mantenga de forma discreta – Dijo Porfirio con preocupación
Maryory estuvo de acuerdo debido a que la madre de Porfirio siempre la trató con desdén y no deseaba enfrentarse a esta mujer en este momento, además Porfirio había sido demandado ante el tribunal de menores tanto por sus padres como por los padres de Dalia para obtener la custodia de Eusebio y Federico y ahora incluso sus hermanos mayores se unieron con sus padres para presionarlo.
-No te preocupes Porfirio, porque no quiero más presiones en este momento - Dijo Maryory
-Te prometo que es mientras se resuelve el caso de custodia de mis hijos – Aseguró Porfirio
Porfirio observaba a Maryory y aunque era algo muy intrusivo porque se trataba de su cuerpo, acarició su vientre con mucho afecto y se dio cuenta de que se sentía muy bien hacerlo
-¿Te gustaría hablarles? – Preguntó Maryory
-¿Puedo hacerlo? – Preguntó Porfirio con asombro
-Si puedes hacerlo – Respondió Maryory
Porfirio sonrió porque a partir de ese momento se convirtió en un hábito para él hablar con sus hijos y lo que más le gustaba era que Maryory se lo permitía y no se enojaba por eso